Palabras y no golpes
Otro prelado expresó: “Estamos pidiéndole al Señor que con esta fuerza de la fe, también podamos seguir adelante para ayudarnos unos a otros, para lograr que los que no quieren entender nos entiendan, y que nos entiendan con palabras y no con golpes”.
El tercero indicó que era de esperarse el desalojo del viernes último. “Yo creo que aquí lo que hay es una incomprensión. No creo que aquí haya algún delincuente ni personas perseguidas por la justicia a las que haya que estar buscando. Aquí hemos estado de manera pacífica durante dos años, y por lo visto, vamos a seguir el tiempo que haga falta”, señaló.
Vilma Carrera, una de las manifestantes, precisó que miles de personas serían afectadas por la mina, por lo que se mantendrán en resistencia para proteger los escasos recursos naturales que poseen.
A pocos metros de donde se ofició el servicio religioso, un contingente de antimotines de la Policía resguarda el ingreso al proyecto minero.