Lo que empezó con bloqueos en carreteras, protagonizados por organizaciones campesinas, se transformó en protestas en la capital que en poco tiempo llegaron a EE. UU., donde ahora se replican desde California hasta Nueva York y, prácticamente en cada ciudad donde hay representación consular guatemalteca.
Desde hace días ciudades, en EE. UU. —país que alberga a unos tres millones de connacionales— se han visto a decenas de manifestantes en caminatas, mientras portan la bandera nacional y piden la renuncia de la fiscal general, Consuelo Porras, el fiscal Especial contra la Impunidad, Rafael Curruchiche y el juez Séptimo Penal, Fredy Orellana.
Las protestas, marchas y vigilias de oración continúan frente a consulados de ciudades como Los Ángeles, Nueva York, Miami y Houston, entre otras, así como frente a la Embajada de Guatemala en Washington, D. C.
Preocupación
Migrantes coinciden en que nunca las manifestaciones de guatemaltecos en EE. UU. habían motivado tanta participación, y que la respuesta obedece a que existe una clara convicción de que se está atentando en contra de la democracia.
“Este grado de indignación no se había visto antes, hay grupos de migrantes que estamos pendientes de lo que sucede en Guatemala”, afirmó Silvia Rodríguez, guatemalteca que vive en Nueva York. Todos acá entienden que el Ministerio Público está retorciendo la ley para beneficio de una cúpula corrupta y evitar que haya una transición del poder”, añadió.
Hace unas cuatro semanas, cuenta, llegaba un grupo de nueve personas a manifestar frente al consulado general de Guatemala en esa ciudad, pero conforme evolucionó la crisis el número fue creciendo y el pasado domingo 8 de octubre participaron más o menos 700 personas, según sus cálculos.
Al comparar el movimiento con las protestas de 2015, Rodríguez comenta que en ese entonces la lucha era contra los corruptos, pero que ahora hay más entusiasmo de involucrarse en las movilizaciones porque la gente entiende que “si este movimiento no tiene éxito la democracia en Guatemala se acaba”.
Los migrantes, agrega, luchan por la democracia de un país que no les dio las oportunidades de superación, pero que desean un mejor futuro para Guatemala donde aún tienen a familiares y amigos.
“La meta de ellos es no permitir que las personas que ganaron la elección tomen posesión”, expuso la migrante, quien externó preocupación por las resoluciones “tibias y confusas” que ha emitido la Corte de Constitucionalidad (CC) y que no frenan el actuar de la Fiscalía.
Democracia
Rodulfo Santizo, líder migrante de Virginia, coincidió en que las acciones del MP con relación al proceso electoral han generado “mucha más indignación que en años anteriores”.
“Preocupa la corrupción y la pérdida de la democracia porque la corrupción es lo que llevó a que estos gobiernos tomen acciones para debilitar los procesos democráticos”, precisó.
Agregó que esta democracia apenas le ha permitido al pueblo de Guatemala el derecho a elegir y ser electo, pero que la furia de la gente se prendió porque ahora “hasta eso quieren quitarnos y poner el gobierno que quieren”.
Santizo criticó que las autoridades del Estado pretenden quitar de la jugada a un candidato que ganó solo porque no estaba en sus planes. “Quieren hacer como cuando en una chamusca el dueño de la pelota la quita y dice ‘ahí se acabó el juego’, aquí quieren agarrar la democracia y acabar con ella”, subrayó.
Los migrantes dice que si no llega más gente a las manifestaciones es porque las distancias en EE. UU. son muy largas y perder un día de trabajo representa muchas pérdidas económicas.
Analizan medidas
Boris Ochoa, guatemalteco que vive en Nueva York, expuso que la población migrante está “rotundamente molesta al ver la terquedad” de las autoridades a las cuales se les exige la renuncia. “Violaron nuestro voto, secuestraron las actas y las manipularon para acabar con nuestra democracia”, se lamentó Ochoa.
“Vimos que de forma descarada le metieron la mano al TSE, no tenían que hacerlo, porque solo el TSE es la autoridad, según la Constitución, encargada de velar por las elecciones”, enfatizó.
Según Ochoa, para quien el número de guatemaltecos en la manifestación del pasado domingo en Nueva York pasó de tres mil, la comunidad migrante siempre ha actuado dividida, pero “ahora estamos unidos para trabajar por el bien del país”.
Incluso, aseguró que podrían coordinar dejar de enviar remesas al país o boicotear los productos de las empresas, cuyos dueños, identifique, respalden a actores corruptos.