Comunitario

Necesidad hace que personas se arriesguen en basurero

A cambio de Q100, en el mejor de los días, miles de personas conviven con la muerte buscando material reciclable para vender entre las casi tres mil toneladas de basura que cada día recibe el relleno sanitario de la zona 3. 

José René Taques, busca a su compañero que desapareció ayer luego del deslizamiento. (Foto Prensa Libre: Érick Ávila)

José René Taques, busca a su compañero que desapareció ayer luego del deslizamiento. (Foto Prensa Libre: Érick Ávila)

Los guajeros, como se conocen a los recolectores de desechos, están conscientes del riesgo, la gran mayoría está unida por historias trágicas, familiares y amigos desaparecidos entre los desechos de nueve municipios.

La necesidad de proveer sustento a sus familias los hace tomar el riesgo todos los días para lograr obtener “algunos quetzales”. La tragedia del pasado miércoles 28 de abril no es nueva, es una más que pasará a hilar las historias de un macabro álbum de recuerdos.

“Buscamos empleo en las maquilas y ya están llenas, ya no se dan abasto”, explica José Taques, un recolector padre de una niña de dos años que reconoce el riesgo, pero al mismo tiempo señala que “la necesidad” lo obliga a asumirlo.

“Generalmente podemos ganar de Q75 a Q100 diarios.  Recolecto chatarra, envases de plástico, nylon y cartón. Eso lo vendemos a algunas personas que vienen una vez al día a comprar lo que recolectamos. Tengo que comprar pañales, comida; dicen que van a cerrar el basurero y no sé qué pasará”, narra Taques, quién junto a su perro Max buscan a su amigo Bin Laden, desaparecido durante el alud.

Aldo Bonilla, concejal de la Municipalidad de Guatemala reconoce que “el basurero es un botadero controlado donde se supone que este tipo de cosas no deben suceder”.

Agregó: “Podemos comprobar que la Municipalidad no tiene una planificación adecuada, el basurero recibe basura de nueve municipios.  El volumen de los jugos que emanan de este basurero es gravísimo y están terminando de matar el río Motagua”.

“Ha muerto mucha gente”

En otro de los patios del relleno sanitario, un hombre de tez morena, abundante caballera rizada y que viste camiseta negra afirma: “Estar aquí es un riesgo, pero no tenemos a dónde salir a ganar dinero, aquí lo ganamos honradamente y tenemos familia que mantener”.

“Yo gano entre Q60 y Q70 diarios y lo que más recojo es vidrio, papel y aluminio, y lo vendemos aquí mismo”, cuenta el hombre de unos 45 años, quien afirma que “no es primer vez que pasa algo como esto, en muchos años han pasado estas cosas”.

“Los que no toman cartas en el asunto son los encargados. Aquí ha muerto mucha gente, pero pareciera que es un animal el que se queda enterrado. La necesidad nos obliga a seguir laborando aquí, pero las autoridades deben hacer algo”, critica el hombre.

Rigoberto Gómez, a sus 70 años reconoce que ya no tiene la agilidad de antes para trabajar allí, sin embargo la necesidad lo obliga.

Gómez se salvó de morir bajo toneladas de basura hace siete años, desde entonces ya no visita todos los días el vertedero que fue su fuente de ingresos desde los 8 años.

“Estaba en el fondo del barranco, vi que una montaña de basura venía encima, comencé a correr pero quede enterrado. Unos hierros que tenía en la mano me protegieron, cuando tome conciencia me toqué las piernas y supe que podía moverme, comencé a luchar para salir arriba, pero con toda la basura era muy difícil. Cuando sentí que no podía más y me faltaba el aire, me jalaron del pelo unos compañeros, estaba a salvo”, narra Gómez.

El concejal asegura que es urgente que la municipalidad “tome acciones contundentes”, sin embargo “no hay una planificación que lo permita”.

César Barrios, de la Fundación para el Ecodesarrollo y la Conservación, asegura que el tema se debe tomar “con responsabilidad”, y darle la importancia desde el Organismo Ejecutivo y la aplicación de la Política Nacional de Desechos Sólidos, al tiempo de reconocer que las instituciones encargadas de este tema carecen de recursos económicos.

Unas tres mil toneladas de basura se vierten a diario en el relleno sanitario de la zona 3, sin embargo Barrios estima que la producción de desechos llega a cinco mil, distribuida en basureros clandestinos y áreas públicas, sin que las comunas tomen el control y acciones definitivas para el manejo sostenible.