Aunque en todo el mundo se observó un incremento de estos delitos, en Guatemala no fue así, sino más bien se registró una disminución, al menos en eso, los registros, porque el Ministerio Público trabajó de forma irregular y hubo complicaciones para presentar sus denuncias, informó la Unidad contra Delitos Informáticos de la Policía Nacional Civil (PNC), la cual investiga los delitos del cibercrimen en el país.
Además, la Policía reportó que después del confinamiento relativo comenzaron a atender las denuncias que el Ministerio Público tenía rezagadas, pero las víctimas desistieron de darles seguimiento debido a que pasaron varios días o incluso meses para que los contactaran.
“Es importante mencionar que, en materia de evidencia digital, mucha ya había sido borrada al momento de que se empezó nuevamente a diligenciar estos casos”, informó la Unidad de Delitos Cibernéticos.
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De enero a marzo de este año, la unidad policial ha recibido una denuncia por pánico financiero y 35 por robo de identidad, conocida técnicamente como phishing. Según informó la PNC, la Unidad tiene gente capacitada y especializada para conocer estos casos; sin embargo, son pocos y es necesario que haya más personas porque actualmente se trabaja con desventaja ante este delito creciente.
Impactos
La pandemia ha obligado, de un momento a otro, a tener que realizar todas las tareas desde un dispositivo en nuestras casas. El trabajo, la educación, las operaciones bancarias, las compras e incluso en muchas ocasiones las consultas médicas, se han visto afectadas por esta nueva normalidad y tuvieron que adaptarse para poder continuar durante la pandemia, explicó Cecilia Pastorino, investigadora de seguridad de ESET Latinoamérica.
El anterior contexto tiene como consecuencia el incremento de dispositivos conectados a internet, por lo que hubo mayor oportunidad para que los ciberdelincuentes atacaran. Según Pastorino, las campañas de códigos maliciosos y phishing son unas de las principales herramientas utilizadas por atacantes para comprometer la seguridad de los usuarios y las empresas mediante el uso de técnicas de Ingeniería Social.
La explotación de vulnerabilidades también se ve como otra de las formas más utilizadas por el cibercrimen para lograr sus propósitos maliciosos, agregó la experta.
“La principal característica de estas amenazas es su objetivo: generar un beneficio para sus desarrolladores, de forma principal el económico. Por esta razón, se identifica la proliferación de amenazas informáticas que apuntan a los usuarios y organizaciones”, advirtió.
Una encuesta efectuada por ESET señala que el 90 por ciento de los usuarios incrementaron el uso de dispositivos electrónicos cuando inició el confinamiento, así como también el 86.3 por ciento descargaron nuevas aplicaciones y herramientas virtuales, pero casi el 40 por ciento no investigó si eran seguras o representaban una amenaza para su ciberseguridad.
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Además, en el contexto del teletrabajo el 66.4 por ciento de los usuarios está trabajando desde su casa y el 78 por ciento de las empresas considera que esta modalidad de trabajo aumenta el riesgo a sufrir un ataque informático, pero más del 50 por ciento no recibieron herramientas de seguridad para reducir esta amenaza por parte de su empleador.
Para la Unidad de Delitos Cibernéticos de la PNC, las empresas, colegios, maestros, entre otros no estaban preparados para la utilización de herramientas para trabajar desde casa o dar clases en línea, por lo que esta situación los dejó más vulnerables y susceptibles a sufrir algún delito en línea.
Amenazas frecuentes
Pastorino explicó que el secuestro de datos tuvo mayor impacto, con características más agresivas y montos más elevados como rescate que solicitaban las bandas. Mientras que en el envío de correos maliciosos el tema más utilizado fue con reclamos de pagos, facturas, confirmaciones de compra, envío de paquetes, transferencia de dinero y el covid-19.
“Nuestra telemetría mostró que el covid-19 se utilizó como señuelos en correos electrónicos maliciosos durante todo el 2020. En este sentido, durante el último cuarto del año también se vio un aumento en las estafas que utilizaron el tema de las vacunas como señuelo, una tendencia que se espera que continúe en 2021”, adelantó la experta.
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Asimismo, las amenazas de los phishing y sitios web fraudulentos se registraron en mayor cantidad en Perú y México; mientras que Rusia, Japón y Estados Unidos reportaron más sitios web bloqueados durante el año pasado, según informó ESET.
Recomendaciones
Para no caer en estas estafas y amenazas, el informe Ciberseguridad de las mujeres durante el covid-19, sugiere que como primera línea de protección son las contraseñas de cuentas y dispositivos, por lo que estas deben ser largas, únicas, aleatorias y difíciles de predecir.
Además, se debe tener una contraseña distinta por cada cuenta y se debe cambiar de forma constante, así como también deben incluir una mezcla de por lo menos 12 caracteres, entre mayúsculas, minúsculas, números y caracteres especiales.
Asimismo, se deben conectar a redes de internet inalámbricas privadas y confiables, y navegar siempre en modo seguro. Se recomienda utilizar la versión más actualizada de un antivirus, porque brindan protección.