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Norma de fortificación de la sal es un beneficio económico que podría impactar en la salud

El Acuerdo Gubernativo 205-2019 que modificó la fortificación de la sal con yodo y flúor abrió una discusión sobre los criterios aplicados por el Ministerio de Salud para hacer estos cambios, los cuales podrían beneficiar económicamente a un sector, pero en detrimento de la salud de la población.

La sal artesanal es la que  más se consume en el país, sin embargo, una modificación al Acuerdo Gubernativo que regula la fortificación del producto con flúor elimina este beneficio para la población. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

La sal artesanal es la que más se consume en el país, sin embargo, una modificación al Acuerdo Gubernativo que regula la fortificación del producto con flúor elimina este beneficio para la población. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

La medida elimina el incluir el flúor a la sal artesanal para consumo humano, una disposición criticada por médicos que aseguran que esta es una de las únicas vías por las cuales la población lo consume.

El Ministerio de Salud defiende el Acuerdo y asegura que “en ningún momento se ha quitado la obligatoriedad de fortificar la sal con yodo y flúor” -mensaje compartido en twitter-; pero la opinión de expertos es distinta: aunque sigue normado el yodar la sal, quita la obligatoriedad y elimina por completo el enriquecimiento con flúor en la sal artesanal, la más consumida en Guatemala.

La Asociación de endocrinología, metabolismo y nutrición de Guatemala considera que con los cambios el acuerdo quedó ambiguo y que deja a discreción de los productores suplementar o no la sal.

“Si ya se tenía una norma clara, para qué se va a cambiar. No era necesaria la modificación”, dice el endocrinólogo pediatra y presidente de la asociación, Raúl Velasco.

Deficiencia de yodo, un peligro

A los endocrinólogos preocupa la no suplementación de la sal con yodo, que puede convertirse en un “problema de salud pública”, pues el micronutriente llega a la dieta de los guatemaltecos principalmente por el consumo de sal.

Aunque el acuerdo menciona que la “sal de calidad alimentaria para consumo humano directo” y la “sal artesanal de calidad alimentaria para el consumo humano” sí deben estar fortificadas con yodo, son las “sales y mezclas para el consumo humano” en las que se deja a discreción de los fabricantes de productos alimenticios usar o no sal suplementada.

Entre estos están las sopas deshidratadas y los consomés. Un estudio del Instituto de Nutrición de Centro América y Panamá (Incap) revela que son altamente consumidos en los hogares guatemaltecos, y por tener un elevado contenido de sal, si es fortificada, se convierten en una fuente de yodo para la población.

El yodo, según Velasco, tiene como función biológica formar parte de la síntesis de hormonas tiroídeas, de las cuales depende el buen funcionamiento de las neuronas. El déficit de estas hormonas produce daño mental permanente.

“La primera forma de frenar el retraso mental irreversible es evitando el hipotiroidismo, y una de sus causas es el déficit de yodo”, indica el médico.

El requerimiento del mineral en los infantes y lactantes va de 90 a 110 microgramos diarios, en adolescentes y adultos es de 150 microgramos diarios, mientras que en las embarazadas es de 250 a 300.

Los bajos niveles durante el embarazo pueden desarrollar en el bebé hipotiroidismo congénito, cuya incidencia en Guatemala es mayor que en el resto del mundo, y podría tener relación directa con la falta de yodo.

Mientras que en los demás países el padecimiento puede presentarse en uno por cada 2 mil 500 a 3 mil recién nacidos vivos, en Guatemala se da en uno por cada 1 mil 114, resultados que se obtuvieron en un estudio desarrollado durante 10 años en los hospitales San Juan de Dios y Roosevelt.

“Al final le va a salir más caro al Estado, por dejar ambiguo el acuerdo, el tener que tratar a los niños con hormonas tiroideas -porque son hipotiroideos- durante toda la vida”, indica Velasco. “El criterio médico está claro, debe de fortificarse toda la sal, y eso es lo que estamos pidiendo”, agrega.

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La asociación de endocrinólogos también analiza poner un amparo en la Corte de Constitucionalidad (CC) para que se derogue el acuerdo, y están dispuestos a colaborar con el Ministerio de Salud para aclarar cualquier punto relacionado a este tema.

“Este problema es eminentemente médico, no es de salineros, ni de políticos, es médico. No se puede tratar políticamente sino científicamente”, agrega.

El Colegio de Médicos y Cirujanos de Guatemala también se ha pronunciado en contra de la decisión del Ministerio de Salud de modificar el Acuerdo Gubernativo 29-2004 y remarca la debilidad que el Estado ha tenido en el control y la fortificación de la sal.  “Nunca un interés económico está por encima del bien social”, señalan los profesionales a través de un comunicado de prensa.

 

Un informe del Departamento de Regulación y Control de Alimentos de marzo del 2018 menciona que cerca del 40% de la sal estaba mal yodada y que el programa de fortificación con flúor no estaba funcionando.

“El problema es que acá en Guatemala llevamos décadas tratando de que los productores de sal mejoren su calidad de sal. Algunos la han mejorado para cumplir con el reglamento, pero un grupo no. Ha sido una lucha constante. El Estado lo que debería hacer es tomar acciones para hacer que se cumpla lo que se quiere y no bajar los estándares”, ha dicho expertos del Incap.

En beneficio de unos cuantos

La fortificación de la sal con flúor es el punto más preocupante, porque se eliminó de la denominada “sal artesanal”

La medida se tomó para “apoyar” a los salineros que no tienen la maquinaria que se requiere para fluorar la sal.

“Este acuerdo lo que hace es permitir que todos los salineros de la costa sur, somos alrededor de unas 50 mil personas que vivimos de la sal, podamos seguir trabajando. Si se aplicaba esta ley -enriquecer la sal con flúor- teníamos que desaparecer del mapa, porque no tenemos la planta para poder llevar nuestra sal allí para el proceso de la fortificación”, dice Hervy García, vicepresidente de la Asociación de Productores y Empacadores de Sal de Guatemala (Apesalgua).

“La idea es que la gente elija que es lo que quiere comprar, si quiere sal con yodo o con yodo  flúor”, señala.

La aprobación del acuerdo beneficia directamente a este sector, lo cual asegura el amparo que Acción Ciudadana puso ante la CC solicitando su derogación. El documento señala que el presidente Jimmy Morales durante un discurso el pasado 15 de octubre en su visita a Sipacate, Escuintla, dijo -mostrando en ejemplar del Diario Oficial donde aparece la publicación de la normativa- que con la aprobación del Acuerdo Gubernativo 205-2019 había “cumplido” a los productores de sal, con lo que se cuestiona que la modificiación beneficia a un sector económico sobre la salud de la población.

El amparo también señala que el 22 de enero de este año, Apesalgua remitió al Ministerio de Salud una propuesta de modificación del acuerdo que pretendía dejar sin efecto la obligatoriedad de la fortificación de la sal con yodo y flúor.

Antes, el 31 de julio del 2018, ya había acudido al Congreso de la República y expuso que “por la humedad que predomina en el país es difícil la industrialización de la sal y no cuentan con el equipo ni con los estudios necesarios para hacer dicho procedimiento”.

Según los expertos del Incap, la sal tiene que cumplir con ciertos aspectos, pureza de cloruro de sodio, de humedad, de granulometría (tamaño del grano). Todo se pueden fortificar, pero hay un tipo de sal que por su calidad, la humedad presenta dificultad a la hora de fluorar, este es el caso de la sal artesanal.

No es la primera vez

En el 2007, la CC resolvió a favor de los salineros que presentaron una acción de inconstitucionalidad ante la obligatoriedad de fortificar la sal con flúor. La acción fue fuertemente criticada porque la medida afectaba principalmente a la población de escasos recursos. Según Velasco, la CC reculó y dio marcha atrás a la modificación. “Ahora, después de tanto tiempo se vuelve a intentar modificar el artículo para no yodar y fluorar la sal”, refiere el médico.

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