Los políticos detractores, incluyendo al mismo presidente Otto Pérez Molina que calificó como un pequeño grupo el que protestaba, restó importancia y vaticinó que la marcha no lograría la misma convocatoria que se alcanzó en la primera fase.
La cita era a las 15 horas. Sin embargo, desde temprano varios grupos fueron acercándose, el primero de ellos, fue un grupo de evangélicos quienes oraron por la seguridad de quienes más tarde se congregarían en la Plaza.
Estudiantes de las universidades privadas y de la Usac demostraron unidad. Por primera vez salían a las calles juntos para reclamar de los gobernantes ya no más corrupción. También se unieron grupos de ciclistas, motoristas, iglesias, campesinos, artistas, niños, jóvenes, familias completas… sectores que conforman la diversidad guatemalteca.
A eso de las 15 horas la Plaza estaba casi a tope y aún faltaban más grupos por llegar. En su momento cúspide se calculó la presencia de unos 60 mil guatemaltecos quienes pese a amenazas como la lluvia o el control oficial con cámaras instaladas a un costado, gritaron consignas diversas pero con un mismo objetivo: “¡No más corrupción!”.
Himno a todo pulmón
Para recrear ese momento de unidad, nada má simbólico que el himno nacional entonado con fervor por 60 mil guatemaltecos reunidos en la Plaza, pero que recibieron el apoyo también de marchas y concentraciones realizadas en varios departamentos y en el extranjero.