Desde el 2005 los movimientos ciclistas han dado más visualización a quienes se movilizan en este vehículo de dos ruedas, pero ha sido la pandemia la que obligó a muchos a preferir este medio de transporte. De acuerdo con las cifras de las aduanas proporcionadas por la Superintendencia de Administración Tributaria (SAT), del 2015 al 2020 en Guatemala se importaron 715 mil 888 bicicletas y velocípedos, sin motor, incluidos los triciclos de reparto, pero no indican el uso que tendrán. A estos datos hay que sumar las bicicletas usadas, de las cuales no hay registros estadísticos.
Las autoridades de tránsito y las historias de los nuevos ciclistas confirman el aumento en el uso de estos vehículos. Solo basta detenerse un momento en la esquina de alguna calle de la ciudad.
“Ya no tengo carro, lo vendí y para cualquier lugar me muevo en bicicleta. Me mudé al centro de la ciudad, modifiqué mi estilo de vida porque la forma en que lo estaba haciendo no era funcional”, dice Alejandro García, arquitecto y padre de dos niños que tenía su residencia en Villa Nueva hasta hace menos de un año.
A García lo alcanzó la pandemia desempleado y los problemas económicos que arrastraba desde meses atrás se agravaron con el confinamiento obligatorio decretado en marzo de 2020 para contener los contagios de covid-19.
Cuando le ofrecieron una oportunidad laboral en julio de ese año no la rechazó, pero su situación económica estaba tan comprometida que no tenía dinero para la gasolina. Debía trasladarse los 15 km que separan Villa Nueva de la ciudad de Guatemala todos los días, de ida y de regreso.
“Me tenía que movilizar a trabajar sin tener opción. Era caminar, pedir jalón o buscar otra forma”, recuerda. Para entonces, el servicio de transporte público aún no se había reactivado y la movilización en el país era limitada. En las calles solo se veía transitar a vehículos oficiales, ambulancias, buses que trasladaban al personal de salud y motoristas que trabajaban en servicio a domicilio.
“Así tomé la loca decisión, no tenía otra forma de hacerlo y decidí empezar. Fue terrible la primera semana, sin preparación física. Me prestaron una bicicleta aunque en esos meses fue más fácil, porque no había Transmetro y podía usar ese carril”, comparte.
Como arquitecto, García vio el potencial de la capital y el área metropolitana para que miles de personas se desplazaran en bicicleta.
Actualmente, solo en el área metropolitana hay poco más de 30 km de ciclovías; sin embargo, la interconexión no se ha concretado, pese a la reiterada petición de los usuarios.
Seguro para ciclista
Ante el aumento de ciclousuarios y de accidentes en bicicleta, Biciudad presentó en el 2017 un proyecto para asegurar a todos los ciclistas, con el cual se pretendía que el seguro costara Q90 anuales y cubriera atención médica y daños a terceros.
“Pensamos que como el ciclista es uno de los usuarios de la vía pública más vulnerables, debe estar asegurado y sumado a que muy pocos tienen cobertura del Seguro Social o seguro privado de salud, debíamos generar un seguro al ciclista que cubra daños por accidentes y cobertura médica”, explica Ricard Hernández, presidente de la organización.
Este seguro también ayudaría a crear un fondo para campañas de seguridad vial.
Sin embargo, este proyecto no avanzó como deseaban ya que la mayoría de las personas interesadas preguntaban por asegurar la bicicleta y este era el grupo objetivo que no le interesaba a Biciudad.
“Los que llamaban eran para preguntarnos cómo asegurar la bicicleta ante robos y estas son personas que han invertido miles de dólares en su bicicleta y ese público no nos interesaba porque ellos ya tienen seguro médico. Nosotros queríamos asegurar al ciclista urbano”, comenta.
Además de la poca publicidad que la empresa aseguradora hizo y el interés del grupo de personas equivocado, el proyecto murió. Cuatro años después y con más ciclistas en la ciudad, la necesidad de asegurarlos sigue siendo válida.
¿y la regulación?
Aunque la primera Encuesta Virtual de Movilidad en Bicicleta no da un número real de cuántos ciclousuarios hay en la ciudad, la percepción del aumento de los ciclistas nace en las calles y avenidas al ver de forma más frecuente a hombres y mujeres moviéndose en la ciudad, algunos con cascos, luces y guantes. Los ciclousuarios se diferencian de los ciclistas deportivos porque no usan ropa de entrenamiento.
Amílcar Montejo, intendente de la Policía Municipal de Tránsito (PMT) capitalina, reconoce que aumentó la movilidad en bicicleta y considera que se debe a que desde el 2010 se han habilitado más de 30 km de ciclovía.
“Mientras más ciclovías, más personas en bicicleta”, dice. Pero también más accidentes. En el primer semestre del año, reportó 27 colisiones en las que estuvo involucrado un ciclista.
Roger Escalante, de la PMT de Mixco, indica que según los conteos en marzo y abril últimos circulan de 280 a 300 ciclistas a diario en la ciclovía de la calzada Roosevelt. En lo que va del año solo se han registrado dos accidentes.
El sector de Santa Catarina Pinula es utilizado con frecuencia para entrenar. Por la topografía, los ciclistas deportivos usan sus cuestas; sin embargo, las mismas características del lugar hacen que las personas que se movilizan en bicicleta no lo hagan por las carreteras.
Eduardo Morales, director de la PMT de Santa Catarina Pinula, expuso que en la municipalidad local hay proyectos de ciclovía que serán implementados a partir del 2022. Una se hará en carretera a El Salvador y otra en la ruta de El Carmen a Villa Canales.
Mientras esto sucede, Morales refiere que cuando observan pelotones de ciclistas entrenando en el sector los acompañan con motopatrullas para dar seguridad y evitar accidentes.
En el Reglamento de Tránsito vigente, la bicicleta no está contemplada como medio de transporte. Por ello, tampoco existe una forma de regularla y de llevar un registro de cuántas hay en el país.
Hasta el 14 de enero pasado había inscritos cuatro millones 110 mil 462 automotores en el Registro Fiscal de Vehículos de la SAT. En pandemia, el parque vehicular aumentó el 8 por ciento.
El presidente de Biciudad menciona que más allá de regular las bicicletas, se debe pensar en una ley que fomente su uso. En el Congreso hay dos iniciativas de ley: la 4765, presentada en 2014, y la 5365, en 2017. Ninguna ha avanzado para su aprobación.
“Lo que se debe hacer es fomentar su uso y esto tiene que ver con políticas públicas, tener planos de movilidad urbana a nivel municipal, en que el Ministerio de Comunicaciones, por cada nueva carretera que construye, incluya una vía para las bicicletas, y aumentar las capacidades de las autoridades de Tránsito”, explica Hernández.
Por su parte, Escalante estima que sí se debe regular a las bicicletas, para que se priorice su circulación. “Hay que entender que la bicicleta es un medio de transporte, por lo tanto, debe ir obligatoriamente en la carpeta de rodadura. Sin embargo, con las condiciones actuales y la poca normativa específica que contiene el Reglamento de Tránsito, se ve necesaria la generación de una ley que sobre todo lo proteja y priorice, y evidencie su circulación ante los demás modos de transporte, así como que defina sus derechos, obligaciones y responsabilidades”.
Pero mientras esto no ocurra, Montejo hace ver que lo único que pueden hacer es “recomendar que se cumplan las normas, no se pasen el semáforo en rojo, usen casco y lleven luces”.
Hasta el momento la única regulación que existe relacionada con los ciclistas es para los automovilistas o motoristas que circulan o se estacionan en la ciclovía. Por aparcar en lugar con prohibición o por circular con restricción depuesta por la autoridad de Tránsito la multa es de Q500. En Mixco, de Q400.
Infraestructura: Las vías más usadas
En el 2010 se elaboró un primer estudio de movilidad en bicicleta en Guatemala. Junto con la Municipalidad de Guatemala, el irlandés Cathal Omera trató de identificar cuáles eran las rutas más usadas por los ciclistas para que, a partir de ahí, se trazaran las ciclovías.
Diez años después, los investigadores Gerardo Lemus, de la Universidad de San Carlos, y Engel Tally, de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), efectuaron la primera Encuesta Virtual de Movilidad en Bicicleta. El estudio también fue apoyado por la comuna capitalina y valida los resultados de una década antes.
Lemus, quien es antropólogo, explica que dividieron las zonas de la capital en grupos, según los viajes, y pudieron ver que muchos de los puntos en los que se mueven más los ciclistas es donde hay menos infraestructura para las bicicletas.
En el primer grupo están las zonas 1, 2 y 6. “La propuesta de ese entonces era llenar la zona 1 de ciclovías porque ahí se mueve la gente, y eso genera un impacto visual que hará que más gente se traslade en bicicleta, pero eso no ha sucedido, y 10 años después los viajes se mantienen en la zona 1”, explica.
Esto ocurre por la topografía del lugar y la ubicación, pues es más fácil acceder a zonas empresariales como la 9, 10 y 14, donde sí hay ciclovías.
El siguiente grupo que más viaja en bicicleta se ubica en las zonas 5, 10, 13, 14 y 18. “Están los ciclistas, que son todas estas personas que hacen deporte con la bicicleta, y los ciclousuarios, que utilizan la bicicleta como medio de transporte”, dice Lemus, al explicar que aunque la bicicleta, como medio de transporte, ha tenido sus momentos a lo largo del último siglo, hace 16 años se activó un movimiento de “ciclistas urbanos” que tiene como objetivo dar visibilidad a quienes usan este medio de transporte.
Sin embargo, antes de este movimiento se pudo observar que muchas personas que se desplazan en bicicleta por lo general trabajan en oficios como carpintería, albañilería, herrería, talleres mecánicos y también agentes de la Policía.
Según los resultados publicados en la encuesta, el 63 por ciento de las personas que usan la bicicleta con regularidad -tres o más veces a la semana- tienen entre 25 y 44 años. El 67 por ciento son hombres, el 43 por ciento la usa como medio de transporte y recreación, y el 41 por ciento solo como recreación”.
Asimismo, que hay más ciclistas urbanos y personas que usan la bicicleta para movilizarse asiduamente. Se ha ido incrementando poco a poco y la pandemia atrajo a unos cuantos más” concluye Hernández, presidente de Biciudad.