La doctora Nancy Sandoval, infectóloga y presidente de la Asociación Guatemalteca de Enfermedades Infecciosas (AGEI) y de la Asociación Centroamericana y del Caribe de Infectología (ACECAI), señala que es importante tener un marco legal para garantizar que la vacunación sea universal y gratuita, pero también para evitar la improvisación en el proceso de acercarla a la población.
¿Cuán necesario es que se apruebe Ley de vacunas en el contexto de la pandemia del covid-19?
Ha sido difícil la implementación de vacunas como covid-19, no sólo para Guatemala. La carencia de un marco legal que facilite la operativización de los planes de vacunas es crítica porque la vacunación es la medida de salud pública más costo-efectiva que hay y que además mejora la calidad de vida.
Contar con la Ley de vacunas, como nuestra iniciativa de Ley 5342, pasa por garantizar el acceso universal y gratuito a las vacunas para la población, esto de manera sostenible, porque asegura el presupuesto suficiente para vacunas, insumos y gestión pública, de una manera en que no se desfinancien las vacunas dentro del calendario nacional o sea utilizado para otros rubros como ya ha pasado antes, además, el fortalecimiento del programa de inmunizaciones.
También establece un órgano asesor técnico científico independiente para apoyo al ente rector que es el MSPAS (Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social).
La cobertura de vacunación regular ha descendido, se han vencido vacunas contra rubéola y sarampión, y se amplió el rango de edad de inmunización del VPH ¿al tener una ley de vacunas este desorden en el tema de inmunización se solucionaría?
El acompañamiento del Conapi (Consejo Nacional de Prácticas en Inmunizaciones), como grupo asesor técnico científico independiente del programa de inmunizaciones en marco de Ley de vacunas, permitiría que las recomendaciones y orientación basadas en evidencia sean tomadas en cuenta por las autoridades de turno y dejaría poco margen a la improvisación, que ha marcado las acciones de las autoridades, sobre todo en pandemia, así como la desatención al programa regular de vacunas a causa del desborde de recursos para atención de la vacunación covid-19, lo cual pone en riesgo la aparición, emergencia o reemergencia de enfermedades prevenibles por vacunas, que hace mucho tiempo que no vemos pero que por las bajas coberturas vacunales podrían suceder.
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¿Está ley hubiera permitido tener un avance más sostenido en el proceso de vacunación contra el coronavirus?
Esta pandemia ha dejado visible muchas carencias de los sistemas de salud a nivel mundial, pero en el país podemos destacar que las decisiones en torno a la implementación de la vacuna covid-19 ha tenido un sello, ha sido la falta de orden, orientación y directriz clara que permitiera avanzar de una forma ágil y al ritmo de la evidencia científica.
La campaña de divulgación y socialización, al igual que el sistema inicial de registro electrónico han sido de los factores que han podido ser optimizables y en el caso de la comunicación aún sigue siendo desigual, parcializada y poco asertiva. No ha conseguido trasladar el mensaje claro a toda la población sobre la necesidad y beneficios de la vacuna covid-19, respecto de la prevención de complicaciones, hospitalización y muerte derivados de la infección.
Sigue haciendo falta que se sigan las solicitudes de impulsar la campaña con los líderes comunitarios y se acerque la vacuna a la población.
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¿El Ministerio de Salud ha tomado en cuenta las recomendaciones que la (Conapi) ha hecho sobre el Plan Nacional de Vacunación contra el covid-19?
De manera general sí, respecto de la población de riesgo y sus grupos para las fases de vacunación, decisiones relacionadas con la parte técnica de las vacunas recibidas en donación o su optimización, aunque en la operativización del lineamiento en algunos casos se ha ejecutado de manera tardía o de manera parcial.
La vacunación contra el covid-19 sigue lenta en Guatemala, ¿qué se puede esperar ante la aparición de una nueva variante ómicron?
Tenemos un gran reto a partir de la aparición de variantes de preocupación como delta, que es la predominante en el país según último estudio de secuenciación genómica, y la inminente llegada de la ómicron, de la que ya se tiene confirmación de circulación en varios países de Latinoamérica, lo que se teme es una ola, un incremento abrupto de contagios.
Esta variante tiene un factor de reproducción tres o cuatro veces superior al de las variantes anteriores y está ocasionado serios problemas en países con mejores sistemas de salud y con más altas coberturas de población vacunada. Esto sería un escenario sombrío para Guatemala por la falta de preparación del sistema sanitario, sobre todo en recurso humano y camas de hospitalización y la capacidad de atención a pacientes que requieran cuidado crítico.
La mejor forma de contener la dinámica de propagación, para limitar el daño o el potencial riesgo, es agilizar la vacunación masiva, triplicar el ritmo de vacunación actual y conseguir completar esquemas de vacuna covid-19, avanzar al refuerzo de las personas que son elegibles y no bajar la guardia, continuar con las medidas preventivas que sabemos funcionan como: distanciamiento físico, evitar las aglomeraciones, correcta utilización de mascarilla, preferencia de espacios ventilados, higiene de manos.
El semáforo epidemiológico presenta 285 municipios en amarillo ¿qué tan real es este escenario? ¿se puede prever una nueva ola de contagios luego de las fiestas de fin de año?
No somos diferentes a muchos países del mundo que han mostrado que tras el relajamiento de las medidas preventivas existe un alza de contagios y con variantes como ómicron es importante, como parte de la respuesta y manejo de la pandemia, que no se deje de realizar pruebas.
Se necesitan muchas pruebas para que los casos positivos detectados a través de un rastreo de contactos permitan cortar las cadenas de transmisión al aislar a los infectados, porque los asintomáticos también contagian y aunque en la capital hay buenas coberturas vacunales, no es el caso de la gran mayoría de la población en el interior del país.
Hace falta redoblar esfuerzos y volver al ritmo de vacunación que se tuvo cuando se vacunaba en medio de la anterior ola.
Al finalizar el 2021 ¿qué aspectos se deben mejorar para llevar la vacuna a la población más vulnerable, a las comunidades rurales?
Es muy importante acercar la vacunación a la población, retirar el registro o la llamada para que puedan llegar a vacunarse de refuerzo o de alguna dosis, mantener los centros de vacunación más populares, accesibles, sin costo y cercanos a la gente.
Hace falta la comunicación con líderes comunitarios, religiosos para impulsar la vacunación y sus beneficios. Visitar lugares donde se concentran los adultos mayores y personas con comorbilidades, los sitos que frecuentan o que les son fáciles de concurrir.
Que los canales de comunicación lleven los mensajes de manera clara y sencilla, que no se pierdan oportunidades para vacunar a todo aquel que desee hacerlo, si se desea alcanzar la proyección que es la mitad de la población vacunada a finales de año. En estos momentos sí se cuenta con las vacunas, hace falta que las personas las reciban y sean colocadas para que les protejan de las complicaciones derivadas por covid-19.