El juez de turno, Juan José Lemus Chacón determinó la falta de mérito al señalar que no existe un indicio de culpabilidad o responsabilidad penal para que Díaz Loza enfrente un proceso penal, por lo que recuperó su libertad a 1 de la madrugada de este jueves.
Padre defiende a su hijo
El padre de la víctima, al salir en defensa de su hijo, ultimó a los dos robacarros. El hecho ocurrió ayer al mediodía, frente a una sastrería, en la 8a. avenida, Kaminal Juyú 2, zona 7.
Carlos Loza, padre del propietario del automotor, al observar la acción delictiva, sacó su revólver para evitar que dañaran a su hijo; sin embargo, los asaltantes ya le habían disparado.
La balacera continuó, y en el lugar cayó abatido Jhonatan Hernández Pérez, 23, quien fue identificado por su padre. Él aseguró que su hijo se dedicaba a la mecánica y que vivía solo en un apartamento.
A pocos metros también quedó el cuerpo del otro presunto asaltante, quien fue identificado por fiscales del Ministerio Público (MP) como Dali Velásquez Pío, 28.
Dolor
En un abrir y cerrar de ojos, el llanto y los gritos de una mujer que vestía una blusa fucsia y pantalón café se escucharon. Desconsolada se lanzó para abrazar el cadáver de Díaz, quien solo dejaba mostrar sus calcetines negros y la mitad del pantalón gris oscuro. Un nailon celeste cubría su cuerpo.
La mujer, en su desconsuelo, indicó a los socorristas que era la madre del joven. Mientras su esposo, quien actuó en defensa de su hijo, se encontraba en el vehículo, asustado por el hecho, con el rostro manchado de sangre.
Detrás de un portón, cerca de donde ocurrió el hecho, un vecino se acercó a un familiar de Díaz y le entregó una rosa blanca, como símbolo de resignación. La rosa fue colocada en la mano del joven fallecido.
A los pocos minutos, frente al arriate donde quedó el cuerpo del otro presunto delincuente, tres mujeres, entre ellas la madre, gritaba: “¿Qué le hicieron a mi hijo? ¿Quién me lo quitó? ¡Él era un patojo responsable y trabajador!”.
Las escenas de dolor se presentaron también al momento en que un familiar identificó el cuerpo del otro supuesto asaltante.
“Él era mecánico, vivía solo, no se metía con nadie”, declaró a los agentes de la Policía mientras se quitaba los lentes negros para secar las lágrimas de su rostro.