El nacimiento es imponente no solo por su tamaño, sino por la notable labor minuciosa que hay detrás de cada detalle, así como la pasión de quienes lo elaboraron.
En total participaron 68 nacimientos y 10 pasaron a la fase final, donde 3 mil 969 lectores de Prensa Libre votaron por los primeros tres lugares. El de la familia Sicajá Flores obtuvo 713 votos, el 18 por ciento del total.
En la elaboración del belén participó Walter Sicajá y sus sobrinos Marlon Sicajá y Daniel Flores. La abuela de la familia, Luz Hernández, elaboró las vestimentas de los personajes del nacimiento.
El pesebre, donde se encuentra el Niño Dios, tiene de trasfondo la catedral de Notre Dame de Francia, y a un costado la cúpula de la iglesia La Merced de la capital guatemalteca.
Todas las figuras fueron talladas a mano y reflejan la vocación de Walter, quien es arquitecto, así como Marlon, que estudia Restauración de Arte y de Daniel que cursa Diseño Gráfico.
“Tengo 37 años de realizar el nacimiento. Es una tradición que se arrastra de generación tras generación, desde los abuelos y luego me involucro yo, cuando tenía 10 años, hasta la fecha”, cuenta Walter.
El Niño Dios, el actor principal de la escena, tiene alrededor de 150 años, estima Walter. “Mi abuelita obtuvo al Niño a través de su familia. Ella vivió 93 años, lo tuvo en ese tiempo y luego me lo heredó. Conforme pasaron los años yo me dedique a trabajar nacimientos. Más adelante obtuvimos a San José y María, que tienen 30 años. Luego las otras imágenes tienen desde 15 años hasta la fecha”, relata.
Cada año se coloca un lema al nacimiento y, para este colocaron “silencio y paz, amor y fe, Jesús María y José”, estrofa de un canto navideño llamado Taller de Nazareth.
“En la escena vemos la intimidad de familia de Nazareth. San José, en su labor de carpintero, trabajaba arduamente para sostener a familia y la Virgen María custodia al niño. Esa fue la escena que quisimos montar, con la estructura estilo gótico y la cúpula de la Iglesia La Merced”, explica Marlon.
Por su parte, Daniel cuenta que entre los tres aportaron ideas para el nacimiento y conforme pasan los años y han crecido adquieren más responsabilidades en la elaboración.
“Los tres analizamos el mensaje que queremos transmitir para adaptarlo a la estructura, entre todos damos ideas. Mi hermano pone el lema, mi tío talla todo pero como voy creciendo me va involucrando más”, dice el joven.
Un año distinto
La pandemia generó dificultades para la familia Sicajá Flores para hacerse de algunos materiales y también cambiará las actividades que tradicionalmente hacen.
“Acostumbramos a rezar para el día de Candelaria y el rezo lleva celebración. Esta casa se llena de gente para celebrar el nacimiento de Jesús. Esa fiesta y la novena no se va a realizar este año”, dice Marlon.
No obstante, pese a las adversidades que significó para todos guatemaltecos la llegada de la pandemia, Marlon lanza un mensaje de aliento, que consiste en “tener esperanza en el Niño Dios”.
Por su parte, Walter, quien ha elaborado por más años el nacimiento, exhorta a todas las familias guatemaltecas a que no pierdan las costumbres.
“Queremos que no se pierdan las tradiciones guatemaltecas. La elaboración del nacimiento es una costumbre que ya no se ve en los hogares. Se está perdiendo y ojalá las familias continúen, tal vez no con el gran monumento que hacemos acá, pero sí como lo hacíamos nosotros antes: con un ranchito, el musgo y las imágenes representando al Niño Dios”, exhorta.