El primer plan que existe es crear un tren de cercanías que una la Central de Mayoreo, zona 12, con Centra Norte, zona 18, a través de un tren de pasajeros y una autopista.
Julio Héctor Estrada, director de la Agencia Nacional de Alianzas para el Desarrollo de Infraestructura Económica (Anadie), informó que la obra tendrá un costo de más de US$400 millones y se espera que a principios del 2016 empiece el proceso de licitación internacional.
Miguel Ángel Samayoa, gerente de operaciones de Fegua, indicó que la obra ha despertado interés de “grandes” empresas expertas en ferrocarriles.
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A la expectativa
Los vecinos de por lo menos 10 asentamientos que están en el trayecto del tren están a la expectativa de qué sucederá en torno a la vía férrea.
“La gente puede estar feliz por un tren, pero nosotros estamos tristes y con miedo”, dijo Azucena de González, que vive desde hace 14 años a la orilla de la vía férrea. “Son 14 años de vivir aquí; es la vida de mis hijos”, señala González.
Domingo Hernández, de la Coordinadora Nacional de Asentamientos de Líneas Férreas, explicó que cada año aumenta el número de personas que viven alrededor de la línea férrea.
“Los hijos tienen familia y se quedan allí”, dijo. Agregó que muchas personas se establecieron sobre la línea del tren porque Ferrovías “tuvo el error de dar un contrato a la empresa eléctrica para que instalara postes y muchas personas pensaron que podían instalarse allí”.
Hernández afirmó que el Gobierno hizo un estudio sobre que podría prescindir de 10 metros alrededor de la vía.
“El Estado tiene 30 metros de vía para el tren, pero el estudio dice que con 20 metros puede seguir funcionando”, expresa.
Portillo indicó que ayudó a crear el asentamiento Kerns en la zona 18, uno de los 10 asentamientos donde habitan 268 familias y con los que Fegua negociará su reubicación.
“Hay un plan piloto para crear una especie de condominios de bajo costo donde estas personas podrían vivir, a bajo precio”, expuso Samayoa
Portillo entiende que los podrían desalojar, pero pide que les avisen con tiempo. “Me quiero llevar estas láminas viejas porque para ellos son basura, pero para mí valen oro, pues por ellas no me mojo”, afirmó.
Proyecto
Historia de abandono
Para que el tren vuelva a funcionar falta mucho tiempo. En 1997 el gobierno de Álvaro Arzú lo dio en usufructo a la compañía estadounidense Railroad Development Corporation (RDC), que no invirtió en su funcionamiento. En el 2006 el gobierno de Óscar Berger declaró lesivo ese contrato.
Un año después, el Estado de Guatemala fue demandado, y en el 2012 el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (Ciadi) ordenó pagar más de US$14 millones por daños.
En el 2013 Guatemala pagó esa cifra y desde esa fecha busca inversionistas extranjeros para reactivar el tren de carga y pasajeros.
En la actualidad existe un proyecto de crear un tren que alivie el transporte y que una el sur con el norte de la capital.