Pero para que llegue el fin de la pandemia del covid-19 las autoridades sanitarias de Guatemala están a la espera de lo que establezca la Organización Mundial de la Salud (OMS), que el 27 de enero pasado señaló que sigue considerando la enfermedad como una emergencia global.
El estatus se mantiene por el impacto que el virus aún puede tener en los sistemas de salud, la aparición de nuevas variantes, como también los bajos niveles de vacunación que persisten en ciertos países, que en el caso de Guatemala solo la mitad de la población tiene las dos dosis, cuando este sábado 25 de febrero se cumplen dos años de que se inoculó a la primera guatemalteca.
De acuerdo con Gobern, en el país aún no se tiene una estacionalidad marcada del covid-19 y se continúa con el análisis del comportamiento de la enfermedad. Tomando en cuenta que pueden surgir nuevas variantes por las mutaciones naturales del virus, la incertidumbre del fin de la pandemia persiste.
Es evidente que del mundo va hacia dar por terminada la emergencia sanitaria. Estados Unidos, por ejemplo, planea poner fin a la emergencia nacional el próximo 11 de mayo, como anunció el presidente Joe Biden.
Sin embargo, a criterio de Gobern es importante tener “precaución” y “más conocimiento” sobre la evolución del covid-19, de lo contrario “puede ser que nos adelantemos a algo, los países bajen la guardia y el virus mute de nuevo de una manera agresiva”.
Es por ello que considera necesario continuar con la vigilancia genómica y secuenciación del virus. A través de ese trabajo se sabe que las variantes de ómicron son las que prevalecen en el territorio guatemalteco.
“Ya cuando la OMS haga la declaratoria nosotros vamos a continuar con las actividades de vigilancia normal. Posiblemente haya derogatoria de algunos acuerdos ministeriales que todavía rigen, como el semáforo, la mascarilla, aunque consideramos que sí es importante que su uso quede en lugares cerrados, en hospitales, en servicios de salud”, dice la entrevistada.
Menos casos
Al viernes recién pasado los casos activos de covid-19 en el país eran mil 236, una de las cifras más bajas desde que se detectó el primer infectado, el 13 de marzo del 2020.
“Tenemos que tener en cuenta que la inmunidad de la población pudo haber sido porque adquirió la enfermedad o porque ha tenido contacto con la vacuna, la combinación de estos factores hace que la transmisión sea baja”, señala la epidemióloga.
La vacuna también ayuda a que la enfermedad no evolucione a un cuadro grave, evita la hospitalización y la muerte. De esa cuenta, Gobern insiste en que la población complete el esquema, dos dosis como mínimo y hasta cuatro para los grupos priorizados.
“Lo más seguro es que al final de la declaratoria de emergencia de importancia internacional de la OMS ya nos quedemos con un esquema de vacunación de una o dos dosis anuales, eso aún no se tiene definido, pero posiblemente sea como estamos con la influenza, de una dosis al año en los grupos vulnerables”, finaliza.