Moodys Investors Service, una de las tres calificadoras de riesgo más importantes a nivel mundial, se respaldó para emitir este diagnóstico anual en la “robustez de la economía” del país ante la “crisis política” del pasado año, en el “combate” del nuevo Gobierno contra la corrupción y la lucha por la “transparencia y la rendición de cuentas”.
Moodys señaló además que la gestión “prudente” de la política monetaria, los niveles “manejables” de inflación, “la histórica disciplina fiscal” que el país ha preservado, aún en episodios de crisis política, y la lucha contra la corrupción por parte de la Cicig y la Fiscalía “son elementos claves”.
Estos hechos, agregó, “compensan, en alguna medida” , el hecho de que Guatemala tenga una posición “poco favorable” en los indicadores de desarrollo humano, altas necesidades sociales y baja calidad de su infraestructura, respecto de otros países con similar calificación crediticia.
“Moodys destaca que la fortaleza institucional de Guatemala ha mejorado y el país se ha vuelto menos susceptible a eventos de riesgo”, abundó la cartera de Finanzas, que avanzó que hay posibilidades de que esta calificación sea revisada “al alza” si se observa un incremento “sustancial” en la carga tributaria, entre otros.
Pero también advirtió que podría ser revisada a la baja si se produce “una erosión” en el compromiso de las autoridades con una gestión fiscal “conservadora”, si aumenta la violencia o si se observa un “deterioro” en el rendimiento económico que provoque elevar la deuda.
Desde el pasado mes de abril, Guatemala vive una cruzada contra la corrupción que desencadenó en una crisis institucional, debido a que las entonces autoridades, el expresidente Otto Pérez Molina y la exvicepresidenta Roxana Baldetti, entre otros altos funcionarios, terminaron en prisión preventiva acusados de corrupción.
