Es un daño colateral que el coronavirus acarreó a nivel mundial, y comenzó a verse desde los primeros meses de la aparecido el virus.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) lo señalaba en mayo del 2020, en una encuesta a 115 países evidenció que el 53 por ciento había interrumpido parcial o totalmente programas de tratamiento para hipertensión y diabetes. En el caso del cáncer fue el 42 por ciento. El impacto era mayor en países de renta baja.
En Guatemala uno de cada dos pacientes crónicos no fue detectado durante el 2020 por el sistema de salud, de acuerdo con el informe Los costos humanos, sociales y económicos de no vacunar acelerada y equitativamente a la población, desarrollado por Laboratorio de Datos, documento que analiza los efectos de la pandemia más allá de los contagios.
El análisis de casos detectados en 2019 con respecto al 2020 muestra una severa caída en la identificación de nuevos casos de enfermedades crónicas. En Totonicapán el impacto fue mayor, ya que siete de cada 10 enfermos pasaron inadvertidos. Mientras que en Petén, Quetzaltenango, la capital e Izabal fueron seis de cada 10 los pacientes que no tuvieron un diagnóstico temprano.
Donde menos se ve el efecto negativo fue en Retalhuleu, con un descenso en el diagnóstico de casos del 24.3 por ciento. También están Escuintla y Jalapa, con 29.4 y 37.8 por ciento menos pacientes detectados, respectivamente.
Enrique Maldonado, de Laboratorio de Datos, señala que el análisis surge a partir de datos proporcionados por el Ministerio de Salud y se evidenció que en el 2019 se detectaron 29 mil 670 nuevos pacientes con enfermedades crónicas, mientras que en el 2020 la cifra se redujo a 13 mil 888.
La reducción se debe a que la pandemia ha minado la capacidad del Ministerio de Salud para atender a la población enferma, principalmente en la provincia. No solo es el déficit en la infraestructura, también pasa por el escaso personal en los servicios que ha tenido que redoblar esfuerzos para enfocarse en la emergencia sanitaria -visitar a pacientes con covid-19, hacer labor de promoción y sensibilización para prevenir el contagio, y ahora la vacunación-, y continuar con el resto de los programas de salud.
“No significa que las enfermedades crónicas disminuyeran, sino lo que se debilitó fue la capacidad del ministerio en poder detectarlas, es una caída aproximadamente del 53.2 por ciento”, indica Maldonado.
“Si no detectan el padecimiento en tiempo, se puede convertir en algo degenerativo y acarrear costos de salud mucho más altos, comparado con lo que traería la prevención y el control de la enfermedad”, agrega.
¿Por qué disminuyó la identificación de pacientes crónicos?
Karin Slowing, del laboratorio, señala que parte del problema es que el Sistema de Salud volcó todos sus recursos, principalmente el humano, para responder a la pandemia y desatendió especialmente a la población más vulnerable. Si bien se suspendió las consultas externas de los hospitales de referencia, en los centros y puestos de salud, el servicio fue intermitente y es allí donde se da el seguimiento más cercano a los enfermos, donde la gente acude a medirse la presión, el nivel de glucosa en la sangre o por cualquier otro síntoma que puede alertar de la presencia de una enfermedad crónica.
“Al dejar de atenderlas pueden suceder varias cosas: no se diagnostica a tiempo (la enfermedad) y se agrava, dos, pueden dejar de recibir el medicamento, y eso puede explicar una mayor mortalidad, que no la provoca necesariamente el covid-19, pero sí la condición del sistema de salud”, agrega.
Le interesa: Presupuesto de Salud del 2022 crece en monto, pero no en cobertura
El mayor descenso en la detección de nuevos casos de pacientes crónicos ocurrió entre junio y diciembre del 2020. Esto coincide en que en ese semestre se dio un incremento significativo de contagios de coronavirus y los servicios de salud estaban saturados, la posibilidad de atender casos no covid se restringió aún más.
“Creo que la prioridad del sistema cambio, lo cual es comprensible ante una amenaza como la del covid, pero también se debe a que el sistema no fue fortalecido, y lo vemos ahora con la vacunación. El mismo personal que atiende el primero y el segundo nivel, es el que ve el testeo, la vacunación, los programas regulares”, indica Slowing.
Pasa más por la escasa oferta del servicio que por la demanda de la población enferma, la falta de medicamentos también entra en juego, pero es algo que en el informe no se logró comprobar.
“Hasta que no se restablezca (la atención) aparentemente habrá menos enfermedades crónicas detectadas en el país, pero eso significará que cuando la enfermedad explote, va a traer consecuencias serias para el Sistema de Salud”, dice Maldonado.
Hay más muertes
La baja detección de pacientes con enfermedades crónicas pudo influir en el exceso de muertes ocurridas en Guatemala durante el último año por estos padecimientos. Este incremento se refleja en el reporte de defunciones del Registro Nacional de Personas (Renap) y que fue analizado por Laboratorio de Datos.
En el caso de diabetes, de junio a diciembre del 2020 se esperaba un total de 3 mil 962 muertes por esa causa. Sin embargo, en el registro se cuentan 8 mil 411 guatemaltecos por esa enfermedad, es un aumento de 112 por ciento de personas fallecidas.
Mientras que, en el siguiente semestre, de enero a junio 2021, fallecieron 3 mil 165 más de las esperadas. En un año, entonces, el exceso de muertes por diabetes fue 7 mil 600 personas.
Lea además. Coronavirus en municipios: Así se batalla contra el covid-19 lejos de las urbes
También ocurrió con la hipertensión. De enero 2020 a julio de este año se reportaron 4 mil 122 defunciones más de lo previsto para esos meses. El 57 por ciento de los casos ocurrió el año pasado.
El cáncer es otro de los padecimientos crónicos que ha cobrado la vida de guatemaltecos que no fueron tratados a tiempo. El Renap tiene 1 mil 171 muertes más de las esperadas.
Vilma Lázaro, presidenta de la Asociación Reconstruyendo Vida, que trabaja directamente con pacientes con cáncer, indica que el aumento de muertes por la enfermedad ocurre por la falta de atención integral, y que las consultas externas de los hospitales continúan suspendidas, cuanto las personas buscan atención, ya es demasiado tarde.
“Lamentablemente los hospitales han cerrado consulta externa a raíz del covid-19, situación que nos afecta al cien por ciento a los paciente oncológicos que nos han dejado abandonados. El Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social es el responsable de darnos tratamientos integrales y no lo ha hecho. Rogamos al Gobierno que abra las consultas externas para pacientes oncológicos que hemos quedado sin controles y se empiece a recibir casos nuevos de cáncer”, indica Lázaro.