Hoy, a 30 años de aquello, me sigo maravillando de la capacidad que Jorge tiene para convertir en realidad lo que para otros y otras no es más que un espejismo. Fundador ya mucho antes, en 1967, de la agrupación decana de la música antigua en nuestro país, “Ars Nova de Guatemala”, el maestro Pellecer también es un pionero de la musicoterapia y amplio entendido en la ejecución de instrumentos como las flautas de pico y el clavecín, la transcripción de música guatemalteca colonial y la dirección coral. Su trabajo antecede, por mucho, a los posteriores esfuerzos que varios músicos nacionales han llevado a cabo en el ámbito de la música renacentista y barroca en nuestro medio.
Anoche, y el pasado martes, en que hemos colaborado para dar vida a dos cantatas del Oratorio de Navidad y al Concierto IV de Brandemburgo, ha resurgido la magia de hacer música en el ensamble que Jorge Pellecer bautizó el año pasado con el nombre de “Orquesta Bach”, a fin de presentar la obra del gran maestro alemán y celebrar musicalmente las fiestas de esta temporada. Todo esto ha sido posible por el generoso auspicio material de la iglesia alemana “Epifanía” con sede en el país y, por supuesto, por la intervención de instrumentistas y cantantes anuentes a la presentación pública de esta música.
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