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¿Han aumentado los casos de miopía en niños por el uso de pantallas digitales?

El uso de pantallas digitales como consecuencia de la pandemia aumentó los problemas de miopía entre la población infantil en Guatemala.

Los padecimientos que los niños tienen en la visión han cambiado tras el uso constante de pantallas digitales. (Foto Prensa Libre: Ana Lucía Ola)

Los padecimientos que los niños tienen en la visión han cambiado tras el uso constante de pantallas digitales. (Foto Prensa Libre: Ana Lucía Ola)

El confinamiento al que orilló la pandemia del covid-19 popularizó el uso de pantallas digitales para establecer comunicación a distancia y como medio de entretención. Aunque ayudaron a la población a lidiar con el encierro, los efectos sobre la salud visual no son positivos.

Paula Tres Molina, jefa de la Clínica de Oftalmología Pediátrica de la Unidad Nacional de Oftalmología, señala que el uso de estos dispositivos trajo un deterioro en la visión de los niños que pasaron conectados más del tiempo recomendado. La miopía es uno de los problemas y aumentó en un 50 por ciento las consultas pediátricas. De no tratarse a tiempo podría llevar a la pérdida de visión con los años.

En Guatemala no hay datos certeros de cuánta población padece miopía; sin embargo, el último Informe Mundial sobre la Visión publicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) estimó que en 2020 alrededor de dos mil 600 millones de personas en el mundo tenían ese problema de visión y que para el 2030 serán tres mil 360 millones.

Los cálculos podrían elevarse a raíz de la pandemia lo cual recargará los sistemas de salud y a los especialistas en atención ocular, que en el país son escasos.

Los cambios en el estilo de vida contribuyen a la aparición de la miopía, como también el limitado tiempo que las personas pasan al aire libre, el incremento de tareas en las que se emplea la visión de cerca —como uso de pantallas digitales—, y mayores tasas de urbanización. El padecimiento conlleva a una pérdida de productividad anual de US$244 mil millones al año en el mundo, refiere el informe.

¿Se han incrementado las consultas oftalmológicas en la población infantil con el aparecimiento de la pandemia del covid-19?

Antes de la pandemia atendíamos entre 500 y 600 pacientes por mes. A raíz de la pandemia, los niños se quedaron más tiempo encerrados y la consulta en pediatría decayó en un 50 por ciento de lo que veíamos mensualmente. Actualmente, la consulta pediátrica está como antes del 2020.

No hay un incremento de niños visitando al oftalmólogo, pero los padecimientos por los que consultan han cambiado. La miopía, que es un defecto refractivo en que el niño no puede ver de lejos, ha tenido un incremento bastante alto, no solo acá en Guatemala, eso se reporta a nivel mundial. La miopía sí aumentó a raíz de la pandemia.

El estar encerrados con luz artificial, viendo pantallas (digitales) de cerca todo el tiempo, sabemos que recibieron clases virtuales, nunca estimularon la visión lejana, como en un salón de clases en el que ven el pizarrón, a eso se atribuye que los niños se estén como miopisando, al estar mucho tiempo expuestos a estímulo de visión cercana.

 

¿A cuánto asciende ese incremento de casos?

Datos nuestros no tenemos, pero a nivel mundial sí hay una estadística del doble, 2.5% era lo que se veía antes, ahora es el doble de miopía, es alarmante y a la larga traerá muchos problemas, porque no solo es tener que usar lentes, sino esto se atiende el niño tiene más riesgo de desprendimientos de retina, cataratas, de estrabismo, puede agregárseles otros problemas que a largo plazo ocasionan discapacidad visual y no valerse por sí mismo.

No es usual que el niño tenga miopía —el ojo es más grande en profundidad—. Lo usual es que tengan lo contrario, hipermetropía, que es un ojo pequeño y conforme el cuerpo del niño crece, el ojo también y llega a un tamaño normal, pero el estar enfocando tanto tiempo de cerca esto estimula que el ojo crezca más de la cuenta y se vuelven miopes.

A nivel mundial se estiman que en 2020 un total de 2.6 billones de personas tenía miopía, y para el 2050 será el doble.

El uso constante de las pantallas digitales, entonces, sí está afectando la visión de los niños.

Sí, definitivamente. La Asociación Americana de Pediatría recomienda que antes de los dos años los niños no deben exponerse a las pantallas electrónicas, como los teléfonos y las tablets, porque pueden entretenerlos y pasar más tiempo estimulando la visión cercana que a la larga trae estos problemas de la miopía.

Después de esa edad, no deberían exponerse a pantallas por más de dos horas al día.

 

La médica Paula Tres Molina, jefa de la Clínica de Oftalmología Pediátrica de la Unidad Nacional de Oftalmología, señala que los problemas de miopía aumentaron en la población infantil. (Foto Prensa Libre: Ana Lucía Ola)

 

¿Qué otros padecimientos han detectado en los infantes por la exposición a las pantallas digitales?

También hemos asociado estrabismo, no tanto como la miopía, pero se puede atribuir a que tanto tiempo expuestos a las pantallas o estimulando la visión cercana, sí puede descompensar estrabismos que tal vez estaban controlados. En otros países se habla de las desviaciones convergentes -cuando los ojos están desviados hacia adentro-.

En cuanto a los ojos causa cansancio visual, ojo rojo, visión borrosa. Al exponerse tanto tiempo a una pantalla, ver de cerca o al estar concentrados en algo, uno tiende a parpadear menos, entonces el ojo se reseca. Hay más riesgo de usar lentes.

 

¿A qué edad comienzan a detectarse los problemas de visión en la población pediátrica?

No hay una edad en la que haya más riesgo de tener estos problemas. Antes de los 7 años el cerebro está madurando, está aprendiendo un idioma, hablar, caminar, a ver, y los problemas de lentes, de defectos refractivos, inician a esa edad y si no son detectados a tiempo pueden traer problemas como el ojo haragán, que, aunque le pongamos la graduación, el niño no verá al 100% y puede quedarse con esa mala visión.

El primer chequeo debería de ser al mes (de nacido) para detectar problemas congénitos, no tanto ver si necesitan lentes, pero evaluar si hay cataratas, algún defecto en los nervios, glaucoma.

El siguiente examen podría hacerse al año de edad, cuando se pueden ver reflejos visuales, ver que los ojos estén alineados, que no haya desviaciones. El examen como obligatorio para detectar si hay o no defectos refractivos debería de ser entre los 2 y 3 años, que es justo cuando empiezan a estudiar.

Los padres piensan que se debe esperar a que el niño pueda hablar, leer o decir: ‘no miro bien’, para poderlo llevar al chequeo de ojos, pero desde los 3 años inician los problemas de gafas.

Esas son las edades importantes de chequeo y a partir de allí deberían de revisarse los ojos de los niños cada año, no solo por lentes, puede haber retinoblastoma, que es un cáncer en el ojo, antes lo veíamos en niños más grandes, pero ahora desde que nacen traen el tumor.

 

¿Tienen los guatemaltecos costumbre de consultar al oftalmólogo?

No, de hecho, muy pocos pediatras refieren a los niños a tiempo. La mayoría de las veces los tratan ellos —estrabismo, lagrimeo, secreción—, o dicen que se debe esperar a que el niño esté más grande, y cuando observan que llevan meses y no cambia, lo refieren.

Tristemente vemos casos en los que el niño vienen cuando ya no se puede hacer nada.

 

¿Cómo detectar si el niño tiene algún problema de visión?

A veces los padres lo notan, pero es más frecuente que los maestros lo hagan, pero con esto del covid-19 los docentes no estuvieron en contacto con los niños y muchos diagnósticos se perdieron.

¿Cómo notarlo? Lo más frecuente es que los niños tienden a acercar mucho los objetos, la televisión o el teléfono. La exposición a la claridad de la luz les molesta más de lo normal, frotarse mucho los ojos o entrecerrarlos cuando ven de lejos para enfocar.

 

Con el comienzo del ciclo escolar ¿Cuáles son las recomendaciones a seguir para que los niños tengan una buena salud visual? 

Primero hacerles un chequeo. En muchas escuelas o colegios les piden el examen de la vista, lo que es bueno, luego hacer una revisión anual. Si los padres usan lentes con más razón hay que chequearlos, pues el niño tiene más chance de heredar el problema.

Limitar el uso de pantallas electrónicas a una o dos horas máximo al día a partir de los dos años, antes de esa edad evitarlas por completo.

Si tienen clases virtuales, cada vez que termina un curso, que salgan al aire libre a exponerse a la luz natural, tomar descansos, hacer ejercicios que estimulen la visión lejana.

 

 

 

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