El comercio se ha resentido grandemente. El transporte de carga no puede utilizar varias de las rutas alternas porque no están diseñadas para tal fin, lo que se ha traducido en un aumento de costos por el traslado de la mercadería.
La incógnita de qué pasó en el lugar ha despertado temores en otras áreas. Habitantes de colonias cercanas al kilómetro 15 y otros en Ciudad San Cristóbal, zona 8 de Mixco, han reportado retumbos lo que los hace temer que en cualquier momento ocurra una emergencia similar a la de Villa Nueva.
Esto no es la primera vez que ocurre ¿Pero acaso no se pueden identificar estas anomalías en el subsuelo para no llegar al colapso?
En el mundo existe suficiente tecnología para detectar cavernas, como las que provocaron el hundimiento en la carretera al sur, aseguran los ingenieros Haroldo Dardón y Mauricio Velásquez, especialistas en ingeniería de mantenimiento, forense y de análisis de riesgo.
En una conversación con Prensa Libre, ambos profesionales que cuentan con una vasta experiencia en este campo, coinciden en que, un trabajo de prevención con las herramientas adecuadas en un tiempo tan corto como un año antes pudo haber identificado las cavernas y con ello prevenir que el subsuelo y el suelo se socavaran.
Tecnología
Por lo ocurrido en Villa Nueva pareciera que nunca se hizo ese trabajo de previsión, y el hecho de que vecinos reporten retumbos en diversas áreas de la metrópoli sin que obtengan una explicación lo confirma.
Se desconoce si existe planos de la ubicación exacta de la red de colectores. La municipalidad de Mixco dijo que cuentan con algunos que se han elaborado en esta administración ya que la anterior “no dejó nada al respecto”.
La de Villa Nueva dijo que cuentan con “muy poca” información en el tema de colectores, mientras que la de la capital no respondió.
Dardón, quien es máster en Ingeniería de Mantenimiento, explicó que al menos existen dos sistemas que ayudan a determinar con precisión la existencia de cavernas.
En primer lugar, la tomografía eléctrica que utiliza electrodos para determinar, a través una corriente de electricidad, el nivel de resistencia de los suelos, esta puede explorar a cualquier profundidad y detectar cavernas, socavones y mantos freáticos.
También existe el georradar de penetración terrestre y localizador de frecuencia. Mediante esta tecnología se escanean los suelos horizontal y verticalmente, con el sonido de alta frecuencia que emite se detectan bloqueos, tuberías y áreas donde hay vacíos. A mayor frecuencia del sonido menor profundidad y viceversa.
Este georradar tienen la capacidad de hacer el escaneo a cinco kilómetros por hora. Si el área de trabajo mide 1.80 metros, quiere decir que en una hora pueda revisar nueve mil metros de carretera.
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Sin embargo, no solo se trata de tener los equipos, sino de verificar que tengan los comprobantes de calibración válidos y que el personal que lo maniobre esté certificado en la técnica. Estas tecnologías son estadounidenses y si se combinan la certeza de los resultados puede alcanzar el 95%, dijo Dardón.
Reaccionan, no previenen
Los ingenieros coincidieron en que las instituciones en Guatemala no previenen siniestros, sino responden a estos cuando ya han ocurrido y señalan que el nivel de caos y problema que se genera tras un fenómeno natural no tiene que ver con la magnitud de este, sino con la falta de capacidades para administrarlo.
En el caso de la infraestructura, dicha administración empieza desde mucho antes de que la amenaza afecte a un territorio, con la elaboración de análisis de riesgos para saber qué amenazas enfrenta un proyecto y cómo deben prepararse las instituciones para responder pronto.
Dardón explicó que los momentos para administrar una amenaza a un proyecto de infraestructura se dividen en al menos cuatro. El primero que es cuando una obra está recién estrenada y cuando ya se han hecho todos los análisis de riesgos; el segundo, el mantenimiento predictivo no invasivo, cuando se fortalecen las capacidades para que, con un presupuesto no tan alto se pueda reaccionar.
La siguiente etapa es el mantenimiento preventivo programado, cuando en una obra se empieza a manifestar el desgaste, pero ya se tienen previstos los trabajos a realizar.
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Si no se hace ningún trabajo de prevención hasta acá, inevitablemente el proyecto caerá en una cuarta fase que es el fallo de la infraestructura y donde el manejo de la amenaza se sale de control.
El ingeniero indicó que, entre más avancen las fases sin ser atendidas se requerirán más recursos. Así es como al llegar a la cuarta etapa se necesitarán inversiones fuertes que no hubieran sido necesarias si se hubieran puesto en práctica las fases anteriores.
Con el agujero del kilómetro 15, subrayó Dardón, “dicen que están haciendo un análisis de riesgos —hasta la semana pasada—, pero la verdad es que ya están en la etapa donde perdieron el control y ya es muy tarde”. La idea de la gestión de riesgos es administrar los recursos de tal manera que nunca se llegue a la fase cuatro, agregó.
Además, expuso que en el país tampoco existe el llamado “mantenimiento de transferencias”, que se da cuando hay un cambio de administración gubernamental o local y se transfiera a las siguientes autoridades todas las bitácoras y conocimientos de riesgos que enfrenta la infraestructura. En el país, con cada cambio de gobierno se empiece desde cero, lo cual alimenta las crisis.
Lo que suele ocurrir en Guatemala es que los primeros avisos de una amenaza nadie les pone interés, luego van creciendo y cuando empiezan a manifestarse problemas van a poner “parches” y a hacer “chapuces”, cada vez con menos tiempo de distancia, hasta que la obra colapsa, enfatizó Dardón.
En redes sociales de algunas instituciones gubernamentales se han visto fotografías que muestran que han utilizado la tecnología descrita; es decir, pareciera que las autoridades conocían de su existencia.
El problema es que “no fueron aprovechadas dentro de una gestión de mantenimiento predictivo-correctivo y en su lugar la están utilizando posterior a la falla, dentro del dominio correctivo, el que causa daños irreversibles y requiere grandes inversiones”, cuestionó el profesional.
Velásquez comparó el manejo de estas crisis con el mantenimiento de un vehículo. “Cuando le oye un ruido usted trata de llevarlo con el mecánico para que lo revise, si no, lo va a dejar tirado se le va a arruinar más y la reparación, que tal vez le saldría barata, después saldrá carísima”, ejemplificó.
¿Hay dolo?
Dardón teme que exista una intención de permitir que las crisis lleguen al caos porque de esa forma se abren las puertas para gastar recursos sin mayor control, por ejemplo, a través de un estado de Calamidad.
Sin un plan de riesgos, hay daños. Sin mantenimiento: fallas. Y si no hay soluciones a estas hay corrupción, porque con el colapso los gastos se disparan porque no estaban considerados ¿Y qué genera esto? Disfuncionalidad, “chapuces”, interrupción de las actividades, pérdidas económicas, politiquería, alteración del presupuesto, estados de calamidad y endeudamientos, señaló.
Lamentó que funcionarios del Gobierno, diputados y alcaldes figuren solo en la cuarta etapa de un siniestro, cuando este ya ha ocurrido, pero nunca cuando hay que hablar de prevención y mitigación. “A eso se le llama tercer mundo”, dijo.
En ese sentido, expuso que “es imperativo no continuar alimentando la crisis”, ya que las carreteras han dejado de ser un medio de comunicación y una oportunidad para la economía y se han convertido en amenazas para la vida.
“Las carreteras en Guatemala dejaron de ser confiables, debido a los baches, hundimientos, basura, maleza, incendios y falta de señalización son factores comunes. Eso las convierte en una ruleta rusa”, subrayó. “Y todos podemos sufrir esa siniestralidad, usted, yo o nuestros seres queridos”.
Posturas
Prensa Libre consultó a varias instituciones si cuentan con planes de manejo de riesgos.
La comuna de Mixco explicó a través de su vocero Mynor Espinoza que para diagnosticar un problema hay un plan de monitoreo “basado en el método de observación” y que cuentan con el criterio de profesionales colegiados, ingenieros, arquitectos, o del alcalde Neto Bran. Añadió que mantienen un plan de emergencia y cuando necesitan tecnología “nos avocamos a la institución que la posea”.
La Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred) nos refirió a las Normas para la Reducción de Desastres publicadas en su sitio en internet donde hay una serie de especificaciones sobre seguridad estructural para infraestructura, aunque no respondió si cuentan con proyectos para diagnosticar problemas en carreteras o calles.
La Municipalidad de Guatemala explicó que mantienen un programa de revisión “permanente” de los colectores, drenajes y tuberías para evitar que las fugas afecten calles y avenidas. Dijo que junto con la Conred hacen monitoreos de áreas identificadas como riesgosas y que lo mismo hacen con los puentes.
La comuna de Villa Nueva explicó que cuentan con cámaras en la Dirección de Agua y Saneamiento para monitorear y que en los últimos dos años han hecho cambios de tubería de asbesto que tiene 20 años de antigüedad.
El Ministerio de Comunicaciones y la comuna de Villa Nueva no respondieron a las consultas.
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