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Privados de esperanzas, menores están sin libertad y con carencias

Internos salen 40 minutos al día para recreación y usan aulas para dormir.

Un monitor supervisa a los adolescentes recluidos en las jaulas. Una ventana es la única vía de ventilación. (Foto Prensa Libre: Estuardo Paredes)

Un monitor supervisa a los adolescentes recluidos en las jaulas. Una ventana es la única vía de ventilación. (Foto Prensa Libre: Estuardo Paredes)

“¡Buenos días!” se escucha en coro al ingresar al Centro Juvenil de Detención Provisional (Cejudep), llamado también Gaviotas, uno de los cuatro lugares donde son recluidos los adolescentes en conflicto con la ley.

“La esperanza de vida de uno de  16 años no pasa de los 20”, respondió un joven al ser consultado en un juzgado, pues reconoce que las actividades  en la pandilla podrían llevarlo a la muerte.

Prensa Libre tuvo acceso a Gaviotas y constató las carencias que existen. La cárcel para adultos y los centros de detención de menores no son diferentes, en ambos hay hacinamiento, pandillas y escaso control de las autoridades.
El Sistema Penitenciario administra 21 prisiones con 200% de sobrepoblación. La Secretaría de Bienestar Social (SBS) maneja cuatro reclusorios para menores y en estos hay 100% de hacinamiento.

Los   niños y adolescentes que integran alguna pandilla se diferencian, según el grupo, por el color del pantalón que utilizan —azul, amarillo, verde y gris—. La mayoría de ellos son aislados en cuartos con barrotes, llamados jaulas.
Una clínica poco equipada, psicólogas y trabajadoras sociales  le dan seguimiento a los  menores y las aulas se usan como dormitorios.

Una garita de seguridad que divide dos áreas del centro retiene a cuatro niños —el espacio es de dos por dos metros—. Otro grupo  está encerrado donde antes había  sanitarios.

Al fondo del terreno se ve una construcción a medias. Era para  30 menores, pero  no fue concluida.

En los cuatro centros de privación de libertad    hay mil 92 adolescentes —hombres y mujeres—; la mitad es mayor de edad y deben cumplir condena en ese lugar, aunque sean adultos, como dice  la Ley de Protección Integral de la Niñez y Adolescencia.

Recreación

La única actividad documentada fue un encuentro de futbol en una pequeña cancha y con un balón deteriorado. Salen 40 minutos al día, pero no todos tienen oportunidad, por ser demasiados.

Según la oficina de Comunicación Social de la SBS,  facilitan educación primaria a 229 menores; 411 reciben clases del ciclo básico,  153 de diversificado  y  28 universitarias. En reclusión, las mujeres son  más activas que los hombres  y constantemente exigen esmalte para uñas, tacones y otros objetos personales.

El informe 2016 del Observatorio de Derechos Humanos  señala que la detención tiene consecuencias para los niños, especialmente en su salud física y mental. Además, la tortura y otros maltratos a manos de los guardias es un riesgo en todo tipo de detención,   especialmente para los menores retenidos, advierte.

“Los niños encerrados por actos de delincuencia son ubicados en instalaciones que carecen del personal y la infraestructura necesaria para ofrecer clases de manejo de la ira, capacitación de habilidades para la vida diaria y otros tipos de servicios de rehabilitación”, señala el informe.

Esta situación coincide con Méshelle Bayreb Kababie, especialista en psicología forense, quien explicó que un factor que  afecta  directamente a los menores es que siguen relacionados con otros que han crecido en ambientes sin amor y carecen de todo concepto humano. Esa situación estimula la violencia.

“Al salir se van a mantener en el mismo círculo. Ahí aprendieron a cometer crímenes. Lo que hacen  es que no les generan reformación, la ayuda que hay para ellos es poca y solo les dan dónde dormir”, puntualizó.

Kababie indicó que el hacinamiento también hace que acumulen resentimiento y conducta agresiva. Además, algunos ya son mayores de edad y se vuelven líderes. “Dentro de estos ambientes se pueden dar, incluso, abusos sexuales”, advirtió.

Denuncias

El Ministerio Público ha recibido seis mil 317 denuncias en los últimos tres años sobre delitos cometidos por menores de edad.

Entre estas destacan las amenazas, lesiones, violación y extorsión. Solo en el último año ingresaron mil 925 quejas a la Fiscalía de Menores. Los investigadores han logrado mil 152 sentencias los últimos tres años.

Según la SBS, de los mil 92 internos actuales, el 16% fue capturado por robo, un 15.7% por extorsión, 14.2% por asesinato y 12.3% por violación, entre otros delitos.

Byron Titus,  sociólogo guatemalteco,  con 15 años de experiencia en programas de rehabilitación en Massachusetts, EE. UU., visitó el centro Gaviotas en abril último y aseguró: “No estaba preparado para tal experiencia”.

El experto describe  limitaciones “extremas” de personal y la forma como sobreviven los confinados.
“Tienen áreas para unas 10 personas donde hay más de 50. Además, no hay ninguna actividad sana, más que algunos minutos de ejercicio”, refirió.

Titus  maneja un programa de rehabilitación en EE. UU. y calificó de precaria la infraestructura  de Gaviotas, además de  mínimas las medidas de seguridad para los recluidos. “Urge un cambio. Un buen sistema debe  ofrecer seguridad y condiciones humanas y de oportunidad”, enfatizó.

Pueden cambiar

De los jóvenes remitidos a los juzgados, el 70% se rehabilita con terapias y talleres, según datos del Juzgado de Control de Ejecución de Medidas para Menores en Conflicto con la Ley Penal.

El 90% de los adolescentes que no pertenecen a una pandilla se regeneran, y de  de los pandilleros  solo lo hace  el 40%.

Verónica Galicia, jueza de la Niñez, ha señalado  que una de las dificultades es la poca participación social para brindar oportunidades laborales a los  rehabilitados.

6,317

  • Quejas recibió el MP los últimos tres años

50%

  • De los mil 92 detenidos ya es mayor de edad.

821

  • Reciben educación desde  primaria hasta universidad.

1,092

  • Menores hay en los cuatros centros de detención de la SBS.

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