El hospital Roosevelt permanecía cerrado en su consulta externa luego del ataque de liberación del reo Anderson Cifuentes, al que sus compañeros para liberarlo protagonizaron una balacera que dejó siete personas muertas y una docena más de heridos.
“Fueron cinco minutos de terror”, narran testigos.
A partir de ese 16 de agosto, cuando se registró la masacre, el entonces director del hospital, Carlos Soto, ahora ministro de Salud, decidió cerrar la consulta externa y negó la atención médica a privados de libertad, hasta que se garantizara la seguridad del lugar.
Los pacientes durante los últimos 22 días que permaneció cerrada la consulta han sido trasladados a centros de salud. Solo las emergencias siguieron atendiéndose con normalidad.