De hecho, este resultado coincide con la tendencia marcada por la tercera Encuesta Libre, presentada antes de la primera vuelta electoral, en la cual al preguntar a los ciudadanos sobre una potencial segunda vuelta entre Morales y Torres, este lograba un porcentaje superior al 50.
Los ciudadanos consultados coinciden en reconocer la falta de un programa de gobierno y de experiencia política y gubernamental de Morales, pero aún así muestran preferencia, probablemente porque dicho candidato aprovechó el rechazo hacia la clase política.
Los señalamiento sobre vínculos de Morales con militares asociados a actos de represión durante la guerra interna y otros hechos oscuros del pasado tampoco parecen haber tenido mayor incidencia en el voto registrado en la encuesta.
Ascenso
Para abril, cuando Prensa Libre realizó la primera medición, Morales aún no había formalizado su candidatura, pero luego de que esto ocurrió, en la segunda medición, en julio (cuando ya habían trascendido escándalos en el gobierno), ya aparecía con 20.6 por ciento de respaldo, el que subió a 25 en la encuesta previa a la primera vuelta, publicada el jueves 3 de septiembre, y terminó con el 23.9 por ciento que el Tribunal Supremo Electoral oficializó a su favor, con una diferencia de 4.1 por ciento sobre Torres.
El meteórico crecimiento de Morales ha tenido una correlación directa con los sucesivos golpes que la justicia ha asestado a la corrupción, como ocurrió, además de La Línea, la banda de Chico Dólar o el fraude IGSS-Pisa, porque esas acciones profundizaron la desconfianza, el rechazo y el temor en los políticos tradicionales.
Apoyo por segmentos
Según la encuesta, Morales ocupa el primer lugar en los tres segmentos geopolíticos en que se divide la medición: capital (81.7 contra 18.3 de Torres), interior urbano (79.5 contra 20.5) y rural (54.9 contra 45.1). La penetración del teléfono móvil y el mayor acceso a medios de comunicación en la “Guatemala profunda” comienzan a debilitar los argumentos de diferenciación de intereses según la zona geográfica.
Morales también domina en intención de voto en las cinco regiones en que se dividió la encuesta, y llama la atención que incluso en “Verapaces/Petén” le saca 20 puntos de ventaja a Torres (60 contra 40), quien es oriunda del segundo departamento citado.
La ventaja de 9.8 por ciento de Morales sobre Torres en el área rural pone en duda, también, el peso estratégico de los programas sociales, que se han visto como baluarte de la candidata de la UNE.
Si se cumple la proyección de esta encuesta, y Morales obtiene el 67.9 por ciento de votos válidos, se ubicaría entre los cuatro mandatarios con mayor respaldo electoral desde el restablecimiento de la democracia, en 1985. El primer lugar en comicios de segunda vuelta lo ocupa, hasta ahora, Vinicio Cerezo, con el 68.37 por ciento, en 1985, y le siguen Alfonso Portillo, con 68.32, en 1999, y Jorge Serrano Elías, con 64.55, en 1990.
El nivel más bajo de respaldo, en los 30 años del presente ejercicio democrático, lo registra Álvaro Arzú, quien en 1995 fue electo en segunda vuelta con el 51.22 por ciento de los sufragios, y en una posición intermedia entre el más bajo y los más altos se encuentran: Otto Pérez Molina, con 54.16, en 2011; Óscar Berger, con 54.10, en 2003, y Álvaro Colom, con 52.77, en el 2007.
Se esperaría, asimismo, que se mantenga el interés ciudadano por votar, como el que se mostró en la primera vuelta electoral,el 6 de septiembre, con un histórico 71.33 por ciento de participación.
En segundas vueltas, hasta ahora el nivel más alto de participación se registró en 1985, con 65.40, y le siguen: 60.83, en 2011; 48.34, en 2007; 46.78, en 2003; 45.30, en 1990; 40.40, en 1999, y 36.90, en 1995.