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¿Cuál es el estado socioemocional de los estudiantes tras 19 meses de la pandemia?

Inestabilidad emocional, ansiedad y apatía, los efectos socioemocionales que la pandemia ha tenido en la población estudiantil en el país.

La suspensión de clases presenciales y  la crisis desencadenada por la pandemia afectó el estado emocional de los estudiantes. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

La suspensión de clases presenciales y la crisis desencadenada por la pandemia afectó el estado emocional de los estudiantes. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

Estos 19 meses de pandemia han tenido un serio impacto en la salud emocional de los estudiantes. Les afectó no socializar con sus compañeros y maestros, debido a la suspensión de clases presenciales, pero también abonó la incertidumbre, el estrés, el miedo a la enfermedad y, para algunos, lidiar con el luto.

Un estudio desarrollado por el Centro de Investigaciones Educativas de la Universidad del Valle de Guatemala (UVG) evidenció que cerca del 50 por ciento de los de escolares tenía niveles altos de inestabilidad emocional, con evidentes cambios de humor, tendencia a la tristeza, ansiedad e irritabilidad. Solo un 17 por ciento mostraba un nivel bajo en la variación del estado de ánimo.

Los investigadores identificaron dicha tendencia al analizar evaluaciones en línea realizadas a estudiantes de distintos centros educativos privados. Los resultados reflejan la condición de más de 200 adolescentes de tercero básico, a quienes les hicieron una prueba de personalidad.

Ellos también se sometieron a un test de competencias sociales que permitió identificar que el 38 por ciento tenía niveles altos de ansiedad, y se mostraban temerosos a las relacionales sociales, tímidos, con vergüenza y sentimientos de culpa, cohibidos al defender sus derechos y preferían evitar las dificultades por miedo a fracasar. En tanto que el 62 por ciento de los adolescentes estaba en el promedio y un nivel bajo para encajar en esta condición emocional.

Mientras que el 45 por ciento de los estudiantes tenía un nivel alto de apatía, manifestaban conductas asociales, sin interés de integrarse a grupos, preferencia por trabajar solos, aislados, retraídos e indiferentes.

El grupo estudiado, según Jorge Andrés Gálvez Sobral, director del Centro de Investigaciones Educativas de la UVG, no es grande, pero muestra una tendencia de la situación emocional de la población estudiantil guatemalteca en el contexto de la pandemia, que los ha mantenido en el confinamiento y bajo restricciones y medidas sanitarias para evitar el contagio del covid-19.

Para respaldar estos resultados el equipo consultó con expertos activos en el área educativa, los cuales señalaron que los hallazgos de la investigación coinciden con lo observado en el día a día escolar durante estos meses, en los que la pantalla de una computadora o un dispositivo móvil fue el canal de comunicación entre estudiantes y maestros. Además, los padres de familia también coincidieron en los constantes cambios en el estado de ánimo de sus hijos.

“Lo que se evidencia en investigaciones como esta, es lo que a diario estamos atendiendo en el consultorio”, menciona la doctora Sandra Luna Sánchez, presidente de la Sociedad Interamericana de Psicología.

El simple hecho de que los niños y adolescentes hayan cambiado la modalidad de estudio afectó su vida, y la inestabilidad emocional y la apatía que presentan son signos de alarma, que si no se atienden a tiempo pueden detonar en un trastorno mental, agrega.

Impacto académico

De acuerdo con Ana Aidé Cruz, jefa de investigación del Centro de Investigaciones Educativas, los adolescentes están en una etapa de aprender a manejar sus emociones, y si no logran controlar los cambios de humor, la ansiedad y la apatía esto puede afectar su rendimiento académico.

Por otro lado, Gálvez Sobral señala que no atender el impacto emocional que provoca la pandemia en los estudiantes puede limitar el desarrollo de habilidades blandas- capacidad sociales, de trabajar en equipo, de ser proactivo, de relacionarse con los demás-, que son de alta demandas en el campo laboral.

“Se habla mucho del emprendimiento, de la innovación, pero nadie puede emprender e innovar aislado, todos somos un sistema y vivimos dentro de uno, y como parte de este necesitamos podernos relacionarnos. Lo que estamos viendo con estos indicadores es gente que está optando por alejarse de los demás, eso es preocupante”, dice Gálvez Sobral.

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De acuerdo con Lissamaria Rossell, coordina el área de orientación vocacional del centro, la investigación es un punto de partida para profundizar y alertar sobre los efectos emocionales de la pandemia en la población estudiantil, sin importar el nivel que cursen y el sector educativo, los establecimientos deben estar prestos a cualquier señal de alarma en la salud emocional de los niños y de los adolescentes.

Los resultados evidencian la condición en que los estudiantes han enfrentado dos ciclos escolares atípicos, por esa razón, Gálvez Sobral indica que para el próximo año los colegios deberían estar preparados para realizar pruebas específicas a sus alumnos en los primeros días de clases para tomar acciones oportunas y atenderlos.

¿Todo comienza en casa?

María Lorraine Reichenbach, psicóloga y presidenta de la Asociación de Colegios Privados, indica que los padres de familia son los encargados de proveer esa estabilidad emocional a los niños, sin embargo, la pandemia también afectó a los adultos, que pueden presentar cuadros de depresión, ansiedad, derivado del confinamiento, de la crisis económica, del miedo a enfermar.

“Somos una sociedad en la que no se enseña a manejar las emociones. Ahora la casa se volvió nuestro lugar de trabajo, nuestro espacio para socializar, para todo. Eso crea una disonancia en nuestro cerebro porque todo está mezclado, se mezcla con la familia, con el trabajo, con los estudios. El adulto está inestable y le traslada esa inestabilidad a sus hijos”, dice la psicóloga.

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Qué los niños y adolescentes vuelvan a clases presenciales, es una salida que plantea Reichenbach para el próximo año, para que tengan ese espacio de socialización, y que abona al desarrollo y formación de la personalidad.

Mientras que Luna Sánchez recomienda a los padres estar atentos ante señales mínimas que pueden evidenciar problemas emocionales en sus hijos: mostrarse retraído, irritado, dormir mucho o poco, comer en exceso o en menor cantidad.

Aconseja cuidar la salud mental de los niños, de su dieta, que beban suficiente agua, llevarlos a espacios en donde puedan jugar al aire libre, y ahora que terminará el ciclo escolar, mantenerlos alejados de las pantallas.

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