“Los cuerpos fueron arrastrados cuando todavía había reacción vital”, añadió.
A Sperisen, con nacionalidad suiza y guatemalteca, se le reprocha su intervención en Guatemala en tres asesinatos de fugitivos de la cárcel de “El Infiernito” en 2005, y otros siete asesinatos de prisioneros en el centro penitenciario de Pavón en 2006.
El acusado niega su participación y asegura que se le informó que las muertes se debieron a enfrentamientos con fuerzas de la PNC, en los que no participó.
“Los tiros se hicieron de frente en zonas vitales, la mayoría de las lesiones afectaron al tronco” , lo cual demostraría que las muertes fueron por disparos a corta distancia y no a consecuencia de un intercambio de balazos, cuando las heridas “son generalizadas, dispersas y en las extremidades, sin un patrón específico y (las balas siguen) diferentes trayectos” , resumió Morcillo Méndez, una experta que trabajó en exhumaciones tras la guerra de los Balcanes.
“Las lesiones en los antebrazos son compatibles con actitudes de defensa de la persona” explicó Morcillo Méndez, experta de origen colombiano.
El juicio a Sperisen continúa la semana que viene con la comparecencia de altos cargos del sistema penitenciario guatemalteco.