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Población vulnerable aún espera por vacunación contra covid-19, un proceso que va pausado

Mientras que las cifras de contagios de coronavirus van en aumento, el rezago en la vacunación contra el covid-19 persiste sin llegar a población más vulnerable, como adultos mayores y embarazadas.

vacunación contra covid-19

La vacunación contra el covid-19 no avanza entre los grupos vulnerables. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

El Plan Nacional de Vacunación contra el covid-19 se inició por fases con la intención de poco a poco cubrir a grupos de guatemaltecos con mayor riesgo de enfermar, sin embargo, a 16 meses de que se aplicó la primera dosis el 26 de febrero del 2020, el alcance a personas vulnerables está incompleto. Es una amenaza pues los casos de contagios aumentan en el país, como también la hospitalización de gente no vacunada.

Las autoridades de Salud informaron el jueves pasado que del 6 al 15 de junio había 269 pacientes hospitalizados en áreas covid, de estos el 63% no estaba vacunado, y las personas con enfermedades crónicas presentaban un cuadro grave, lo que evidencia la necesidad de ampliar la cobertura de vacunación.

Pero un estudio de Laboratorio de Datos muestra que la distribución de las vacunas entre la población vulnerable es desigual, lo que impide que el país logre el nivel de cobertura poblacional recomendado por la Organización Mundial de la Salud, que debe ser del 70%.

Hasta este lunes 22 de junio, el Tablero Covid-19 del Ministerio de Salud reportaba que 42.8% del total de guatemaltecos a vacunar contaba con las dos dosis, es decir 6 millones 323 mil 41 personas. Cerca de la mitad de este grupo ya recibió la tercera vacuna, y tan solo el 1% tenía el segundo refuerzo.

Pero hay 1 millón 971 mil 484 de personas que están pendientes de completar el esquema, ya que solo recibieron una inyección, mientras que 6 millones 558 mil 482 no tienen ninguna dosis.  Es decir el 57.2% de la población sujeta a vacunación (14 millones 853 mil 007, de 6 años en adelante).

El inconveniente es que las vacunas están limitadas, hasta el 16 de junio la existencia de biológico en el país era de 433 mil 686 dosis de Pfizer con fecha de vencimiento entre septiembre y octubre.

Retos

Karin Slowing, de Laboratorio de Dato y una de las autoras del estudio Trabajo diagnóstico: distribución desigual de vacunas y tratamiento del covid-19 en poblaciones vulnerables, refiere entre las debilidades del plan es que se desarrolló con una visión urbano-céntrica, y para ciudadanos con acceso y compresión de la tecnología en línea -medio para registrarse e informarse de la vacunación-, además de que su adaptación a las dinámicas de las poblaciones ha sido lenta y poco flexible.

“La lógica de priorización de grupos de riesgo es epidemiológicamente correcta, pero no es la lógica en que funcionan las acciones de salud en el primero y segundo nivel de atención, en donde las personas buscan el servicio en simultaneo para la familia -la madre lleva al niño al centro de salud y aprovecha para ser atendida-, al segmentar por grupo de edad, se rompía esa lógica más grupal que acostumbran los hogares, lo que desalienta en las áreas rurales”, dice Slowing.

La primera etapa del plan era alcanzar a los trabajadores del sector salud y quienes están en hogares e instituciones de adultos mayores. Al 3 de mayo de este año, el 96%  de los que recibieron la primera dosis anticovid de este grupo ya tenían dos inyecciones, y de estos el 73% la tercera, según el informe de Laboratorio de Datos.

El análisis hace referencia a que el plan no define con exactitud la cantidad de personas a inocular en cada fase, sin embargo, para la primera etapa, que buscaba “mantener la integridad del sistema de salud”, se logró una cobertura positiva con el esquema básico -dos dosis- y un refuerzo.

Según el orden de prioridad, los adultos mayores era el segundo grupo a vacunar, para disminuir la mortalidad y la carga de enfermedad severa, dado que la letalidad del covid-19 se incrementa en esta población. Durante el 2021 siete de cada diez personas que fallecieron eran mayores de 50 años.

Los datos recopilados por el estudio hasta el 3 de mayo pasado indican que un millón 836 mil 614 de este grupo recibió la primera vacuna, un 11%  no tenía la segunda dosis, y la mitad de los inoculados no recibió el refuerzo.

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Dicha cifra varía considerablemente al ver la cantidad de guatemaltecos mayores de 50 años que deben ser inoculados, pues solo el 59% del grupo de 50 a 69 años tenía dos dosis, mientras que entre los mayores de 70 años el número era seis puntos porcentuales menor. En cuanto a la tercera dosis estaba por abajo del 35%.

La cobertura, entonces, entre las personas que están en la segunda etapa del Plan Nacional de Vacunación es baja, y el ritmo de vacunación en dicha población continúa lento, cuando desde un inicio se presentó como uno de los grupos con alta vulnerabilidad a enfermar de covid-19 y morir.

También están en alto riego quienes tienen enfermedades crónicas, pero no hay certeza de cuanta población presenta alguna comorbilidad, como hipertensión arterial, diabetes mellitus, enfermedad renal crónica, obesidad o cualquier otra. El informe señala que al 3 de mayo un total de 549 mil 326 guatemaltecos entre este grupo tenía una dosis, solo el 4%  recibió la segunda, mientras que el 18% no recibió el refuerzo.

En el área rural

Si bien la incidencia de casos positivos de coronavirus se ha concentrado en población urbana y ladina, es en las áreas rurales -vive el 61%  de población indígena- donde se observa un exceso de mortalidad del 61.1% durante el período de estudio y en personas mayores de 40 años, es decir, 18 mil 770 decesos.

“Aunque entre la población indígena se han detectado menos casos, el hecho que su porcentaje de exceso de mortalidad por cualquier causa sea mayor, es un fuerte indicio de su desventaja en el acceso a servicios de salud preparados para manejar los casos más graves”, señala el informe.

También está en desigualdad al hablar del alcance de vacunación, pues esta se ha centralizado en zonas urbanas.

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Edwin Montufar, viceministro de Atención Primaria indicó en la última conferencia de prensa del Ministerio de Salud, que se habían aplicado 4.14 millones de dosis a población indígena, lo que representa el 23.2% del total de vacunas administradas, que sumaban 17.84 millones.

Esa brecha deja sin cobertura a población vulnerable en el área rural, como los adultos mayores. Al respecto Slowing menciona que se requiere de un trabajo de hormiga, de conversación local -autoridades y lideres comunitarios, religiosos-, para acercar la vacuna a las comunidades, pero también para que las personas recuperen la confianza y disipar dudas sobre la vacunación.

“Estamos en otra etapa de la pandemia en donde no hay tanta mortalidad, pero vacunarse sigue siendo importante, hay más espacio para hacer esos procesos de diálogos, que son más lentos, pero son indispensables para que la gente eventualmente acepte la vacunación”, agrega.

Otros grupos marginados

Al comienzo las mujeres embarazadas no estaban contempladas en plan vacunación contra el covid-19, fue hasta agosto pasado que se comenzó a inocular con dosis de Moderna a quienes tenían cuatro meses de gestación, más adelante en los lineamientos se incluyó dosis de Pfizer y de AstraZeneca.

El registro del Ministerio de Salud que Laboratorio de Datos reporta es de 45 mil 412 embarazadas vacunadas con una dosis, el 63% de ellas recibió la segunda dosis y solo el 15% la tercera.

De acuerdo con Slowing se debe restablecer los programas regulares de control prenatal e incorporar en la norma de atención la vacunación covid-19 para las embarazadas. En las áreas rurales es importante que los prestadores de servicios de salud se apoyen en las comadronas, que atienden la mayoría de partos, para que sean ellas las que motiven e informen a las gestantes sobre la importancia de inocularse para protegerse de la enfermedad y a sus bebés.

Hay otros grupos que en el plan no fueron añadidos, como los privados de libertad, que pese a que el riesgo de contagio en las cárceles es alto por el hacinamiento que hay. Para el 2020 la población penitenciaria era de 25 mil 746 personas, y el informe menciona que únicamente el 5.7% de este grupo fue vacunado con la primera dosis, el 5.1% completó el esquema de dos dosis, y el refuerzo lo recibieron nada más el 2.4%.

Esta es una población que está concentrada y se sabe cuántas personas la conforman y quiénes son, por lo que la vacunación no debería representar un reto, como si lo es alcanzar a los migrantes indocumentados, que también están en alto riego de enfermar de covid-19, pues no tienen facilidad para acceder a los servicios de salud, a las pruebas diagnosticas y a recibir las vacunas anticoronavirus. Laboratorio de Datos indica que el Ministerio de Salud no tiene registro de vacunación de migrantes deportados ni en curso o que salen de Guatemala rumbo a otros países, y se mantiene un vacío en las cifras de esta población vacunada en el territorio nacional.

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