Decisión Libre 2015

Finalizó la campaña en la que no se necesitaban promesas

Al noveno proceso de elección presidencial de la era democrática de Guatemala se le adelantaron las manifestaciones anticorrupción. A los candidatos no les hacía falta ofrecer nada que no figurara ya en las exigencias ciudadanas.

Imagen de una de las jornadas de manifestaciones que protagonizaron guatemaltecos durante 19 sábados. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

Imagen de una de las jornadas de manifestaciones que protagonizaron guatemaltecos durante 19 sábados. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

Los partidos políticos se aprestaban a comienzos de este año a montar una vez más el teatro de ofrecimientos y dádivas interesadas, sobre todo aquellos partidos para los que prácticamente nunca terminó la campaña de 2011 y continuaron en promoción vestida de proselitismo: básicamente el oficialismo y el principal partido opositor, que desde 2014 sostenían una alianza legislativa que les llevó a aprobar una emisión millonaria de bonos, un presupuesto deficitario, designar una Corte Suprema de Justicia que entonces creían afín y otras tantas jugadas sobre un tablero que creían copado.

“Fuera delincuentes difrazados de gobernantes”, “No más políticos corruptos”*

“Fuera delincuentes difrazados de gobernantes”, “No más políticos corruptos”*

Diputados tránsfugas se movieron desde el comienzo de la legislatura en busca del mejor postor en tanto el gobierno invertía millones en infraestructura para construirle una autopista pavimentada a la presidencia a su potencial candidato, Alejandro Sinibaldi, cuya proclamación anticipada (y por ende ilegal) ocurrió el 24 de septiembre de 2014, en una plaza llena de beneficiarios de programas sociales y afiliados del Partido Patriota. La entonces vicepresidenta (que renunciaría el 9 de mayo de 2015) presentó, exultante, a Sinibaldi a la multitud.

“Ya basta, políticos corruptos, tienen a Guatemala de luto”*

Por su lado, el perdedor de la anterior elección, Manuel Baldizón, se mantenía sonriente en decenas de vallas, algunas heredadas de ese proceso y otras nuevas, que fueron variando en estilo gráfico. Desde algunas en duotono donde se le prefiguraba como una especie de político revolucionario de la década 1970 junto a su jefe de bancada Eduardo Villate. Piedras y paredones se sonrojaban al paso de conductores en diversas carreteras del país: los había pintado del color liderista, pero también había “reservaciones” verdes, amarillas, moradas: partidos Une, Creo y Todos, respectivamente.

“Guatemala despertó”, “Primero Guatemala”*

El desenmascaramiento de la red de defraudación aduanal La Línea, por denuncia del Ministerio Público y la Comisión Internacional contra la Impunidad, el 19 de abril, destapó la boca y desató las manos de millares de guatemaltecos que el 25 de abril salieron a las calles, en la primera de muchas marchas anticorrupción que exigían la renuncia de las autoridades y la depuración del sistema político. El involucramiento de Juan Carlos Monzón (aún prófugo) secretario privado de la vicepresidenta Roxana Baldetti (a quien meses después se oyó dar instrucciones a otro de los involucrados en la red) acabó con la paciencia y hasta con la indiferencia. 

Atronadora gritería acompañada de vuvuzelas y gorgoritos llenó la Plaza de la  Constitución como no ocurría en décadas. Aún así, el gobierno minimizó la manifestación y ofreció las mismas medidas discursivas de siempre. Baldetti renuncia el 9 de mayo cuando el antejuicio en su contra estaba ya en manos del Congreso. El presidente Otto Pérez Molina duraría casi cuatro meses más en el cargo, huyendo del contacto directo con los periodistas pero sobre todo con los manifestantes, que acudieron, a veces sólo unos cuantos pero siempre puntuales a su cita de los sábados a las 3 de la tarde en la Plaza de los Reclamos, la Plaza Anticorrupción, la Plaza de los Indignados Pacíficos, plancha de granito que acogía el descontento con siete presidencias plagadas de denuncias y lastradas por logros incompletos.

El Indice de Desarrollo Humano, que entre 1990 y 2012 apenas se movió e igual quedó por debajo de la media de América Latina era evidencia de la disfuncional y convenenciera democracia de los políticos guatemaltecos, que quedaba al desnudo gracias a las conversaciones telefónica de una banda de defraudadores que se olvidaron que ya no vivían en la década 1980, sino en la era digital.

“Renuncia ya”, “Otto Pérez, Guatemala no te quiere”*

Otto Pérez Molina, ya fuera de la presidencia presume constitucional inocencia. Pero tras un primer antejuicio del cual le protegieron su bancada y la de Lider, no pudo contra un segundo planteado por MP y Cicig. No podrá ir a votar porque está en prisión provisional mientras termina la audiencia de Primera Declaración, cuya continuación será el martes 8. Para entonces ya habrá dos finalistas para la segunda vuelta: una cerrada carrera en la cual el otrora líder de la contienda, Manuel Baldizón está en segundo lugar, superado por Jimmy Morales, candidato emergente que aprovechó el descontento popular contra los políticos conocidos. Sandra Torres, ex esposa del expresidente Alvaro Colom explota lo que queda de los Programas Sociales y se disputa con Baldizón el voto del área rural.

El resto de candidatos buscaron capitalizar las demandas populares de la plaza al ofrecer combate a la corrupción, cambios al sistema político, mejoras en el sistema de Salud, oportunidades en Educación y también la largamente ansiada pero incumplida garantía de seguridad ciudadana: prácticamente nada que los manifestantes no exigieran y nada que los siete gobiernos anteriores hubieran logrado concretar como para ganar un segundo mandato.

“En estas condiciones, no queremos elecciones”*

Cerca de un 30% de indecisos o que marcaron nulo o en blanco la papeleta simulada de la Encuesta Libre dejan abierta la puerta a un final de muerte súbita: Baldizón no pudo detener su tendencia de caída desde abril ni el creciente antivoto (generado por el comportamiento de su bancada en el Congreso pero también por el desacato a las prohibiciones y límite de campaña del Tribunal Supremo Electoral), Morales tiene fortaleza en centros urbanos pero aún tiene brecha de conocimiento en el campo, Torres goza de la admiración del sector femenino y popular pero en la capital no hay manera de que logre borrar su imagen de intransigencia ganada a pulso como esposa de Colom.

El resto de candidatos busca dar el salto mágico que rompa la fotografía que marcaron las encuestas de las dos semanas previas a la elección. El 27 de agosto se produce la mayor manifestación en la historia reciente del país. Unos 100 mil ciudadanos demandan transparencia, depuración, desarrollo y por supuesto la renuncia del Presidente que llegará una semana después. Ya en el juzgado Pérez declaró que no pensó terminar en ese lugar. Su publicidad, al final de la campaña electoral de 2011 ofrecía Seguridad y mostraba jóvenes usando laptops en la plaza (donde el 24 de julio de 2013 fue baleado mortalmente el estudiante Leonel Guillén, del colegio San Sebastián, por un asaltante), prometía la transformación del sistema hospitalario (en donde muchos enfermos, incluso niños, murieron por falta de insumos), vendía la imagen de escuelas idílicas (muchas de las cuales se quedaron tan sin techo ni escritorios como estaban antes de su gobierno). Los guatemaltecos (ancianos, estudiantes de primaria, secundaria y universitarios, obreros, profesionales) que salieron a protestar a la plaza tampoco pensaron que llegarían hasta allí. No necesitaban más promesas pues ya las sabían de memoria.

El 2 de mayo, el TSE declaró oficialmente abierta la campaña electoral. Vallas, spots de TV, mitines, afiches en postes, lo de siempre. Los candidatos ofrecían empleo, cero corrupción, mejor educación, atención eficiente en salud, apertura a la inversión, combate a la delincuencia…. Pero  hacía una semana que los ciudadanos guatemaltecos no necesitaban ya de más promesas.

*Textos de pancartas mostradas a lo largo de 19 semanas, entre el 25 de abril y el 27 de agosto.

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