El hombre fue retenido cerca de las 11 horas de la mañana. Con palos y objetos contundentes fue golpeado el supuesto homicida de entre 18 y 25 años en presencia de 50 menores, aproximadamente.
Luego de dos horas y media, fue trasladado al cementerio donde lo rociaron en gasolina y fue prendido en llamas hasta que murió. Vecinos declararon que pidieron apoyo a las autoridades, pero la respuesta fue tardía ya que argumentaron falta de combustible y unidades.
Mientras esto ocurría, los niños guiados por la curiosidad observaban cómo los adultos de la localidad linchaban al sujeto. Algunos, incluso, grabaron el hecho con las cámaras de teléfonos celulares, mientras que otros jugaban en los alrededores.
En los últimos 15 años por lo menos 30 linchamientos han ocurrido en la aldea. Según las cifras del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (Cien) desde el 2016 al 2022 han ocurrido 107 en el país. El 2017 reportó 29 casos, siendo el año con la cifra más alta.
Los departamentos con más linchamientos registrados son Guatemala, San Marcos y Escuintla. Y los que no han registrado ninguno en los últimos años son Baja Verapaz y Sololá.
Efectos colaterales
En septiembre de 2023 ocurrió otro linchamiento a 194 km de la capital, en Sacapulas, Quiché. En esa ocasión, un grupo linchó a dos supuestos sicarios que estarían al servicio de prestamistas que habrían ordenado la muerte de una comerciante por no pagar una deuda de Q250 mil.
Aunque muchos pensarían que los linchamientos ocurren solo en provincia, las cifras del Cien establecen que han ocurrido en 62 de los 340 municipios, incluidos los del departamento de Guatemala.
Por ejemplo, en abril de 2023, dos presuntos integrantes de la clica Solo Para Locos (SPL) de la pandilla del Barrio 18 se salvaron de morir linchados por un grupo de pobladores que los interceptaron después de haberle disparado a una persona en la colonia Cerro Gordo, zona 21, de la Ciudad de Guatemala.
Estas escenas son presenciadas por varias personas, incluidos menores de edad.
El experto en Derechos Humanos, Otto Rivera, al ser consultado por Prensa Libre sobre el impacto colateral que tiene esta situación en la niñez, explicó que sí hay consecuencias si existe exposición a la violencia desde temprana edad.
Rivera detalló que Guatemala ha pasado por épocas violentas, como el conflicto armado, que han dejado secuelas en la salud mental de los ciudadanos. También el encierro por el covid-19 tuvo la misma repercusión.
Considera que la niñez y adolescencia no están exentos de estas consecuencias que genera el panorama de violencia, menos cuando los padres de familia están fuera de casa la mayor parte del día laborando y los menores están sin supervisión.
“Cuando uno hace una una cronología de los linchamientos en el país, muchas veces los primeros que están en derredor de un cadáver de una persona que ha sido linchada, son niñas y niños”, indicó Rivera.
Señaló que por la falta de atención en este aspecto, depende de cada persona hacerse cargo de su propia salud mental. A pesar de que hay organizaciones que se encargan de prestar el servicio, estas no son suficientes.
“En Guatemala no existe ningún programa gubernamental para la atención, la recuperación y el mejoramiento de la salud mental de las y los guatemaltecos”, advirtió.
Por tal razón, sugiere al nuevo gobierno que la Comisión Presidencial de Diálogo y la Comisión Presidencial por la Paz y los Derechos Humanos (Copadeh) trabajen en conjunto con las organizaciones de salud mental y universidades para abordar esta deuda del Estado con la población.
“Se debería de comenzar como a hacer ese ejercicio de priorización de intervenciones y se deberían de lograr algunas alianzas con espacios de sociedad civil “, recomendó.
La falta de ese abordaje provoca que sea aún más difícil para la niñez y los jóvenes. El autoestima también se ve afectado al no ocuparse de la salud mental en personas que lo necesitan al haber presenciado algún hecho violento. Aseguró que no es un tema de cantidad de población afectada, sino de la calidad de vida que ofrece el Estado.
Además las áreas más vulneradas en este aspecto suelen ser las mismas que se ven afectadas por la desnutrición crónica y pobreza extrema. Lo cual a criterio de Rivera, no es ninguna coincidencia.
Rivera declaró también que se debe de trabajar en la doctrina restaurativa de derechos humanos porque Guatemala vive en una cultura del terror.