La denuncia de la familia indica que Girón Ramos fue golpeado por un grupo de estudiantes de promociones anteriores y que el incidente se trató de “un bautizo” para los alumnos de primer ingreso.
A consecuencia de la golpiza los Bomberos Voluntarios trasladaron al joven inconsciente a la emergencia del hospital local, a su arribo los médicos confirmaron que había fallecido. El suceso ocurrió el pasado 22 de mayo.
El caso es investigado por el Ministerio Público, pero no es el primero de este tipo, Aron Manases Alonzo Cortéz, de 13 años, murió el pasado 3 de mayo al sufrir golpes en el cuerpo y cuello.
El adolescente cursaba el sexto grado de primaria en la Escuela Oficial Mixta Cantón Perú, en la colonia Manuel de Jesús, en la zona 4 de Retalhuleu. La madre del estudiante sospecha que su hijo pudo sufrir abuso escolar o como también se le conoce, bullying.
Con el regreso a las clases presenciales este fenómeno resurge en los centros educativos. Este año, la Procuraduría de los Derechos Humanos (PDH) reportó que de enero a los primeros días de mayo ya había recibido 26 denuncias relacionadas con acoso escolar, la mitad por agresiones físicas. Mientras que el Ministerio de Educación (Mineduc) señala que hasta el 23 de mayo tenía 14 quejas.
El fenómeno viene discutiéndose por años en el país, en el 2011, la investigación “Bullying, el fenómeno del acoso escolar en Guatemala”, elaborada por J. Andrés Gálvez-Sombral para la Dirección General de Evaluación e Investigación (Digeduca) del Mineduc, refiere que tres de cada diez niños de sexto primaria se consideraban víctimas de bullying, y que la incidencia era mayor en los varones, en el área rural, en establecimientos pequeños y en estudiantes con sobreedad.
Pero la cantidad de agresores y de agresiones disminuyó mientras los jóvenes crecían y desarrollaban empatía. Hasta el último año de diversificado la cantidad de víctimas se redujo entre un 5% y 7%, y este el grupo que más preocupan, pues son estudiantes que han sufrido de acoso durante toda la etapa escolar.
Si bien cualquier agresión suele tomarse como bullying, para que encaje dentro del fenómeno el estudio menciona que este debe suceder entre pares y abarca conductas agresivas y violentas que la víctima considera sistemáticas y recurrentes, y debe ocurrir dentro del centro de estudios.
La investigación señala que el agresor “busca dentro del grupo al estudiante a quien nadie ayudará y al decir nadie, se refiere a los compañeros, docentes, directivos e incluso padres de familia y para justificar la expresión de agresión, buscan en la víctima un atributo que explique su comportamiento”.
El bullying tiene efectos psicológicos en las víctimas, causa estrés postraumático, depresión, ideas suicidas, baja autoestima, introversión social y autoimagen negativa, también bajo rendimiento y deserción en la escuela.
“Hay que levantar una alerta”
Gabriela Castro, coordinadora de la Gran Campaña Nacional por la Educación, indica que no se pude aceptar ningún tipo de violencia, menos la premeditada, dentro de los establecimientos educativos.
“Debemos de levantar una alerta contra el acoso y el abuso escolar, porque hoy se da en la escuela mañana se dará en el hogar, es un círculo vicioso”, dice.
Añade que los centros escolares deben ser un lugar seguro para los niños y adolescentes, por lo que se debe tener un protocolo para atender casos de bullying, que puede ser físico —como golpes, empujones, patadas—, verbal —insultos, apodos—, pero también psicológico —agresiones, amenazas, intimidación y exclusión que afectan el estado emocional del agredido—, como detalla la Guía para la prevención del acoso escolar del Mineduc.
En los centros educativos públicos hay Comités Escolares de Gestión de Riesgo que, a criterio de Castro, deberían de atender estos casos, pero no se tiene certeza si están activos y si realizan dicha labor, por lo que deben ser fortalecidos.
“No importa el grado de agresión, para nosotros puede ser menor, pero el daño psicológico, emocional, en el niño le afectará durante toda la vida”, dice Castro.
Otto Rivera, secretario ejecutivo de la Coordinadora Institucional de Promoción por los Derechos de la Niñez –CIPRODENI-, opina que es necesario poner un alto al bullying, y esto comienza con la prevención, pero también hay que hacer conciencia en la comunidad educativa de que cualquier acto de vulneración de derechos debe ser denunciado, “pero no basta con la denuncia, las autoridades educativas deben responder a las denuncias o sospechas de violencia hasta dar con los responsables”.
Pese a que el Mineduc cuenta con protocolo para la convivencia pacífica en la escuela, Rivera cuestiona que no se aplica, y prueba de ello son las denuncias de acoso escolar que reporta la PDH y el Mineduc, y las muertes de los estudiantes en Suchitepéquez y en Retalhuleu, que fueron agredidos dentro del contexto escolar.
No es un delito
En marzo del 2022 el Congreso de la República aprobó el decreto 19-2022 Ley Contra el Acoso Escolar, sin embargo, el alcance es limitado pues nada más establece el 2 de mayo como Día Nacional contra esa práctica y la obligatoriedad de adoptar medidas que tiendan a prevenir y erradicar el flagelo, incluido el ciberacoso.
La normativa no cataloga el bullying como delito, solo indica que el Mineduc y los centros educativos deben motivar acciones y actividades para concientizar, prevenir y erradicar el acoso escolar, a través de materiales como textos, folletos, material didáctico, talleres y capacitaciones entre los miembros de la comunidad educativa.
Edna Portales, viceministra de Educación, indicó que dentro del ministerio tienen un sistema de quejas de acoso escolar, mismas que pueden hacerse vía telefónica, de forma verbal o escrita en las direcciones departamentales. Al recibirlas, son las comisiones de seguimiento de casos de violencia las que dan continuidad al proceso.