En el 2012, el área del volcán Acatenango fue declarada reserva municipal, con el fin de que las autoridades locales controlaran las excursiones; sin embargo, no fue posible implementar el proyecto porque líderes comunitarios se opusieron a que los fondos obtenidos de las expediciones fueran administrados por la comuna.
Unos 70 bomberos ayudaron en el rescate.
Los Bomberos Voluntarios iniciaron la búsqueda de los turistas en el volcán, el último domingo, a las 13 horas, y ayer comenzaron a las 3.30.
Unos 45 socorristas voluntarios ayudaron a encontrar a cinco de las víctimas mortales.
Los Bomberos Municipales Departamentales informaron que, ayer, 25 socorristas se unieron a la búsqueda. El grupo se dividió en dos.
Localizaron a una de las víctimas en el cráter del coloso. “Se encontró con varias heridas”, informaron.
El alcalde Isaías Marroquín informó: “No hay control de los turistas que suben al volcán. Se trató de tener más registros con declarar el área como reserva, pero hubo problemas con los líderes de las aldeas y no hay acuerdos. Sube quien quiera, por cuenta y riesgo propio”.
Los pobladores de las aldeas aledañas al volcán señalaron que no aceptaron que la administración de la reserva en el volcán estuviera a cargo de la Municipalidad porque se prestaba a mal manejo de fondos públicos y no habría transparencia.
El delegado de la Conred, Mario Ovalle, indicó que no existen registros exactos de quién sube al coloso. “En cada expedición se desconoce qué personas integran los grupos. Eso es grave porque no hay base de datos, no hay normas de seguridad. Aún se trabaja en eso a través de las asociaciones de guías, y es el Instituto Guatemalteco de Turismo (Inguat) el que los organiza y autoriza operar”, dijo.
En Acatenango existen unos 60 guías autorizados por el Inguat para dirigir a grupos de visitantes. Sin embargo, no es obligatorio que en las expediciones haya acompañamiento de los mismos.
“Algunos alpinistas no usan a los guías porque dicen que conocen el camino, pero a veces el clima puede influir en tener o no una buena experiencia. Por seguridad, deben contar con alguien que los guíe”, advirtió Haroldo Guárquez, guía local.
En las aldeas La Soledad y San José Calderas hay cuatro senderos para subir al volcán, y en ninguno se cuenta con presencia de autoridades que revisen que los excursionistas lleven la ropa y equipo adecuado, o que eviten los ascensos por las condiciones del clima.
Debido a la tragedia, la Policía Nacional Civil restringió provisionalmente las expediciones al volcán Acatenango.
Los guías locales señalan que, debido a las bajas temperaturas, no es recomendable subir ahora. No obstante, grupos de alpinismo señalan que se puede hacer siempre y cuando se tengan las prendas adecuadas, así como tiendas espciales para baja temperatura.
Las autoridades del Inguat anunciaron que se instalarán vallas informativas en los volcanes más visitados del país, para recomendar y advertir a los excursionistas de los riesgos, lo cual desató críticas de usuarios, pues lo ven como una medida tardía que bien pudo salvar vidas.
Sin guía ni equipo
Dos grupos de montañistas que ascendieron el sábado por la mañana al volcán Acatenango no llevaban guía. “Es uno de los errores para subir al volcán. Hay personas que han subido varias veces y creen que conocen todos los caminos, pero el clima drástico puede destruir senderos y desorientar hasta al más experto. Se debe agregar el frío que hubo el sábado y domingo”, señaló Catarino Mejía Tol, guía local.
Aracely Esquivel, 55, una de las tres sobrevivientes, refirió que algunos de sus compañeros no llevaban la ropa necesaria para el frío extremo.
“Yo llevaba ropa impermeable, que soporta hasta cinco grados bajo cero, y en la cima me protegí con una bolsa para dormir —impermeable—, pero algunos compañeros no llevaban ropa adecuada”, relató Esquivel.
Roberto Berganza Guzmán, salvadoreño que también sobrevivió la gélida noche relató que sí llevaban guía y que fue este quien no les permitió intentar el descenso durante la noche, sino hasta el amanecer.
Tristeza
Los familiares de los excursionistas fallecidos están consternados y no logran asimilar la tragedia.
Jorge Román, padre de Rocío Román, 22, una de las sobrevivientes, relata: “Ella se comunicó a las 19 horas del sábado y explicó que habían llegado pero estaban mojados por la lluvia. Horas después llamó y dijo que estaban mal y necesitaban ayuda. No sé cómo logró sobrevivir”.
Emilio Marroquín González, padre de Nimcy Marroquín, una de las seis personas que fallecieron, relató: “Mi hija tenía ilusión de llegar a la cima del volcán. Dios sabe el porqué de esta pérdida y me refugio en Él”.
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Así se vivió ese viaje trágico
Con información de M. López, R. Melgar y E. Domínguez.P