Así lo informó a un noticiero local el alcalde de ese municipio hondureño, Ricardo Alvarado, quien reclamó que una jornada de limpieza en la playa, algo que se hace todos los días, puede costar 15 mil lempiras, unos US$369 o Q4 mil 726.
“Estamos indignados y rebelados porque no es posible -tolerar la contaminación-. Estamos rencos por la pandemia y ahora -la basura- es el tiro de gracia”, dijo el jefe edil de este enclave del caribe al que llegan turistas por sus playas, ríos y montañas.
Alvarado reclamó que el daño no es solo la basura que llega a la playa sino que hay plástico que llega al fondo del mar y puede causar un desastre en la flora y fauna. También alertó que la basura podría contaminar otras playas hondureñas como Puerto Cortés o Tela.
Alvarado fue parte de una comisión de funcionarios hondureños que este 22 de septiembre se reunió con el ministro de Ambiente guatemalteco, Mario Rojas, quien se comprometió a la reparación de una biobarda industrial que contiene en parte la basura que arrastra el río Motagua.
Resultado de ese diálogo es además la instalación el próximo viernes 25 de septiembre de una mesa técnica binacional que busque soluciones a corto, mediano y largo plazo.
Para Rojas, el problema es complejo, pero se centra en el mal manejo de los desechos desde Guatemala.