Soto, quien tiene 39 años y quien lleva dos décadas trabajando al servicio de la comunidad estadounidense como bombero, recibió el nuevo nombramiento rodeado de su familia que viajó desde Guatemala.
Se trata del primer latino en llegar a este cargo, según explica Juan Pablo, quien arribó a Estados Unidos cuando tenía 18 años y quien durante los últimos 10 fungió como capitán dentro del Departamento de Bomberos de Charlotte.
“Ha sido un camino de muchos retos y obstáculos. Como extranjero en este país muchas veces se le hace creer a las personas que no merecen ir sobresaliendo. No quisiera ser el primer latino con este cargo. Eso quiere decir que hacen falta más y apenas estamos en 2023. Sin embargo, veo esto como un gran logro de mi parte”, compartió a Prensa Libre el ahora jefe de batallón.
Luego de varios años laborando como bombero y capitán, Soto velará a partir de este mes la gestión de siete estaciones a lo largo de la ciudad de Charlotte.
“Estoy a cargo administrativamente de las estaciones. Como bombero asumo el comando del equipo con el que atendemos incendios y otro tipo de emergencias. También estoy encargado de instruir órdenes durante esos momentos y que se cumpla nuestro objetivo de rescate”, agregó Juan Pablo.
El guatemalteco cuenta que sus rutinas inician cerca de las 06:00 horas asumiendo el rol del jefe de batallón que dejó el turno anterior. Cuando no hay emergencias que atender, Soto lleva a cabo entrenamientos, reuniones y se encarga de velar por temas administrativos en la estación.
Durante este tiempo, Juan Pablo asegura que su labor como bombero le ha enseñado a estar para los demás: “En 20 años de bombero las enseñanzas son muchas, pero he aprendido mucho del sentido de humildad y de servicio. Se saber que estamos para servir, y que, además, no siempre todo está bajo control. Siempre hacemos lo posible”.
Historia de Juan Pablo Soto
El ahora jefe de batallón de Bomberos en Charlotte nació en la ciudad de Guatemala y llegó a Estados Unidos a los 18 años bajo la idea de sumarse al ejército de aquel país.
La motivación tras este ímpetu estaba marcada por los pasos que también había tomado su padre, quien llegó al país norteamericano durante la década de 1950 queriendo unirse a las fuerzas armadas.
“En aquella época las personas que querían unirse al Ejército podían optar por una ciudadanía”, cuenta Juan Pablo quien, debido a la posterior nacionalidad de su padre, también logró una ciudadanía estadounidense y guatemalteca.
Luego de su llegada al país, Soto conoció a un bombero en Charlotte quien le contó sobre este mundo. El funcionario le comentó además sobre las posibilidades de estudio y desarrollo profesional que tenía el apoyar este servicio.
Luego de haberse radicado en la ciudad de Carolina del Norte donde trabajó durante un año como mesero en un hotel, Juan Pablo tomó la decisión de inscribirse a la formación de bomberos.
Así, con 19 años se enfiló en los entrenamientos y sin percatarse del paso del tiempo, hizo de la del Departamento de Bomberos su segundo hogar. “Desde un inicio, mi equipo se convirtió en mi familia”, cuenta el guatemalteco.
Mientras se adentraba en este mundo, Juan Pablo también estudiaba Atención de Emergencias. Sus nuevos conocimientos le permitieron asumir retos que a la fecha han dejado de ser contados con las manos de los dedos.
Cada experiencia, infiere el guatemalteco, le ha sumado para comprender el valor del servicio y apoyo a la comunidad.
