La tormenta tropical Pilar contribuyó a este escenario. Esta comenzó a sentirse en el país durante la última semana de octubre y sus efectos persistieron por varios días. Fue el 2 de noviembre que el Instituto Nacional Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (Insivumeh) informó que el fenómeno se había alejado del país, aun así, frentes fríos que han ingresado al territorio nacional provocaron precipitaciones en distintas zonas.
El 85% de las escuelas que sufrieron daños se encuentran en Izabal. En una mínima proporción se reportan establecimientos afectados en los departamentos de Guatemala, Quiché, Huehuetenango, Alta Verapaz y Zacapa, en ese orden.
Los registros de la Conred indican que los daños ocurrieron principalmente por inundaciones y la prioridad de atención es media. Con el paso de los días el agua ha descendido, pero hasta el viernes pasado eran 30 las que continuaban con problemas en Izabal.
Entre ellas está la Escuela Oficial Rural Mixta (EORM) en San José El Encantado, en Morales, y debido a las fuertes lluvias se necesita con urgencia que las instalaciones sean remozadas. “El techo está en muy mal estado esto hace que se dañe el poco mobiliario con el que se cuenta”, dice el informe.
Hay otros edificios que se inundaron, como detalla la Conred. En la lista aparecen las EORM ubicadas en aldea Rancho Grande, El Cedro, El Cedrito, Dulce Nombre, Comunidad Nueva Esperanza y en el caserío Las Viñas. Lo mismo ocurrió en el Instituto Nacional de Educación Básica (INEB) Milagro de Cristo.
De acuerdo con Rodolfo García, portavoz de la Conred, los daños en edificios los registran en la base de datos de la institución, llega un delegado al lugar a evaluar y a coordinar las acciones que se deben hacer, esto cuando la autoridad de cada establecimiento educativo lo solicita.
Pero la reconstrucción o reparación de las escuelas queda a cargo del Ministerio de Educación (Mineduc), así como la decisión de habilitar los espacios para que los maestros y los estudiantes puedan asistir a clases presenciales.
Martha Acosta, directora Departamental de Educación en Izabal, tiene un reporte distinto al de la Conred, señala que son 46 escuelas las que resultaron afectadas por las últimas lluvias, entre los que se mencionan caída de muros, inundaciones, levantamiento de piso por el ingreso de agua a los edificios y deterioro en techos.
Una comisión interinstitucional se encarga de evaluar la condición de los centros educativos, dice Acosta, para comenzar con el remozamiento de los edificios. Son las Organizaciones de Padres de Familia (OPF) las que se ocuparán de hacer las reparaciones necesarias.
Reporte anual
Durante toda la temporada de lluvia 2023 la coordinadora contabiliza entre los daños a infraestructura pública un total de 89 escuelas afectadas, hasta el 15 de noviembre pasado. Los datos podrían incrementar, pues aún se esperan lluvias en algunos puntos del territorio nacional.
El año pasado, en la última semana de noviembre se contabilizó un total de 348 escuelas con problemas por la época lluviosa.
De acuerdo con el Insivumeh, la temporada de lluvias se puede dar ya por finalizada en las regiones del sur, centro y oriente del país, sin embargo, no se descartan algunos eventos de precipitaciones aisladas, aunque no será significativo. Pero en regiones del norte, franja transversal del norte y caribe, la lluvia continuará el resto del año, pues estas regiones no tienen una época seca definida, y los meses más secos son marzo y abril, por lo tanto, cada vez que un frente frío se acerque al norte del país, se generará nubosidad y posibilidad de lluvias.
Clases presenciales
El calendario escolar 2023 establece que el próximo 30 de noviembre será el último día de clases en el sector público, de quienes estudian en plan diario.
Lesbia Santos de Súchite, comisionada temporal de Administración Educativa en Los Amates, Izabal, menciona que durante los días de mayor lluvia la directriz por parte del Mineduc fue de trabajar clases a distancia, con la disminución de las precipitaciones la mayoría de las escuelas volvió a la presencialidad.
Sin embargo, en los centros donde las condiciones no lo permiten, por el desborde de ríos o de inundaciones, los docentes reparten hojas de trabajo a los estudiantes, considerando también que hay comunidades en los que no se cuenta con cobertura de internet y en otros con energía eléctrica, pues la intención es cumplir con el mínimo de 180 días de clases que establece artículo 58 del reglamento de la Ley Nacional de Educación.
Acosta menciona que de las 46 escuelas afectadas solo en tres continúan con clases a distancia. Lo más probable es que así termine el ciclo escolar para los estudiantes de estos establecimientos.
De Súchite refiere que en Izabal únicamente un 25% de los establecimientos públicos son aptos para recibir a los estudiantes, se han realizado remozamientos en los edificios escolares, pero son pocos.
Agrega que el tiempo de vacaciones que se avecina debe ser aprovechado para reparar las escuelas que sufrieron daños por las lluvias, pero también aquellas que no reúnen las condiciones necesarias para impartir clases el próximo año.
“Un 75% no están en las condiciones que deben estar, hay establecimientos en que los sanitarios necesitan remozamientos, como también las aulas, (las escuelas) necesitan pintura para comenzar bien el año 2024”, dice De Súchite, que también imparte clases en el municipio.