El déficit en la oferta de programadores en Guatemala se ha acentuado por el aumento de la demanda ante la digitalización de la economía y la necesidad de soluciones tecnológicas, lo que limita el número de empleos generados vía la atracción de inversiones.
Un primer punto para empezar a cerrar esta brecha es “ampliar el fondo de becas del Ministerio de Economía para agregar unos Q20 millones para programación”, señala Lisardo Bolaños, coordinador técnico de Guatemala No Se Detiene. En la actualidad, una buena parte de los recursos para subsidio de estudios técnicos se enfoca en el inglés.
Desde el Legislativo también se podrían empujar transformaciones. El 17 de noviembre pasado el pleno del Congreso de la República conoció la iniciativa 6001, que dispone aprobar Ley de Desarrollo de Competencias para el Empleo Formal. Entre otros puntos, el proyecto propone otorgar una computadora portátil a todos los estudiantes de diversificado, para implementar el aprendizaje y formación de competencias, a través de programas de ofimática e idioma inglés con estándares y certificaciones internacionales. La ley se quedó en tercer debate.
En la iniciativa se establece que el Mineduc incluirá otros servicios y productos que se requieran por estudiante entre los cuales debe incluir la capacitación, aseguramiento de calidad, certificaciones, seguro contra daños y robo, software antivirus y antirrobo, servicio mecánico, licencias de inglés y de Tecnologías de la informaci6n y Comunicaci6n -TICs y cursos de refuerzo.
Andrés Oliva Ochoa, coordinador de la Comisión Information Technology Outsourcing (ITO) de Agexport, es del criterio que para cerrar esta brecha se requiere de mayor inversión en educación técnica y universitaria.
Hay necesidades puntuales en el soporte técnico, construcción, mantenimiento, identificación de errores y actualización de los programas, sitios y aplicaciones con las que interactúa el usuario o forman parte del software.
Esta demanda conlleva la búsqueda de técnicos y profesionales con habilidades en programación utilizando lenguajes como HTML, CSS, JavaScrip, Python y AWS, además de frameworks, preprocesadores y bases de datos con opciones como SQL y NoSQL, requerimientos más complejos que el manejo de redes sociales o la digitalización de datos.
Los anteriores son datos de la Guía Sectorial de Economía Digital que publicó el Programa Nacional de Competitividad (Pronacom) donde se indica que los sectores con más demanda de servicios de tecnología, información y comunicaciones (TIC´s) son las actividades financieras, telecomunicaciones e informática, manufactura, recursos humanos, salud, restaurantes, y en menor medida, el agro, automotriz, turismo y entretenimiento.
Resolver el rezago
El sector tecnológico en el país tiene un potencial alto, pero está rezagado en atraer inversiones por la escasa atención del sistema educativo en formar el talento suficiente para atender la demanda de las compañías, comentó la coordinadora de la mesa técnica de Capital Humano de Guatemala No Se Detiene, Ligia Chinchilla.
En las universidades es donde se concentran la mayor parte de la formación de estas capacidades, pero la población con acceso a este nivel educativo sigue siendo bajo, y más en las carreras de ingeniería porque se tiene la idea errónea de que para ingresar se debe contar con amplios conocimientos de matemáticas e inglés, comentó Douglas Barrios, director del Departamento de Ciencias de la Computación de la Universidad del Valle de Guatemala (UVG) al señalar estos factores como obstáculos a los que se enfrentan los jóvenes.
En respuesta a ello, varias universidades ofrecen programas técnicos que se pueden cursar en dos años, a diferencia de una ingeniería que toma entre cuatro y cinco años, pero la percepción de que estos programas brindan solo aspectos básicos ha limitado el alcance que pueda tener esta formación técnica, agregó Barrios.
Pensamiento computacional
En opinión de Barrios “el Ministerio de Educación (Mineduc) haría una enorme diferencia al incorporar en el Currículo Nacional Base (CNB) los temas de pensamiento computacional” para que desde jóvenes los estudiantes conozcan cómo resolver problemas y se acerquen a la tecnología. “Es algo que no requiere grandes inversiones en equipos, pero sí requiere involucrar a los docentes para que tengan esas herramientas desde el CNB”, agregó al señalar que la cartera educativa es “el gran ausente” en las discusiones y proyectos para impulsar los cambios.
Lograr las modificaciones curriculares toma bastante tiempo, por lo que el académico recomendó acciones más inmediatas como fortalecer con alianzas para dar acceso a estudios técnicos en las universidades o en el Intecap a los egresados de las capacitaciones en tecnología que tienen algunas alcaldías.
Para el gerente del Intecap, en el país existe el diseño del sistema para el fomento de la ciencia y la tecnología, sin embargo, falta sumar las sinergias de todas las entidades y articular las acciones que den como resultado un ecosistema más robusto.
En esa línea, la Secretaría Nacional de Ciencia y Tecnología (Senacyt) informó que este año con el programa TecnoCiencia Infantil se ha alcanzado con talleres a 2,934 niños y jóvenes en Zacapa, Huehuetenango, Sololá y Chimaltenango para motivarlos a estudiar carreras en áreas científicas, tecnológicas, ingenierías y matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés).
Además, cuentan con el programa de financiamiento EducaCTI para formar capital humano de alto nivel en ciencia y tecnología con el que desde 2020 a 2022 ha ejecutado Q957 mil 437.10; y en las carreras de ingeniería el monto registrado es de Q433 mil 851.67.
Embudo educativo
Atender esta demanda como developer requiere del conocimiento en lenguajes de programación y habilidades como la resolución de problemas, pensamiento lógico y capacidad de trabajo en equipo, detalló Oliva Ochoa. Capacidades a las que Prouvost añadió la de autoactualización, como parte del compromiso que se tiene para acompañar las necesidades de las empresas y de los avances tecnológicos, por ejemplo, la Inteligencia Artificial (IA). Su visión es que el talento que se busca es para marketing digital, desarrollo tecnológico y transformación digital, en diversas empresas como hidroeléctricas, ingenios y otras que desarrollan sus propias aplicaciones para llevar a cabo sus procesos.
Encontrar personas que reúnan estas habilidades blandas ha sido difícil, y como estrategia Level UP mantiene alianzas con escuelas de nivel intermedio, el Consejo Nacional de la Juventud y la Secretaría de Planificación de la Presidencia para identificar y atraer a personas con interés en capacitarse. Pero solamente el 20% de los reclutados logra egresar de los bootcamp, o campamentos de entrenamiento, que ofrecen.
Incentivar el pensamiento crítico de los estudiantes junto a la comprensión de las matemáticasy el lenguaje es indispensable para avanzar en la formación técnica que atraiga más inversión como el caso de la japonesa Yazaki, comentó Chinchilla.
“Por cada ingeniero en sistemas que realiza un trabajo, se necesitan ocho técnicos, que se pueden formar en seis meses”, agregó para evidenciar el impacto en el mercado laboral que se tendría.
Brindando oportunidades
En el caso de la empresa automotriz Yazaki, requirió la formación de un grupo de jóvenes en el Instituto Técnico de Capacitación y Productividad (Intecap) en mediciones mecánicas y eléctricas, programación de controles lógicos PLC, programación de interfases HMI, redes industriales, y electroneumática.
Dennis Rodas, gerente general de Intecap dijo que en el primer grupo se formaron 26 jóvenes en el centro de Coatepeque, cifra que se elevó a 143, incluyendo las áreas de mantenimiento, administración, técnicos y de soporte. Este mes se iniciaron las conversaciones con Yazaki para un nuevo ciclo de formación.
El Intecap ofrece 20 carreras certificables —de uno a dos años— y cursos cortos —entre 20 y 80 horas— en programación. Según Rodas en 2022 se certificaron 481 personas, en estas carreras que tienen un costo promedio de Q972 anuales, con excepción de la carrera de programación en lenguaje de tercera generación (3GL) que tiene un costo de Q2,950.
Mientras que el valor promedio de los programas en Level UP es de US$1,900, por cursos intensivos de entre tres y nueve meses. Pero, esta escuela encontró mecanismos para capacitar nuevos talentos, ya sea con apoyo internacional (subvenciones); acuerdos con las empresas para que asuman el costo, y un fondo revolvente con aportes mixtos de las compañías y de los estudiantes.
Ambas entidades dan la posibilidad de algunos estudios en línea y buscan llegar a diferentes departamentos para desconcentrar la oferta de formación. En opinión de Oliva Ochoa la inversión de los programas es asequible y se complementa con becas y programas de financiamiento en las empresas socias de la ITO de Agexport.
La mayoría las carreras en programación del INTECAP son de alta empleabilidad, Rodas indicó que el 91% de los egresados lograron contratos formales, el 77% con acceso al seguro social y el 33% tiene un emprendimiento.
El mercado ofrece salarios mensuales entre US$700 y US$1 mil para puestos en programación, comentó Provoust, pero si el perfil de la persona incluye idioma inglés, se incrementa a rangos entre US$1,300 o US$1,400. Además, Level UP prepara una certificación con estándares internacionales para establecer las capacidades necesarias de los perfiles que hay en la industria como junior, medio y senior, para que exista ese reconocimiento en las contrataciones y salarios.
Se consultó al Mineduc con respecto a los temas del CNB y la capacitación técnica para programación, pero al cierre de la edición no habían dado respuesta.
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