Lugar seguro
Las historias varían en detalles, pero tienen elementos comunes: pobreza extrema, abandono familiar o incapacidad de los padres para sostenerlas. “Hay familias de la montaña de Jalapa que las llevan al hogar para que puedan estudiar y tener un mejor futuro. Se van llorando los padres, pero hacen el sacrificio en bien de las niñas”, cuenta la madre Miriam, quien señala que eso es en el mejor de los casos.
También hay niñas que han sido víctimas de violencia física y verbal, o cuyas familias las abandonaron. Cita como ejemplo el caso de dos hermanitas que llegaron al refugio cuando tenían 2 y 4 años; ahora tienen 8 y 10. “Dicen que esta es su casa, que nosotras somos su familia”, agrega Gómez con gran serenidad.
“Dos pasan a primero básico, todas estudian en la Casa Central y van cada mañana caminando en fila. Les gusta aprender, aunque todavía les cuesta Matemática, y quiséramos tener el otro año un maestro que les dé refuerzo”, finaliza la religiosa, quien apela a la generosidad de la gente.