Al costado de una plataforma que levantó una conocida marca de aguas para un espectáculo navideño, una decena de personas pasa el día dormitando.
Son pocas mujeres, algunos hombres, y dos o tres niños. A su alrededor, pulula todo un enjambre itinerante de los llamados ?niños de la calle?, que miran con desconfianza y ojos extraviados por el pegamento o ?tinner? a los transeúntes.
Antes, dormían en las bancas del centro. Ahora, la plataforma navideña les sirve de cobijo, que complementan con frazadas sucias. Para ellos, el 24 de diciembre será sólo otro día de supervivencia.
En Casa Presidencial
Esta Navidad las escaleras de la Casa Presidencial tendrán unos huéspedes inesperados: los siete ex empleados de la empresa Dymel, S.A., quienes desde hace 23 días permanecen en huelga de hambre, y los familiares y amigos que los acompañan.
Desde hace casi un mes, varias decenas de ex trabajadores de esa empresa, dedicada a las instalaciones hidroelétricas, termoeléctricas y geotérmicas, acampan en las gradas, a la espera de que el presidente, Alfonso Portillo, escuche sus demandas y obligue a la empresa a reinstalarlos, según lo ordenado por varias instancias legales.
Darwin y Wilson, de 5 y 8 años, duermen cada noche en las gradas, junto a su madre, Odilia Aguilar, quien apoya a su cónyuge, Wilson Morales. Viven de lo que las organizaciones sindicales y la buena voluntad de los transeúntes aportan a la causa huelguera.
Para Darwin y Wilson las Navidades de este año serán frías. ?Viera que aquí, por la noche, hace bastante frío?, refiere Odilia. A su lado, una churrasquera apagada espera la cena de otra noche en la calle.