Ambos expertos fueron invitados al programa Diálogo Libre, en el que coincidieron que se debe dar recursos y tecnología a las instituciones.
¿Qué es trata de personas?
Gularte: Es el traslado de una persona de un lugar a otro dentro o fuera de un país, con documentos legales o no, para un fin de explotación.
Dubón: Es el comercio de seres humanos. Cuando se comercializa, se negocia, se compra o vende seres humanos; estamos frente a un tema perverso de negocio.
¿Cuál es la situación actual?
Dubón: La situación de Guatemala es grave. Las diferentes organizaciones lo venimos advirtiendo desde hace 20 años.
En el artículo 47 de la Ley Contra la Violencia Sexual, Explotación y Trata de Personas se establecieron 14 formas, y la más común es la trata por explotación sexual.
Está la trata por mendicidad, por explotación laboral, por adopciones… Entonces hablar de la complejidad del fenómeno en el país es grave, porque el reciente informe que planteaban Unicef y la Cicig habla de 48 mil víctimas en cuatro años.
Gularte: Los números son muy grandes, lamentablemente es un delito invisibilizado. Se naturaliza la prostitución infantil y por eso nos damos cuenta que no hay denuncias. Solo se tuvieron 390 o un poco más en el Ministerio Público para un delito tan grave.
Hoy por hoy se están duplicando las denuncias, pero eso conlleva grandes retos para el Estado porque implica una investigación seria, pero también significa un rescate que conlleve una atención a un proyecto de vida para la víctima.
¿Cómo se presenta el problema de la trata geográficamente en el país?
Dubón: Primero debemos identificar el tipo de trata del que estamos hablando. Por ejemplo, si hablamos de explotación sexual lamentablemente comparten las mismas rutas con el narcotráfico, con el tráfico ilegal de armas y con el tráfico de migrantes; son los mismos recorridos.
Otro tipo de trata es el trabajo doméstico con modalidad de explotación laboral. Otro fenómeno son las tiendas de barrio o tortillerías que explotan a niñas. Hay que reconocer que los problemas estructurales del país favorecen a que se dé.
¿Cómo identificar a las redes para no caer en ellas?
Gularte: Para medidas de prevención, creo que el tema de la información es básico. El primer circuito de prevención es la familia. Muchas veces los padres no saben qué es la trata, no hay controles sobre sus hijos en el uso del internet o redes sociales, que es un mecanismo por el cual los tratantes llegan hoy por hoy a las víctimas.
¿Es suficiente la respuesta del Estado para combatirla?
Dubón: Si hacemos un análisis de lo que del 2009 para acá se ha logrado, creería que hay un avance importante y se debe reconocer a las instituciones. Hoy tenemos mejores condiciones para combatir un fenómeno tan grave, pero hace falta muchísimo por hacer de parte de todas las instituciones responsables.
¿Quién o quiénes están detrás de la trata de personas?
Gularte: El informe que la Cicig presentó la semana pasada es de una investigación muy clara sobre las ganancias que deja la trata y se habla de 12 millardos de quetzales anuales. Solo decir esas cantidades habla de redes de trata profundas, donde hay por supuesto funcionarios de alto nivel involucrados.
No puede ser que una víctima entre al país y al mes tenga papeles legalizados, con trabajo autorizado, cuando a muchos centroamericanos les cuesta dos o cuatro años hacer un trámite de residencia. Eso significa que hay funcionarios relacionados al crimen organizado.
Dubón: Es un negocio perverso. En el informe aludido, en una de las investigaciones encontraron casos de niñas de 12 años que podrían tener hasta 30 relaciones sexuales en un día. Lo segundo, que debe llamarnos la atención, es que en el informe se especifica claramente que uno de los problemas más difíciles para enfrentar es la utilización de la trata de personas por funcionarios, tanto de manera activa como pasiva.