Estuardo González y Francisco Javier Ortiz Arriaga fueron los primeros nombres que salieron a luz ese día, pero el jefe de la Cicig, Iván Velásquez, mencionó a Juan Carlos Monzón Rojas. “¡Él es el secretario privado de —la vicepresidenta Roxana— Baldetti!”, expresaron, al escuchar el nombre, reporteros en la redacción de este matutino.
Monzón fue el primer “pez gordo” de La Línea. Baldetti y el presidente Otto Pérez Molina decían constantemente que el comisionado “fue claro” y había dicho que ninguno de ellos estaba involucrado.
Eso cambió con los meses, pero antes de llegar a eso, dos jefes y otros mandos de la Superintendencia de Administración Tributaria (SAT), así como un presidente del Banco de Guatemala, fueron llevados a la cárcel.
El caso La Línea ha sido el emblema de la lucha contra la corrupción enquistada en diversos niveles de la administración pública.
Nuevos detalles
El comisionado Velásquez reveló que el entonces mandatario, Otto Pérez Molina, le habló para pedirle que recibiera a Baldetti, quien ya había renunciado al cargo, porque ella quería “explicar la situación”.
“Efectivamente, la señora Roxana Baldetti fue a la Cicig, estuvo una hora hablando sobre su situación y no más. No hubo ningún intermediario o alguien que estuviera tratando de afectar la investigación”, afirmó el jurista colombiano.
“El expresidente sí nos llamó como en tres ocasiones. Siempre fuimos los dos, y nos preguntó en relación a como estaba la investigación contra ella —Baldetti—, y ella ya había renunciado, y le comentamos que estaba en curso la investigación”, indicó la fiscal general Thelma Aldana.
Entonces todavía no se tenía idea de que el mandatario estuviera implicado.
“Como dice la fiscal, unas tres veces nos llamó como para ver, sin hacer la pregunta concreta —de cómo iba la investigación—, pero decía como: ‘bueno, en estas condiciones ven cómo está el país, cuál es la percepción de ustedes. Hay que aprovechar este momento, impulsar los proyectos de ley’”, narró Velásquez.
Agregó que Pérez Molina intentó promover otras ideas, a manera de que se preocuparan en otros asuntos.
El 3 de noviembre, cuando trasciende la renuncia del Presidente Otto Pérez Molina tras haberse aprobado en el Congreso que perdiera su inmunidad, algo grande había cambiado en Guatemala, pero todo comenzó aquel 19 de abril, con una conferencia de prensa en el MP.