El grupo encontró allí un nuevo lugar para vivir, pero su situación sigue siendo precaria, ya que el Gobierno los dejó abandonados y la Municipalidad no los apoya.
Arageme Gellida es una de las personas que llegó a la nueva comunidad y ha visto cómo la falta de interés de las autoridades los ha llevado a una situación difícil, de la que han salido poco a poco a través del apoyo que les han brindado organizaciones.
Muchos de los nuevos residentes tienen que ingeniárselas para sobrevivir, ya que la mayoría de quienes trabajan no ganan más de Q2 mil mensuales y deben sumarle altos cobros por energía eléctrica, a pesar de que algunos solo cuentan con un foco en sus viviendas y pocos tienen televisión.
Gellida destacó que a la energía eléctrica se le suma el pago de Q35 de alumbrado público, pero es deficiente, porque solo seis lámparas hay en la comunidad, pero solo cuatro funcionan.
El deficiente servicio de alumbrado público se une a otros males que afectan a esa comunidad.
“El alumbrado público es una de las cargas con las que cada mes sufrimos. Apenas hay seis lámparas y solo cuatro funcionan. Cuando una se quema tenemos que suplicarle a la Municipalidad que la cambie”, explicó Gellida.
La empresa Energuate, en su sitio web, detalla que ellos son un ente recaudador del cobro del alumbrado público, ya que las municipalidades y la Comisión Nacional de Energía Eléctrica (CNEE) son las que establecen las tarifas.
“La CNEE establece la tarifa trimestral del alumbrado y las municipalidades fijan una tasa que también se usa para el mantenimiento de luminarias y ampliación del servicio”, explica Energuate.