Resignada a encontrarlo sin vida, Marta Odilia es una de las 50 personas que hace fila a las afueras de la morgue improvisada cerca de la zona de desastre, en espera de ingresar y ver uno por uno los cadáveres que no han sido identificados para encontrar a Dany David.
El joven vivía junto a su papá en una de las viviendas que quedaron soterradas por el cerro que se desprendió sobre la colonia, pero el hombre se salvó porque aquella noche no había llegado del trabajo.
La angustiada madre vive en San Lucas Tolimán, Sololá, desde donde viajó junto a un grupo de vecinos que colaboran con las labores de rescate en el lugar donde se ubicaba la vivienda.
El padre del joven, además, busca a otros familiares desaparecidos, originarios de Chicacao, Suchitepéquez, pero que también vivían en la zona.
Dany David viajó a la capital para vivir con su padre y poder estudiar y trabajar, pero regularmente ambos visitaban a Marta Odilia, quien desea ver a su hijo en cualquier circunstancia.