Comunitario

Ganaron batalla contra el cáncer

El 15 de febrero se conmemora el Día Internacional del Cáncer Infantil. En ese marco, niños que han sobrevivido después de haber sido atendidos y recibido medicamentos gratuitos en la Fundación Ayúdame a Vivir (Ayuvi)  dan su testimonio en esta serie de entrevistas, entre las cuales se rompen mitos o creencias respecto de algunas  enfermedades.

Según Mauricio Castellanos, hemato-oncólogo de Ayuvi, antes del  2000 no había una institución que tratara el padecimiento y menos del 20  por ciento de los niños con cáncer estaban vivos a los 2 años de edad.

Después de un estudio en el país surgió Ayuvi, que atiende el 45 por ciento de casos de infantes con cáncer, que equivale a 400 al año.

La fundación les brinda en forma gratuita  medicamentos y  acompañamiento. Para el sostenimiento de la organización reciben fondos estatales, donación privadas y de la comunidad, por medio de una rifa masiva.  

Los pacientes se trasladan a vivir junto a sus padres a las instalaciones de Ayuvi, donde también son alimentados en forma adecuada para que resistan los tratamientos.

Ángel Rafael  Pérez y Diego Luna  padecieron  cáncer cuando tenían 9 y 12 años, y a Julio David Valle se le diagnosticó hace seis meses.  
Después de haberse sometido al tratamiento médico superaron la enfermedad y ahora son jóvenes  ejemplares de la sociedad. Valle está en recuperación.

Tipos de cáncer

Según Castellanos, el cáncer se puede presentar en cualquier parte del cuerpo. Los más frecuentes en Guatemala son leucemia —en la sangre—, linfoma —en los ganglios— y retinoblastoma —en los ojos—.

La diferencia entre detectar un cáncer a tiempo o avanzado es la posibilidad de curarse. El 28 por ciento de pacientes de Ayuvi llegan tarde. Eso quiere decir que pasaron por múltiples exámenes médicos antes de ser referidos con los especialistas de la Fundación.

SOBREVIVIENTE

Ángel Rafael  Pérez

Fue demasiado impactante conocer la noticia de que tenía un tumor en la parte derecha de mi cuerpo. Todo  comenzó a los 15 años y fue un proceso de tres a cuatro años. Después de haber recibido la noticia intenté concentrar mi tiempo en cosas productivas, para aprovechar las oportunidades. Mis padres, mis hermanos y muchos de mis compañeros me brindaron su apoyo.

Aunque no sabía de mi enfermedad, yo me había iniciado en la música un año antes de entrar a las quimioterapias. Era muy complicado, pero esta práctica me ayudó a superar todo lo que pasé.

Yo no tenía pelo, no tenía cejas, no tenía nada, pero valía la pena el esfuerzo. Ahora soy profesor de orquestas compuestas en Guatemala.

ESPERANZA

Diego Luna
 

Cuando  tenía 9 años se me diagnosticó cáncer. Estaba estudiando tercer año de primaria. El tipo de enfermedad fue linfoma de células grandes tipo B. Es un tipo de glóbulos blancos que producen anticuerpos. El tratamiento que se me asignó era más drástico, tardó poco más de un año.

Las quimioterapias eran muy agresivas. Como todo niño, me gustaba salir a jugar con mis amigos y familia, pero cuando el cáncer llegó, todos tuvimos miedo porque no sabíamos que la enfermedad tenía   cura. Nuestras vidas cambiaron. Al principio fue miedo. De cinco miembros de la familia, todos pensamos que después serían cuatro. Al llegar a la unidad médica el miedo se convirtió en esperanza cuando nos dijeron que se podía curar. 

RECUPERADO

Julio David Valle

La enfermedad se detectó cuando fuimos donde el dentista por la extracción de una muela, pero después no paró el sangrado, por lo que fuimos referidos a un hospital privado. Sin embargo, estando en ese lugar le hicieron muestras del líquido de médula ósea, lo que mostró que mi hijo tenía leucemia mieloide.

Después de un tratamiento muy efectivo de seis meses, actualmente estamos en el proceso de tratamiento en casa, y cada 20 días acudimos a la Fundación, por un tiempo aún no definido.

Los medicamentos han quedado atrás, ahora solo cuidamos su alimentación. Lo más difícil fue cuando permaneció internado, afirmó Brenda Quevedo, madre de Julio David Valle, de 12 años.

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