Por seguridad se omitió el nombre y la voz del periodista que proporcionó la copia de la entrevista. Este es un extracto de las respuestas que López dio en esa ocasión y se redacta en primera persona. Algunas referencias están escritas entre guiones.
“Soy corresponsal”
Mi nombre es Danilo López. Trabajo para Prensa Libre en Guatemala. Soy corresponsal del departamento de Suchitepéquez.
Desempeñar la labor periodística en Mazatenango es bastante difícil. Los periodistas acá estamos vulnerables, principalmente a la delincuencia que día a día es visible en el departamento. No tenemos seguridad como lo tienen los periodistas que trabajan en la ciudad.
Últimamente —estoy— un poco desmotivado por la situación que se ha dado aproximadamente —hace— ocho días. Otro de nuestros compañeros fue víctima de un ataque cuando salía de una estación. Nery Morales también fue corresponsal de Prensa Libre pero después de unos años pasó a trabajar a uno de los medios locales de la televisión de acá de Mazatenango. Él salió de un programa de televisión y posteriormente se dirigió a la estación de los Bomberos Voluntarios. Salió de ese lugar aproximadamente a las 12 de la noche. Personas le dieron persecución a bordo de una motocicleta.
La denuncia
En mi caso hay una demanda. Estoy enfrentando un proceso con una de las autoridades municipales de acá tras una publicación que se hizo de un acto de corrupción que hay en el municipio —López denunció en una publicación del 10 de abril de 2013 a José Linares Rojas, jefe edil de San Lorenzo, de haber desviado Q2.8 millones en construcción de obras. El 9 de julio siguiente, López había sido amenazado por Linares Rojas durante un encuentro en el que se discutió la distribución presupuestaria para los municipios de 2014—. Estamos en ese proceso, hemos sido citados a las primeras audiencias para investigar el caso, pues nos amenazó de muerte.
El atentado contra Fredy Rodas también nos ha llamado la atención y lo hemos conversado acá con los compañeros. Pareciera ser que fue un distractor el ataque hacia él porque todos —periodistas y autoridades— nos concentramos en ese ataque. Nunca imaginamos que el ataque iba a surgir hacia otro de los compañeros, que en este caso era Carlos Orellana. Pareciera ser que el ataque a Fredy Rodas fue un distractor para dejar más vulnerable a nuestro compañero Carlos Orellana porque ocho días después él es plagiado y su cuerpo es dejado en un camino rural hacia una de las comunidades del municipio de San Bernardino. Nos llenó de consternación y repudiamos el hecho. Incluso acá los compañeros hicieron una manifestación para exigir la investigación de la muerte de Carlos Orellana. Hasta hoy no hay mayores detalles. Pareciera ser que se quedó engavetado como muchos otros que han surgido.
El ministro de Gobernación, en sus declaraciones cuando vino a esta ciudad de Mazatenango, nos decía que una persona al igual que las demás es vulnerable a cualquier ataque, tiene problemas personales, familiares, ese pudo haber sido el móvil del crimen de Carlos Orellana.
En algunas ocasiones los ataques han surgido porque se han hecho públicas varias denuncias de corrupción. Suchitepéquez es un departamento en el que hay mucha corrupción. Todo el tiempo los funcionarios están buscando cómo callar a los medios de comunicación para que no se saquen a luz los problemas administrativos de las municipalidades. Han utilizado estrategias que muchas veces llevan a aquellos comunicadores locales a que se autocensuren, ofreciéndoles prebendas, aprovechándose de la necesidad que muchos de ellos tienen.
El alcalde del municipio de San Lorenzo en este momento me preocupa porque hay cosas que acá están ocurriendo, principalmente en la Municipalidad de Mazatenango, que es una de las comunas donde hay un alto índice de corrupción. Es un poco difícil hablar de este tema y sacarlo a luz por lo que ha surgido últimamente con nosotros. En el caso de San Lorenzo, pues es una malversación de fondos de aproximadamente Q2.5 millones de obras que aparentemente el alcalde las había ejecutado. Sin embargo, estas obras no existen. La misma institución que fiscaliza esas obras, en su informe señala que las obras son inexistentes y que hay un faltante aún mayor, no de Q2.5 millones, sino de Q5 millones.
Al hacer la publicación de actos de corrupción que hay en esa municipalidad empiezan a surgir las amenazas, las intimidaciones. Nosotros, con el fin de darle seguimiento, vamos al lugar y envía el alcalde a un grupo de sus trabajadores que nos toman fotografías, nos toman videos, para saber quiénes somos los que estamos allí. Lo tomamos en ese momento como un amedrentamiento, intimidándonos a nosotros, haciéndonos sentir: bueno, ya los conocimos, ya sabemos quiénes son los que están haciendo público esto y mejor retírense.
Sin embargo, después que sale la publicación, el alcalde tiene que presentarse al Juzgado para dar un informe sobre todo eso porque ya existe una demanda en el Ministerio Público de parte de los comunitarios. El Juzgado empieza a seguir el caso y, de igual manera, ahí nos intimidan y nos amenazan verbalmente.
A raíz de eso, en una reunión de los Consejos Departamentales de Desarrollo me sorprende mucho, porque sabiendo yo que no tengo ningún problema personal con los funcionarios voy y saludo a todos. Me toca saludar a este alcalde y le digo: “Mucho gusto, buenos días”. Al momento que lo saludo me da un apretón de manos y a la vez me señala que él está en el poder y que tiene toda la facilidad para actuar en mi contra.
En ese momento percibo una amenaza directa y voy al Ministerio Público a presentar la denuncia. Dos días después que presento la denuncia, él va y hace otra, acusándome de difamación y chantaje, cuando era todo lo contrario. Simplemente la que yo presenté causó esa reacción de él, por las amenazas que ya había vertido en mi contra.
El crimen organizado
La fecha exacta en la que vinieron las pandillas acá a Guatemala no te la sabría decir.
El ciudadano vive atemorizado de todas esas situaciones que día con día se ven, se viven, se observan, se pueden palpar en las escenas del crimen porque asisten a esos lugares a observar quién fue el que murió.
Hay pandillas que han formado grupos de sicariato, de extorsionistas; hay violadores. Conforme los años han ido pasando, las pandillas han ido creciendo y se han ido empoderando,por la poca justicia que se aplica en el país a un criminal.
Asaltan un banco y capturan a las personas que supuestamente son responsables. Al siguiente día, al no tener los suficientes medios de prueba, los jueces los dejan libres. Pero si viene alguien, se roba un pan, una gallina, porque no tiene alimento en su casa, a esa persona se le aplica todo el peso de la ley. Sin embargo, aquel que asesina, que roba, que asalta, está libre, está impune. Aquellas personas que delinquen porque tienen hambre van a la cárcel.
Estos grupos tienen poder económico, la facilidad de poder infiltrarse en el Gobierno, en los grupos políticos. Eso hace que la justicia sea débil en el país, que no se aplique, porque existen estos grupos ocupando un espacio en la vida pública.
La misma Policía está involucrada, encubriendo a aquellas personas que cometen esos delitos. Te cito un ejemplo. Recientemente capturan a una persona por portar un arma ilegal. No cargaba los documentos. Era seguridad del juez de Tránsito de la ciudad. El juez de Tránsito se presenta a la Policía y le dice: “Mire yo tengo la tenencia del arma, solo que los documentos los tengo en la casa. Si usted me permite ir a traerlos solucionamos este problema. El arma tiene papeles, él me anda cuidando a mí”, y empieza a decir un sinfín de cosas. En el momento en que él le dice a la Policía que quiere resolver el problema con su arma, le dicen que no lo va a resolver aquí, que el problema lo va a resolver de otra forma. “Consígase tanto dinero y entonces dejamos libre al muchacho”. ¡La misma Policía también delinque!
Hay mucha desconfianza. No confía la gente en la Policía. No hay protección. No tienen un plan de seguridad diseñado. Ocurre un asesinato en un lugar y llegan hasta 15 o 20 agentes de la Policía a la escena del crimen, cuando deberían cerrar las salidas para poder dar con el responsable. Sin embargo, todos llegan cuando la persona ya ha fallecido. Eso da la impresión que prefieren estar ahí que ir a buscar a los delincuentes. No hay seguridad para la población.
Muerte de médico
—De la muerte— de Carlos Alvarado, médico director del centro de Salud de Mazatenango, hay varias hipótesis. Una es que mandaba personal a los centros nocturnos, a supervisarlos, a verificar si la papelería estaba en orden, a cobrarles algunos impuestos que era necesario cancelarlos. Pero empleados de ese centro de Salud han dado a conocer que había un problema interno entre las mismas autoridades. Habían discusiones por algunos cargos a ocupar. Él estaba movilizando gente, destituyendo. Su puesto estaba siendo pedido, no querían que siguiera ahí, estaban solicitando el cambio inmediato de él. El caso lo mantienen muy censurado, no quieren hablar de eso. Otra hipótesis es que pudo haber sido un crimen pasional.
¿Cashan? Lo conozco. Recuerdo que fue en una clínica médica o dental, en la quinta avenida, cuando dos individuos llegaron, sostuvieron una plática con él —Julio Rodrigo Anleu Martínez, ultimado el 21 de diciembre de 2012—. Minutos después que estuvieron conversando se escucharon los disparos. Fue otro caso que quedó en la impunidad.
En Guatemala es algo normal. Encuentras cuerpos atados de pies y manos, con torniquetes; los encuentras decapitados, con la boca tapada, colgando de algún puente, de algún árbol. En Mazatenango ocurren también este tipo de cosas. Cuando ocurren ese tipo de escenas las autoridades manejan la versión que pudo haber sido un suicidio. Sin embargo, no es así.