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Interactivo | Peligro de extinción: Los animales y las plantas que están en riesgo en Guatemala

En Guatemala, casi 2 mil 300 especies de flora y fauna están en vías de extinción. Desde pequeños insectos hasta el mamífero más grande de la región. Esta es la gráfica que muestra la situación:

En Guatemala, casi 2 mil 300 especies de flora y fauna están en vías de extinción.

En Guatemala, casi 2 mil 300 especies de flora y fauna están en vías de extinción. (Foto Prensa Libre)

La  guacamaya roja, el lagarto escorpión del Motagua, el tapir, el abejorro cuco variable, el pez bute de Candelaria y el maguey de Amatitlán son algunas de las casi 2 mil 300 especies de flora y fauna que están en vías de extinción o en peligro de desaparecer en Guatemala.

De fauna, 172  están en peligro crítico o en vías de extinción, 286 en riesgo  de desaparecer  y 426 en categoría vulnerable. De flora, 48 en peligro crítico,  572 en riesgo de desaparecer y 787 en vulnerabilidad.

El grupo más amenazado en el país,  de acuerdo con estándares internacionales, son los anfibios, entre ellos ranas, salamandras y caecílidos. El 53% de las especies reportadas para el país están amenazadas a nivel global, y el 61% a nivel nacional, expone Alexis Cerezo, coordinador de Investigaciones Biológicas, y la bióloga Bianca Bosarreyes, coordinadora del Capítulo Costa Sur, ambos de Fundaeco.

Hay tres especies  extintas y que solo habitaban  en Guatemala: la salamandra jalapaneca —Pseudoeurycea exspectata—, la rana de hojarasca de Sierra de las Minas —Craugastor myllomyllon— y el pato poc  —Podilymbus gigas—, dice el herpetólogo Daniel Ariano, coordinador del Componente de Biodiversidad  del Centro de Estudios Ambientales y Biodiversidad (CEAB) de la Universidad del Valle de Guatemala (UVG).

Peligran especies acuáticas

Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en el 2018 se contabilizó  casi 3 millones 4 mil 700  hectáreas de superficie de áreas protegidas, el 97 por ciento de las cuales constituyen área terrestre y el resto marino-costera, con 102 mil 589 hectáreas.

El acuicultor e investigador del Instituto de Investigaciones del Caribe de Izabal, del Centro Universitario de Izabal, Manuel de Jesús Ixquiac, expresa que las especies acuáticas de agua dulce son las más vulnerables, por la reducción y contaminación de los ecosistemas, cambio de uso de suelo y desviación de ríos. Entre las especies más afectadas por estas causas está el camarón gigante pigua, pequeños camarones endémicos de río, mojarras y poecilidos. —peces de agua dulce—.

En relación con especies marinas en vías de extinción, Ixquiac menciona al coral cuerno de alce, pepinos de mar, tiburón martillo y mero de Nassau. Entre las extintas marinas en nuestro país está el pez sierra —Pristis pristis—, del cual solo quedan fauces con dientes en museos y restaurantes, como objetos de colección. Este pez habitó  costas del litoral del Pacífico, pero el uso de equipos de pesca con redes de malla y la poca protección de los ecosistemas costeros aceleraron su extinción en los últimos 30 años, afirma.

La sobrepesca, la utilización de artes o técnicas de pesca no  permitidas, la captura de organismos que no han alcanzado la madurez reproductiva, la introducción de especies exóticas a los ecosistemas y la merma de caudal de los ríos son otros factores que aceleran la desaparición de especies acuáticas. El tiburón martillo es una de las más afectadas, pues es capturado en grandes cantidades en estadio de neonato, expone Ixquiac.

Flora e insectos en peligro

Hay ocho especies de insectos amenazadas de extinción en Guatemala, refieren Ariano y el entomólogo Jiichiro Yoshimoto, también del CEAB: cuatro de abejorros,  tres de libélulas y una de hormigas.  La UICN dio a conocer el año pasado que entre las 70 plantas amenazadas de extinción en  Mesoamérica, en el primer lugar  está la vainilla, clasificada en peligro crítico o peligro de la Lista Roja de Especies Amenazadas, a causa de la conversión de hábitats naturales para usos humanos, además del uso de herbicidas, pesticidas y especies invasoras. Le sigue el 92 por ciento de las especies de algodón, el 60 por ciento de las de aguacate y el 31 por ciento de las de frijol, cuyas consecuencias  “pueden ser críticas para los medios de subsistencia y  seguridad alimentaria”.

La microfauna  —insectos— es la primera en desaparecer o quedar diezmada ante cualquier perturbación como el uso indiscriminado de pesticidas, herbicidas y otros químicos, alerta Quiñónez.

“El ser  humano se ve muy afectado con la disminución de insectos polinizadores, pues las plantas cultivadas para alimentación dependen de ellos”, señala. Además, muchos son alimento de  insectívoros y otros  actúan como controladores biológicos naturales para evitar que insectos se conviertan en plagas.

El ingeniero agrónomo, entomólogo y catedrático universitario Filadelfo Guevara comparte que algunos escarabajos y  mariposas se venden por su rareza y hermosura  a coleccionistas de otros países.  En ferias internacionales y en internet se pueden comprar insectos originarios de Guatemala, cuyo valor alcanza los Q5 mil. Conap establece permisos de recolección y transporte de insectos y son rigurosos con las licencias de exportación. Diprona se encarga de desplegar operativos, pero estas acciones no detienen su contrabando, señala Guevara, pues los insectos se transportan como mercadería por los puntos ciegos de las fronteras.

Por ello, recomienda reproducir las especies más buscadas en granjas e involucrar a las comunidades para permitir que las exporten. Hay mariposas que solo se encuentran en bosques naturales y con las actividades ilegales están en vías de desaparecer en el país.

Un ejemplo de la importancia de los insectos son las abejas,  polinizadoras por excelencia, pues si desaparecen un gran porcentaje de flores dejaría de existir y, por lo tanto, los herbívoros  de alimentarse y los carnívoros perderían  a sus presas, dice Flores.

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