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Matrícula educativa deja de crecer, y va en caída libre

Cerca de 104 mil estudiantes desaparecieron de la matrícula estudiantil en cuatro años. El mayor impacto se presentó al momento de dar el salto de la primaria a niveles superiores.

La matricula escolar ha descendido en los últimos años, se han perdido a cerca de 104 mil estudiantes en cuatro años. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

La matricula escolar ha descendido en los últimos años, se han perdido a cerca de 104 mil estudiantes en cuatro años. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

En el 2018, el sector educativo mostró un incremento significativo en las cifras de inscripción. Más de 72 mil niños y adolescentes se sumaron en las aulas, pero el crecimiento no fue sostenido. Al año siguiente hubo una baja de 58 mil 390 estudiantes, déficit que no se ha logrado recuperar.

Cada año son más los estudiantes que quedan fuera del sistema educativo, al punto que actualmente suman 103 mil 908 escritorios que ya se desocuparon. El reporte obtenido del Anuario Estadístico del Ministerio de Educación evidencia esa baja, comparado con la cifra preliminar de alumnos inscritos en 2021.

Tanto preprimaria como primaria venían con una disminución en la matrícula, pero se recuperó este año. El mayor impacto ocurre a nivel secundario, donde se han perdido 92 mil estudiantes en cuatro años. El 52 por ciento de los espacios que quedan vacantes en el sistema educativo se da en la transición de la primaria a los básicos, y sigue la tendencia en el paso al diversificado.

 

“Preocupa, porque son más y más niños abandonados por el sistema educativo, pero también abandonados por la sociedad. La gran preocupación no es que dejen de estudiar en la escuela, sino que al hacerlo no tienen nada sano, de desarrollo que llene esos espacios de tiempo, y eso propicia condiciones de acciones delictivas, de desperdicio de crecimiento neurológico porque es la edad para aprender”, menciona Carlos Aldana, catedrático y doctor en Educación.

Señala que la disminución de la matrícula estudiantil ha tenido un comportamiento cíclico. Entre los años 2008 y 2011 se incrementó debido a los programas sociales que se ejecutaron en ese momento. Luego de ese período se ve un descenso progresivo en la cobertura educativa.

La explicación tendría una correlación directa con el comportamiento de más población inscrita en los niveles de preprimaria y primaria que se observa este año en el sector público, pues ambos niveles tienen el beneficio de la alimentación escolar.

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Con la suspensión de clases presenciales desde marzo del 2020 por la pandemia del covid-19, este apoyo se entregada a los padres de familia y representa un incentivo para que sus hijos permanezcan dentro del sistema educativo, dada la crisis económica actual.

Es evidente que la atención se centra en los primeros niveles educativos y hay un descuido hacía básicos y diversificado, y el descenso en la matrícula lo demuestra.

¿Producto de la pandemia?

Las clases presenciales permanecen suspendidas desde el 16 de marzo del año pasado, un factor que pudo condicionar a muchos niños y jóvenes a continuar o no con sus estudios, y afectar en la matrícula estudiantil. Sin embargo, la disminución  en la cantidad de estudiantes inscritos viene de tiempo atrás, y es un desafío que se suma a la pérdida de aprendizajes en el contexto de la crisis sanitaria.

De acuerdo con Lucía Verdugo, Oficial Nacional de Educación de Unesco Guatemala, las desigualdades que hay en el ámbito educativo con la pandemia se hicieron más evidentes y se agudizaron. Son los estudiantes más vulnerables y del área rural los más afectados por la brecha digital, la situación económica familiar y situaciones de riesgo, que limitan el acceso a una educación a distancia de calidad.

“Es preciso monitorear la matrícula escolar y es urgente evaluar los aprendizajes, porque no bastaría con mantener o mejorar los números de estudiantes matriculados si los estudiantes no están aprendiendo las competencias necesarias para el desarrollo de su potencial”, dice Verdugo.

 

Desde marzo del 2020 los establecimientos educativos permanecen con clases a distancia. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

 

Aldana menciona que el impacto negativo está relacionado con la incapacidad que tienen las autoridades para atender a los estudiantes en esta emergencia. Se carece de conectividad, de tecnología y de otros recursos para adoptar una estrategia que lleve la educación a cada rincón del país, lo que desmotiva a que niños y jóvenes ingresen a un centro educativo.

Un reflejo de esta situación es la deserción escolar, el Mineduc informó que durante el 2020 un total de 63 mil 855 estudiantes abandonaron la escuela.

Preocupa en el corto plazo, pero el efecto podría ser mayor en los años venideros, por el aumento de conflictividad social producto de que más población en edad escolar no pase por las aulas, y en el futuro, un aumento de los indicadores de desempleo ante la poca preparación académica de población en edad de trabajar.

Los más afectados

La pandemia trajo un menoscabo en la educación. Los niños que cursan la preprimaria y los primeros años de primaria no han logrado desarrollar los aprendizajes básicos, capacidades psicomotoras y sociales necesarios para incorporarse al sistema escolar.

En el otro extremo están los estudiantes a un nivel superiores, los que están por graduarse del diversificado, que con dificultad alcanzan los conocimientos que demanda el mundo laboral. Son 44 mil 145 jóvenes que en cuatro años el sistema educativo dejó ir.

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La oficial nacional de Unesco señala que debe prestársele atención al descenso sostenido que ha tenido la matrícula estudiantil, y más aún en el nivel medio, tomando en cuenta que un alto porcentaje de la población guatemalteca es joven y que un gran número de ellos no están calificados para participar en el medio laboral y productivo, ni formándose para asumir su papel como ciudadanos activos.

“Los estudios han mostrado que los jóvenes abandonan la escuela por falta de interés y esto se debe a que la educación que reciben no responde a sus expectativas de formación. La educación debe ser relevante para responder a sus necesidades e intereses y fortalecer sus expectativas de futuro”, dice Verdugo.

El contribuir económicamente al hogar es otra de las razones por las que no continúan sus estudios, por lo que es importante ampliar la oferta de programas de segunda oportunidad, de educación flexible, alternativa, formación laboral, que les permita a estudiar a la vez que realizan actividades económicamente productivas, agrega.

Tener menos jóvenes matriculados en diversificado y menos escolarización es una señal de que hay más personas sin formación adecuada, ni capacidades profesionales y técnicas necesarias para ingresar al mundo laboral, y se incrementa la cifra de desempleados o trabajadores informales en el país.

Medidas de rescate

Parte de los esfuerzos por aumentar la matrícula estudiantil deben ir encaminados a que la educación a distancia por medios digitales sea una realidad para todos los estudiantes, tanto en el área urbana como rural.

Además de la revisión y distribución de materiales educativos adecuados para que los estudiantes realicen procesos de aprendizaje efectivos y acordes con las competencias curriculares priorizadas, dice Verdugo. La formación a docentes también es una necesidad, así como planificar estrategias de aceleramiento de los aprendizajes que lleven a recuperar el tiempo perdido.

Aldana agrega que otra estrategia es mantener el estímulo alimentario en las escuelas, y ampliar su alcance a estudiantes de básicos y diversificado, como un incentivo para las familias.

Por su parte Verdugo señala la importancia de “reabrir las escuelas y reforzar los aprendizajes porque, de prolongarse más la crisis, una generación entera podría verse seriamente afectada en términos de aprendizaje”, claro está, el esfuerzo debe ir acompañado de las medidas sanitarias en los centros educativos para evitar contagios de coronavirus entre la comunidad educativa.

 

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