El aire libre volvió a ser para ellos, desde el viernes por la noche, algo más que la promesa tras las ventanas cerradas del albergue.
Con sus escasas pertenencias guardadas a toda prisa en bolsas de plástico, los 42 hombres, en su mayoría jóvenes, reían y se abrazaban en un idioma incomprensible para los escasos transeúntes que pasaban frente al hotel Brasilia, en la 2a. avenida 4-20 de la zona 1, a las 11 de la noche del viernes.
Algunos habitantes de las casas cercanas al albergue salieron a felicitar a los hindúes por su libertad recobrada.
?Que Dios les bendiga, mucha suerte?, les decía una de las trabajadoras del albergue, mientras abrazaba a los liberados, quienes a pesar de las privaciones que pasaron en el lugar, respondían agradecidos.
Sala lo ordenó
La liberación de los indocumentados se produjo luego de notificarse la resolución de la Sala Tercera de Apelaciones, al resolver un recurso de exhibición personal interpuesto por la Procuraduría de los Derechos Humanos, PDH.
Según la Sala, presidida por Augusto Eleázar López, los inmigrantes fueron detenidos en forma ilegal, por lo que debían ser liberados de inmediato.
A partir de ayer, tienen 10 días para legalizar su situación en el país.
Sin papeles
En medio de la euforia por la libertad recobrada, muchos se hallaban desconcertados: ?no sabemos qué tenemos que hacer. Nuestros pasaportes los rompieron las autoridades mexicanas cuando nos detuvieron allá?, señaló Sukuinder Singh, de 24 años, quien no cuenta con un solo papel que acredite su identidad.
Personal de la Procuraduría de Derechos Humanos que acudió al lugar para buscar alojamiento a los indocumentados indicó que la mayoría se encuentra pendiente de que la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, Acnur, decida si les otorga el status de refugiados, que les permitiría permanecer legalmente en nuestro país.
Un lugar para vivir
?De momento, lo importante es que estamos libres?, expresó Mitul Patel, quien, en compañía de otros hindúes, pasó la noche en el hotel de un amigo.
En sus rostros delgados han quedado marcadas la huellas del encierro: falta de aire, espacio y comida. Falta de libertad.
Para Kanu Patel, de 35 años, la libertad llegó tarde. Incapaz de soportar el encierro, se ahorcó a principios de este mes.