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Guatemala necesita robustecer los sistemas de medición de calidad de aire

Se necesita de más estaciones para medir los niveles de contaminación, esto permitirá plantear estrategias para limpiar el aire que respiran los guatemaltecos.

Incendio en el basurero de AMSA, desde noviembre autoridades no han podido apagar el incendio.

foto Carlos Hernández 
29/01/2021

Los incendios como el ocurrido en el vertedero del km 22 ruta al Pacífico y el aumento de vehículos circulando en las calles hacen que la calidad del aire en el país sean de mala y muy mala calidad, según las últimas mediciones. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

La contaminación del aire en las principales áreas urbanas de Guatemala se encuentra en niveles poco alentadores. Los últimos reportes del Instituto de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (Insivumeh) muestran índices entre “mala” y “muy mala” calidad.

Dichos parámetros coinciden con las mediciones hechas por el Instituto de Recursos Energéticos de Universidad Galileo, como indica Christian Guzmán, subdirector de dicho centro, el cual posee varias estaciones para realizar el monitoreo de las concentraciones de gases contaminantes en el ambiente, y que más de la mitad de las emisiones diarias proviene del transporte terrestre, como agrega.

¿Cómo está la contaminación del aire en Guatemala?

Tenemos medidores en la Universidad de Calidad de Aire con dispositivos remotos conectados a una plataforma que se llama IQAir, y hay mucha correlación entre los datos del Insivumeh con los nuestros. La calidad del aire en Guatemala está cada vez, si lo vemos dentro de la metodología ICA (Índice de Calidad del Aire), en un estado de dañina a muy mala, más que todo en los centros urbanos, donde hay quema de combustibles. 

Estos medidores reportan que las concentraciones de PM 2.5 (partículas menores a 2.5 micras) y PM 10 (partículas menores a 10 micras) comienzan a elevarse. No se ven, porque son partículas muy pequeñas, pero las inhalamos, se alojan en los pulmones, y una permanencia constante de estas puede ocasionar problemas respiratorios, alergias, dolores de cabeza, entre otros.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha hecho estudios de que la esperanza de vida se reduce entre dos y cuatro años al estar expuestos a niveles de contaminación de aire muy elevados. Lo peligroso es que Guatemala siga aumentando sus concentraciones de mala calidad de aire en los entornos urbanos, como la capital, Xela, Izabal, Mazatenango, y que tengamos niveles altos como los de la Ciudad de México, Santiago de Chile o Nueva Delhi.

¿En cuánto tiempo de estar expuestos a esta contaminación se puede reducir la esperanza de vida? 

No hay una métrica establecida como tal, pero, por ejemplo, si la esperanza de vida de un guatemalteco puede ser de 76 años, si seguimos contaminando el ambiente con quema de combustibles fósiles, y aplicamos esa metodología que establece la OMS, podríamos decir que, por inhalar esos gases contaminantes, ya no serían 76 años, sino que 72 años o 74 años. Por ello, la OMS pide a las naciones limpiar el aire que respiramos. 

¿Cómo está Guatemala en cuanto la capacidad de hacer las mediciones de la calidad del aire?

Necesitamos hacer más robusto los sistemas de medición de calidad de aire. El Insivumeh solo tiene seis medidores. Con la plataforma IQAir los usuarios a quienes les apasiona el tema compran un medidor y lo colocan, pero como Academia, como instituciones públicas garantes de la calidad de aire de nuestros entornos debemos preocuparnos más por robustecer el sistema y comenzar a dar datos más fieles, para poder decir cómo se están manifestando las concentración de gases PM 2.5, PM 10, monóxido de carbono, dióxido de azufre en cierto lugar, y así tomar medidas, y que la gente esté consciente de que no se ven, pero sí hay daño a largo plazo.

¿Necesitamos ampliar esa red de monitoreo?

Necesitamos tener más mediciones, más datos. Hay satélites monitoreando capas de calor expuestas sobre la ciudad de Guatemala, y otros entornos urbanos. Si tuviéramos más colocados en tierra podríamos triangular con esos satélites y dar una medida más fiel de cómo evoluciona la concentración de esos gases contaminantes.

El PM 2.5 se puede desplazar de 10 km hasta 50 km hacia dónde va la corriente de aire. Los otros gases como el monóxido de carbono, el ozono antropogénico, con el aumento de temperatura que estamos viviendo ahora y con la radiación solar se vuelven más contaminantes, más dañinos para la persona que está expuesta. Entonces, si tuviéramos más información, más datos, podríamos hasta crear zonas de calor y colaborar con Insivumeh, con las instituciones de Salud, con la Conred para que tomen alertas.

De forma paralela colaborar con las políticas de bajas emisiones que tiene a su cargo el Ministerio de Energía y Minas y el Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales, de reducir emisiones al 2030 y descarbonizar el país al 2050. 

Estamos cerca de esas fechas ¿qué debemos hacer para logra esas metas?

En el Acuerdo de París, Guatemala adquiere el compromiso de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 11.2%. Ya hay estrategias definidas, en el caso del transporte tenemos que reducir el transporte liviano -la cantidad de motos y carros en que los guatemaltecos se movilizan-, pero esa medida requiere de mejorar el transporte público y colectivo, necesitamos que sea eficiente y seguro, no solo en la ciudad. Eso requiere invertir en infraestructura.

La otra solución es la movilidad eléctrica. No consumir ni gasolina ni diésel, pero hace falta una infraestructura de recarga en todo el país. Hay una cosa importante, que cuando recarguemos ese automóvil la energía que se use sea limpia, pero si hay alguien detrás de ese tomacorriente generándola con carbón mineral, con petróleo o cualquier otro combustible fósil, se vuelve un ciclo vicioso

¿Qué otras opciones se plantean?

La otra es el biocombustible, las mezclas de etanol. Somos un país productor de etanol, que producimos a partir de residuos del bagazo de caña. Tenemos un etanol premium que se vende en Estados Unidos y Europa, y que no lo aprovechamos.

Si un ciudadano no puede comprar un carro eléctrico, o usar bicicleta porque vive en Villa Nueva y trabaja en la zona 1 (capital), y tampoco hay infraestructura para hacer ese viaje, entonces, una política que puede ayudar a mitigar esos gases contaminantes es que quienes tengamos automóvil de gasolina usemos mezclas de etanol, que puede ser del 10% y 5%.

Para 2024 se reporta más de 5 millones de automotores en el país ¿contener el parque vehicular puede ser una solución?

En los estudios que hemos hecho, si seguimos con la tendencia del crecimiento del parque vehicular a un ritmo de 2.6% anual, para el 2050 tendremos 11.5 millones de vehículos circulando, y no hay infraestructura en el país para soportarlo.

Una manera de hacer esto sostenible es que no lleguemos a esa cantidad y que nos quedemos en 7.5 millones. Pero ¿cómo vamos a hacer eso?, con transporte colectivo, con transporte no motorizado (bicicletas, encaminamientos), y crear condiciones para que las personas vivan dentro de los centros urbanos. Una medida trae a otra y está asociada con mayor infraestructura.

ESCRITO POR:

Ana Lucía Ola

Periodista de Prensa Libre especializada en temas comunitarios, con énfasis en Salud y Educación, con 17 años de experiencia. Reconocida con el Premio de Prensa Libre en categoría Reportaje, en 2019. Premio de la UPANA por Informar a la población guatemalteca sobre la realidad en nutrición y desnutrición en el país, en 2019. Diplomado El periodismo en la era digital como agente y líder de la transformación digital impartido por el Tecnológico de Monterrey.