Sin duda, las manualidades y trazos eran un talento escondido, pero horas después él desapareció debido a que la tierra se abrió y succionó gran parte del inmueble.
La casa en que vivía Jesús Antonio era grande y se ubicaba en la 6a. avenida final y 8a. calle, de la colonia El Progreso, zona 3, donde ocurrió un hundimiento. Además, allí residían las familias de sus dos hermanos.
Thelma Yojana Niño, esposa de Jesús Antonio, recuerda que el lunes se quedaron hasta medianoche platicando sobre la posibilidad de salir de la casa las tres familias.
“Lo que pasó es que el sábado (18 de noviembre), detectamos grietas en paredes de la casa. Las habitaciones en la que vivía mi cuñada, Lilian Morales Guzmán, amanecieron dañadas ese fin de semana y mi esposo platicó con sus hermanos de eso. El lunes nos acostamos tarde hablando de ir a alquilar una casa para todos”, recuerda Thelma Yojana.
Los hijos de Jesús Antonio estaban viendo televisión y se fueron a acostar a las 3 horas del martes.
“Eran como las cuatro de la mañana cuando al techo de lámina de nuestra casa empezaron a caer cosas. Mi esposo se puso un pants, y luego sacó a mis hijos y él rápido pensó en su hermana Lilian, quien vivía en la parte baja de la casa. Ambos corrimos hasta sus habitaciones y de repente cuando íbamos bajando las gradas ya no estaban los dormitorios”, relata Thelma Yojana.
Al ver que las gradas estaban destruidas y no estaban los dormitorios decidieron salir del lugar.
“Con mi esposo empezamos a salir porque la casa de su hermana ya no estaba. Empezamos a subir las gradas. Mi esposo venía corriendo detrás de mí, pero cuando llegué a la calle él ya no estaba, solo se escuchaban retumbos y él había desaparecido”, rememora, conmovida, Thelma Yojana, cinco días después de la tragedia.
Según Thelma, el terreno seguía socavándose cuando ellos bajaron las gradas para intentar salvar a la familia Palacios Guzmán, y su esposo al evacuar “quizá se tropezó o algo pasó para que no saliera rápido”, como ella lo hizo.
“Es muy probable que, cuando nosotros bajamos las gradas a ayudar a Lilian y su familia, las gradas que pisamos estaban por colapsar”, relata a Prensa Libre y Noticiero Guatevisión.
“Yo regresé y mi esposo no. Lo extraño y lo amo”, se lamenta Thelma entre sollozos.
Una espera paciente
La 6a. avenida final y 8a. calle de la colonia El Progreso, en la zona 3 capitalina, se ha convertido en el campamento de emergencia de bomberos y expertos de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred), por el derrumbe que destruyó una casa y por la que hay seis desaparecidos de la familia Palacios Morales.
Los vecinos también se mantienen afuera en la calle atentos a la nueva información que actualizan los socorristas. Todos temen lo probable: abandonar las viviendas.
Entre el tumulto hay una mujer de 77 años que no deja de preparar café, panes y a la vez esperar noticias de su familia desaparecida; ella es María Luisa Guzmán, quien perdió en la tragedia a sus hijos, nietos y yerno.
“No me iré hasta que los saquen del barranco”, sostiene María Luisa.
Los vecinos periódicamente llegan con María Luisa y le muestran su respaldo. “Ánimo doña Güichita, ellos van a aparecer”, la confortan los amigos en el vecindario.
“Mi hija se fue con sus hijos y esposo al fondo, y mi otro hijo, Jesús Antonio Morales, ha desparecido porque quiso ir a rescatarlos”, relata con evidente tristeza.
María Luisa lleva más de 70 años viviendo en la colonia El Progreso y no recuerda que haya habido antes deslaves en ese sector.