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Covid-19, desnutrición y ahora ETA golpean a poblaciones vulnerables

Los estragos de la depresión tropical ETA no es la única preocupación de los habitantes de Izabal, Zacapa y El Progreso, tres de los nueve departamentos que desde el pasado 5 de noviembre se encuentran en Estado de Calamidad por las inundaciones y los deslaves que ocasionó el fenómeno atmosférico. La pandemia del covid-19 y la desnutrición aguda se añaden a la complicada realidad que viven los pobladores.

La depresión tropical ETA se ensaña con poblaciones que ya estaban afectadas por el covid-19 y la desnutrición aguda infantil. (Foto Prensa Libre: AFP)

La depresión tropical ETA se ensaña con poblaciones que ya estaban afectadas por el covid-19 y la desnutrición aguda infantil. (Foto Prensa Libre: AFP)

La Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred) reporta que más de 4 mil personas de estos tres departamentos fueron trasladadas a albergues, porque las viviendas son inhabitables, el agua arrasó con las cosechas y lo que estaba a su paso. Las pérdidas aún no pueden cuantificarse.

Izabal es uno de los departamentos en los que el daño es mayor. Hay 87 mil 799 afectados, y se lamenta la muerte de 13 personas y otras siete están desaparecidas. Los zacapanecos también fueron alcanzados por el asolamiento que trajo la depresión tropical, los afectados en el territorio ascienden a 24 mil 490, y en El Progreso son 21 mil 66, de acuerdo con el último registro de la Conred.

Tras días intensos de lluvia y viento, el impacto de ETA se ensañó con una población ya golpeadas por el coronavirus, pues la incidencia acumulada de casos de covid-19 por cada 100 mil habitantes es de las más altas en dichos departamentos. El tablero del Ministerio de Salud señala que en El Progreso es de 1 mil 21.9, es uno de los números más altos del país solo por detrás de Guatemala y Sacatepéquez, en donde la cifra llega a 1 mil 585.5 y 1 mil 214.5, respectivamente.

Mientras que en Izabal es de 972.5, y en Zacapa de 602.1, incidencia que está por arriba de la reportada en otros departamentos.

Esto representa un riesgo para la población que ahora está en los albergues, pues el hacinamiento puede llevar al aumento de contagio del covid-19, pero también de enfermedades respiratorias, controlar la pandemia en este escenario se complica.

A la problemática que enfrentan estos tres departamentos también se suma que su población infantil es seriamente impactada por la desnutrición aguda. El Sistema de Información Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional (Siinsan) da cuenta que los casos aumentaron en las últimas semanas.

Hasta el 24 de octubre las áreas de salud registran en el país a 24 mil 202 niños menores de cinco años afectados principalmente por deficiencias en la alimentación. Es un aumento del 72% de casos comparado con el mismo período del año pasado cuando eran 14 mil 69.

Zacapa tiene una de las tasas más altas de desnutrición aguda, esta asciende a 169.3 por cada 10 mil habitantes. En el departamento hay 520 niños con el padecimiento.

La tasa en El Progreso es de 125.6, mientras que 274 casos menores de cinco años están desnutridos. En el caso de Izabal la tasa es de 119.1 por cada 10 mil habitantes, y se reportan 809 casos.

En el reporte del Siinsan se alerta que estos tres departamentos se ubican en la lista de los que mayor riesgo tienen de registrar casos de niños con desnutrición aguda.

Panorama incierto

Iván Aguilar, jefe del Programa Humanitario de Oxfam Guatemala, menciona que la magnitud del impacto de la depresión tropical ETA complicará la situación alimentaria que ya era precaria en la zona devastada, tanto por la destrucción de la infraestructura comunitaria, como por la pérdida de cultivos, pues buena parte de la población se dedica a la agricultura de subsistencia.

“La evaluación rápida que efectuamos indica que se perdió en promedio 75 por ciento de la producción de maíz y de frijol en las 120 comunidades que hemos evaluados en Izabal, Alta Verapaz, Petén y Huehuetenango”, agrega. Los últimos tres departamentos a los que Aguilar se refiere también fueron dañados por las fuertes lluvias.

Las estimaciones preliminares del Ministerio de Agricultura Ganadería y Alimentación (Maga) indican que al menos 25 mil familias perdieron sus cosechas, cifra que crecerá cuando se pueda hacer una evaluación más precisa del terreno.

La desnutrición aguda y crónica -esta última afecta a uno de cada dos infantes en el país- es un reflejo de las condiciones de pobreza de las comunidades. En Izabal, por ejemplo, los niveles de pobreza alcanzan el 59.9 por ciento y la pobreza extrema es del 35.2 por ciento.

Pero hay otros departamentos donde la cifra es más cruda, en Alta Verapaz el 83.1 por ciento de la población está en pobreza, y el 53.6 por ciento en condición extrema, según la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida del 2014. Acá los niños con problemas de desnutrición aguda son 2 mil 153, y la Conred señala que hay 88 mil afectados por las lluvias de los últimos días, más de 7 mil están en albergues, entre los desaparecidos se reporta 88 personas desaparecidos, y ocho fallecidos. En esta población la depresión tropical trajo un desastre mayor al que ya se vivía.

“La magnitud de los daños que ha ocasionado ETA hará que estos indicadores se incrementen, ya la CEPAL advertía de un aumento de la pobreza en el país por el efecto del covid-19. Lamentablemente a Guatemala y a otros países de Centroamérica (Honduras y Nicaragua) les llueve sobre mojado: impacto del covid-19, y ahora la devastación ocasionada por ETA”, agrega Aguilar.

Riesgo de contagio

Que las poblaciones afectadas tengan que estar por tiempo indefinido en los albergues o en comunidades incomunicadas, como consecuencia de las inundaciones y derrumbes, complica el cumplir con las medidas de prevención para el contagio del covid-19, como el distanciamiento social, el uso de mascarillas y el lavado constante de mano.

Si antes del paso de ETA era difícil para poblaciones de escasos recursos seguir medidas de higiene por la escasez de agua o comprar una mascarilla cuando era más urgente comer, con la crisis que provoca la depresión tropical seguir los protocolos “no está en la primera lista de sus múltiples urgencias por solventar”, dice Aguilar.

Sin embargo, Julia Barrera, vocera del Ministerio de Salud, para evaluar el estado de salud de las personas y realizar la vigilancia epidemiológica por la pandemia, el personal de las Áreas de Salud se moviliza para hacer visitas de evaluación y monitoreo en los albergues habilitados.

Agrega que la cartera compartió con la Secretaria Ejecutiva de la Conred los lineamientos en albergue en contexto de covid-19 para que los protocolos de bioseguridad se apliquen y los administradores de cada refugio velen para que se implementen y evitar contagios.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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