Investigación especial
Expuso que en los procesos judiciales, para demostrar que hubo misoginia, es necesario un peritaje de género que describa el contexto de las relaciones desiguales de poder en las que se realizó el hecho y el nivel de intencionalidad que hubo en cometerlo.
Recordó que un caso que sucedió en el ámbito privado —relaciones familiares o grupo primario—, que se encuentra en fase de acusación ejemplifica bien esta actitud, y es el de un hombre que mató a su esposa, pero para hacerlo primero la atacó en el rostro, luego le destrozó partes de su cuerpo, la degolló y enterró en un predio. Después publicó en Facebook que estaba desaparecida.
“La agredió con extrema violencia. ¿Por qué la cara? ¿Por qué las partes que la identifican como mujer? Esto es una expresión de misoginia, porque es la anulación completa de su identidad, física y social. La cara es una de las características más especiales que tiene socialmente el ser humano”, aseveró.
Recientemente, Carolina Escobar Sarti, escribió en Prensa Libre sobre el caso de Brenda, una mujer agredida en un centro comercial por un desconocido.
“El agresor tampoco tiene relación con alguien más de su familia, como se pudo determinar después. Su objetivo era localizar a cualquier mujer para agredirla hasta, quizás, matarla. Además, ya tiene antecedentes de violencia contra la mujer”, relató.
González comentó que el caso de Brenda evidencia cuando una mujer puede ser atacada por su género, por ser mujer, sin conocer al agresor.
Norma Cruz, de la Fundación Sobrevivientes, resaltó que la misoginia se puede ver en su máxima expresión en los casos de femicidio. Agregó que la organización asiste en varios casos de mujeres que han sido golpeadas de forma brutal por vecinos.
Agregó que la misoginia se ve en los mismos grupos de pandillas que cuando matan a mujeres lo hace con tanta saña y como una forma de enviar mensajes, pero es una señal de odio.
Sistema sancionado
Alejandra González, asesora de género, recordó que la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) sancionó al Estado por el caso de Claudina Velásquez y el de María Isabel Véliz Franco.
“Son las ejecuciones de mujeres por desconocidos, en donde no se ha logrado establecer quién asesinó a estas mujeres. Estos casos ejemplifican, porque fueron encontrados sus cuerpos con violencia sexual y niveles altos de violencia y cómo el sector justicia reprodujo lo mismo que la sociedad misma, estereotipos sexistas que trabajan con un enfoque machista, porque debido a que Velásquez tenía pintadas la uñas de rojo y minifalda se dijo que era prostituta, y era una mujer de 19 años de clase media, y aunque lo fuera, se debió hacer la debida diligencia”, indicó. Agregó que en los dos casos hubo misoginia.
La CIDH, en diciembre del 2015, condenó al Estado por la falta de diligencia en atender e investigar una denuncia por la desaparición de Velásquez en el 2005, quien apareció muerta al día siguiente. El tribunal concluyó que el Estado violó el deber de garantizar el libre y pleno ejercicio de los derechos a la vida e integridad personal, en relación con la obligación de adoptar disposiciones de derecho interno, en perjuicio de la víctima.
Comportamiento
- Kababié recomienda tomar en cuenta algunas características para identificar a un hombre misógino.
- Puede presentarse como un seductor, buscando ser agradable al inicio.
- Es egocéntrico y arrogante.
- Prohíbe o pone limitaciones que impiden el desarrollo intelectual o laboral de la mujer.
- Vigila y restringe su desenvolvimiento social, es decir en el acercamiento con sus amigos y familiares.
- Controla el comportamiento de su pareja y cualquier motivo puede causarle inconformidad e ira.
- Tiene el control de las relaciones sexuales, procurando su placer y no el de su pareja.
- Critica y denigra a las mujeres con comentarios machistas.
- Descarga su odio por medio de golpes, empujones o al lanzar objetos.