Además, dan cuenta de que son dos menores de 14 años embarazadas y que fallecieron, una de ellas se suicidó. El caso ocurrió en Alta Verapaz, cuenta Mirna Montenegro, del Osar, la menor era víctima de violencia sexual y la persona que abusó de ella rechazó al bebé. El subregistro de muertes no se descarta.
Los embarazos en niñas menores de 14 años son producto de violencia sexual, como lo tipifica el Código Penal. Son casos que deben atenderse como una emergencia médica, y hay 29 clínicas instaladas en los hospitales que tiene como obligación asistirlos.
Nueve de cada 10 muertes maternas pueden prevenirse, pero no tener la atención médica oportuna hacen que esa cifra sea negativa. Con la pandemia del covid-19 el escenario se complicó, pues por meses el servicio de los centros y puestos de salud fue intermitente, mientras que los insumos para atender a las pacientes son escasos.
El Osar también reportó el deceso de otras 26 adolescentes entre los 15 y 19 años. El escaso acceso a los servicios de salud, como complicaciones durante el parto son parte de las causas –presión alta y hemorragia durante el parto-.
De alto riego
Montenegro refiere que el 90 por ciento de los abusos sexuales son cometidos por personas que pertenecen al mismo círculo familiar a la niña o adolescente, y en un 30 por ciento de los casos es el padre quien comete el delito.
Usualmente los embarazos en niñas pasan inadvertidos durante los primeros meses de gestación, es cuando la menor presenta algún malestar físico que a través de un chequeo médico se detecta su estado.
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Estos casos deben ser atendidos con mucho cuidado, pues el cuerpo de una niña no está preparado para dar a luz a un niño. Hay amenazas de aborto, infecciones urinarias y problemas de desnutrición.
El protocolo de atención dice que estos nacimientos deben ser atendidos por medio de una cesárea, ante el riesgo de un parto vaginal. Pero estos suelen atenderse en los hogares, por una comadrona.
Reporte de país
En Guatemala el 20 por ciento de los embarazos que ocurren cada año son en menores de 19 años, lo que amplía las brechas de desigualdad en el país, pues altera los proyectos de vida de las jóvenes, que dejan de estudiar, tiene un impacto relevante en su salud y en la de sus hijos y, además, alimenta el deterioro en el entorno familiar.
De enero a agosto de este año un mil 457 niñas menores de 14 años se convertieron en madres como producto de violencia sexual, reporta @Osarguatemala1. En este período han fallecido dos menores durante el embarazo. pic.twitter.com/IfoZ8P35CL
— Ana Lucía Ola (@aola_pl) September 26, 2022
Los cinco departamentos donde más embarazos adolescentes se reportan hasta agosto del 2022 son Huehuetenango con 5 mil 966, está Alta Verapaz, 5 mil 337, Guatemala, 5 mil 108, Quiché, 4 mil 277, y San Marcos, con 3 mil 681.
Ante este escenario, el Osar refiere que hay dos frentes que desde el Estado deben atenderse, uno es el de las adolescentes que ya son madres, que la mayoría viven en condiciones de pobreza y en círculos de violencia, una condena para ellas y sus hijos, por lo que debe dárseles protección social, y apoyo jurídico para tener acceso a justicia ya que el 97 por ciento de los casos quedan impunes.
Como ejemplo, Montenegro refiere el caso de una joven que denunció en el 2019, su agresor fue capturado este año, estuvo dos días preso, pero quedó en libertad, porque según la ley la víctima no era mayor de 12 años, por lo que capataz que la violó tenía opción al arresto domiciliario. En este caso como en otros la representante del Osar asegura que la justicia es lenta.
El otro escenario es la prevención a través de la educación sexual y reproductiva a la población adolescente.
