Cuando estudió magisterio no fue capacitada para atender dos grados al mismo tiempo. A diario camina 30 minutos para llegar a la escuela, donde sus 32 alumnos la esperan: 12 de segundo y 20 de tercero primaria, varios de los cuales no comprenden castellano y les enseña en mam o k’iche’.
“En el momento de explicar un tema, cualquiera que sea, los niños mayores comprenden mejor, y a veces ellos ayudan a explicar a los más pequeños”, indicó.
No es su primera vez como docente multigrado. Hace dos años, en otro centro educativo rural, estuvo encargada de cuarto, quinto y sexto primaria, lo cual al principio le causó inseguridad, pues no sabía si podría con ese compromiso.
“Es cuestión de adaptarse a los programas educativos, planificar y organizarse para enseñar a alumnos de distintas edades y grados”, refirió.
Su contrato es por un solo grado, pero debido a las limitaciones presupuestarias se reparte entre los dos.
Actualmente, la maestra tiene pénsum cerrado en Ciencias Jurídicas y Sociales, carrera que estudia en jornada nocturna en el Centro Universitario de Occidente. Está en etapa de prácticas y aunque piensa ejercer su profesión, su corazón está con los niños, cuyas ilusiones y sueños hace suyos.
En otras localidades hay maestros que trabajan en la misma modalidad que la profesora López Gómez, ya que imparten varios grados a la vez, pero el objetivo es el mismo, que los niños comprendan, crezcan intelectualmente y tengan un mejor futuro.
Nueva Santa Rosa
Atiende tres grados de primaria
Aunque la escuela se encuentra a solo tres kilómetros del casco urbano de Nueva Santa Rosa, las carencias en infraestructura la hacen parecer que está mucho más lejos.
En Tierra Blanca, Chapas, se encuentra la escuela de primaria oficial rural mixta donde trabaja el maestro Álex Alberto Pineda, quien atiende a estudiantes de segundo, quinto y sexto de primaria. “En una sola aula impartimos las clases a los 37 niños, aunque trato de buscar los horarios para cada clase, y así los tres grados reciben aprendizaje”, afirmó.
El plantel funciona en una galera de lámina hecha por los mismos padres de familia, y los sueldos de los maestros son aportados por la alcaldía, dirigida actualmente por Enrique Arredondo.
“En esa misma aula se dan los seis grados de primaria. Tratamos de brindar lo mejor de nosotros a los niños. Muchos de ellos viven en extrema pobreza y a veces vienen sin desayunar”, expuso.-Por Oswaldo Cardona
Retalhuleu
“Todos llegan con ilusión”
Maestro desde hace 19 años, Cristian Aroldo López Morales, 38, imparte quinto y sexto grados de primaria en la Escuela Oficial Rural Mixta Caserío San José Las Vegas, Retalhuleu, que tiene 84 estudiantes y de la cual también es director.
López Morales trabaja en esa escuela desde el 2000, y junto con otros tres maestros imparte clases en la modalidad multigrado.
“La cantidad de estudiantes hace que no llenemos los requisitos para que envíen más docentes, y los que hay tienen que dividirse para dar clases en diferentes grados”, comentó López Morales durante un breve receso entre clases.
El gran reto es cuando tiene que enseñar un tema específico, ya que si explica algo a los niños de sexto grado, los de quinto se distraen.
“Hay que dividirlos en equipos y estar al tanto de los temas que se está enseñando a cada grupo. Además, tengo que velar por lo administrativo del establecimiento, para que nos llegue la ayuda de gratuidad y gestionar mejoras de la escuela”, expresó.
“Todos los días de clases nos motivamos para seguir adelante al ver que los niños llegan con ilusión de aprender a pesar de sus limitaciones, ya que son niños de escasos recursos”, dijo el maestro.
La escuela está a 12 kilómetros de la cabecera departamental de Retalhuleu, de los cuales 10 son de terracería y en varias ocasiones los han asaltado.
Esas situaciones negativas también se convierten en razón para seguir adelante, pues el profesor López Morales cree que solo mediante la educación los niños tendrán más opciones para alejarse de la delincuencia y de los vicios.-Por Rolando Miranda
Quiché
“Quiero a los niños”
Los maestros y maestras encargados de más de un grado de primaria se caracterizan por dedicar más tiempo de lo habitual a sus estudiantes. A menudo las autoridades educativas consideran que la poca población escolar no amerita la contratación o asignación de más docentes.
Laura Patricia Ventura Quiñónez tiene 28 años de edad y dos de ejercer la docencia. Trabaja en la Escuela Oficial Rural Mixta del caserío Rosario, aldea San Sebastián Lemoa, Santa Cruz del Quiché.
Todos los días camina varios kilómetros para impartir clases en quinto y sexto grados de primaria. “Me siento satisfecha y orgullosa de la labor que desempeño con mis niños y adolescentes, pero reconozco que deberían recibir mejor atención, especialmente los de sexto, que están próximos a involucrarse en el nivel básico y su preparación es interrumpida porque debo atender el otro grado” comenta.-Por Óscar Figueroa
Huehuetenango
“No es nada fácil”
La experiencia de 26 años lleva a Henry Velásquez Vásquez a afirmar que ser maestro multigrado no es nada fácil y afecta la calidad educativa y la formación del estudiante, pues genera carencias de todo tipo, pese al esfuerzo humano.
Ha trabajado en varias escuelas y recuerda cuando comenzó en la aldea Nantetac, San Sebastián Coatán; después estuvo en la aldea Pabitzal, Cuilco; en las Guayabitas y La Labor, en Chiantla.
Lamenta que en la cúpula educativa se diga que hay cobertura, pero la realidad es distinta porque hay escuelas cercanas a la cabecera departamental que aún son unitarias, es decir donde un maestro atiende seis grados.
“Esto genera un atraso en la educación guatemalteca porque es complicado controlar a un grupo; el desafío es de todos los días, pues por atender a unos niños se desatiende a otros. No es nada fácil”, expuso.
En reiteradas ocasiones ha tenido que llegar junto a padres de familia a la Dirección Departamental de Educación para que sean atendidas las necesidades de la escuela, pero poco ha cambiado la situación.