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Siameses de Petén están en camino a la separación

Al final del pasillo de Pediatría del Hospital Roosevelt se escucha el llanto de dos bebés, uno más fuerte que el otro. Al acercarse a la puerta de la última habitación, hay un rótulo con la leyenda “Aislamiento protector”, donde se encuentran Pedro y Augusto Tut Xol, los siameses que nacieron el pasado 11 de septiembre en Petén.

Pedro y Augusto Tut Xol permanecen en la Pediatría del Hospital Roosevelt, su madre Luisa Xol Caal está al tanto de los pequeños que nacieron el 11 de septiembre pasado. (Foto Prensa Libre: Ana Lucía Ola)

Pedro y Augusto Tut Xol permanecen en la Pediatría del Hospital Roosevelt, su madre Luisa Xol Caal está al tanto de los pequeños que nacieron el 11 de septiembre pasado. (Foto Prensa Libre: Ana Lucía Ola)

Están allí desde hace un mes. Fueron trasladados del ala de servicio de alto riesgo 1 de Neonatología, el primer lugar  donde fueron ingresados. Se encuentran aislados, para evitar infecciones.


Una enfermera está al tanto de los pequeños y se encarga de moverlos de forma constante para evitar que se formen úlceras en la cabeza, por donde están unidos, por lo que son clasificados como cranéopagos.

Pedro es inquieto. Se le ve estirar los brazos tratando de alcanzar el móvil que cuelga en su cuna, aunque al principio no tenía fuerza. Luego de varias terapias logró recuperarse. Los médicos refieren que no tener a su madre cerca por más de un mes afectó su estado anímico. Afortunadamente, Luisa Xol Caal, de 25 años, viajó de Petén para estar con sus hijos. Por ahora se hospeda en la Casa Ronald McDonald cerca del hospital.

Augusto, en cambio, es tranquilo, y su llanto es leve. Él ha ganado más peso que su hermano. En su caso, la báscula marca 9.4 libras, mientras que con Pedro, 7.9 libras, según la médica Mayra Vian Durimi, quien es parte del grupo de profesionales que entrará al quirófano para separar a los bebés.

Intervención

La angiorresonancia, uno de los últimos exámenes que les hicieron a los hermanos, señala que estos comparten una parte del cráneo y algunos drenajes venosos, por lo que dentro del procedimiento quirúrgico los médicos harán una anastomosis —unir vasos con vasos y arterias con arterias—, según el neurocirujano Julio Roberto Gatica Gálvez, a cargo del cuerpo médico que intervendrá a los siameses. Faltan otros exámenes para tener mayor claridad de los pasos a seguir.

Serán varias cirugías a las que se someterán, luego de alcanzar un peso óptimo, y para tener todo controlado se harán algunos simulacros, debido a que el rostro de los niños está en distintas posiciones, dijo el cirujano José Manuel Pérez Zapata, miembro del equipo. “Es una cirugía de alta complejidad”, dijo el médico Herbert González Soto, otro de los especialistas.

Uno de los primeros procedimientos será cuando los cirujanos plásticos coloquen expansores del cuero cabelludo a las cabezas de los niños, que estirarán la piel que se usará para cubrir la herida que ocasione su separación, explicó Gatica Gálvez. El procedimiento podría durar hasta tres meses y existe el riesgo de que los hermanos rechacen los expansores, pero los médicos están optimistas.

Luego de este proceso, los especialistas podrán planificar cuándo se llevará a cabo la intervención neuroquirúrgica.

Aparato indispensable

Hay un inconveniente mayor al tiempo, para realizar la operación los médicos necesitan de un microscopio de última generación que les ayudará en la reconstrucción vascular, para poder unir los vasos sanguíneos.

Han hecho la solicitud varias veces para que se compre el aparato, pero su petición no ha sido atendida. El último instrumento que se compró en el Hospital Roosevelt fue hace 20 años.

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