El Tribunal Décimo de Sentencia estimó que Recancoj Chum debe entregar Q20 mil a su hijo, como reparación digna, y Rivera Valdez, Q30 mil.
El fallo es parte de la sentencia condenatoria que en su contra se emitió el pasado 14 de noviembre, cuando fueron declarados responsables de parricidio, homicidio y maltrato contra personas menores de edad.
Los jueces determinaron que ambos debían responder por los daños que sufrió el menor, por el maltrato que se ejerció en su contra, como trabajos forzados, castigos crueles y desnutrición.
Además, se estableció que el menor permanecerá con su hermana mayor, quien lo cuidará.
La pareja procreó tres hijos, quienes quedarán al resguardo de la Procuraduría General de la Nación (PGN), mientras cumplen las condenas de prisión que fueron impuestas en su contra, de 30 años con ocho meses contra Recancoj Chum, por parricidio y maltrato contra personas menores de edad, y 40 años con ocho meses para Rivera Valdez, por homicidio y maltrato contra personas menores de edad.
Los hechos
La víctima era hijo de Recancoj Chum e hijastro de Rivera Valdez, y en el 2009, junto a su hermano Bryan Josué Pérez Recancoj, fueron recuperados por la pareja, quienes habían decidido formalizar su relación sentimental y convivir. Ambos menores sufrieron maltrato infantil hasta el 2011.
El 24 de octubre de ese año, murió Pérez Recancoj, a causa de desnutrición aguda. La necropsia efectuada por médicos del Instituto Nacional de Ciencias Forenses refirió que también tenía indicios de violencia, pues detectó que dos costillas estaban fracturadas.
Niño declara
El menor que sobrevivió fue llamado a declarar en el juicio en contra de su mamá y padrastro y explicó que tenía 14 años cuando su hermano murió. Aseguró que los maltratos eran por cualquier cosa, y dijo que si alguno de los dos se orinaba en la cama era introducido a un tonel con agua, o en un costal, o lo dejaban desnudo en el patio.
También indicó que su padrastro se dedicaba a recolectar leña para cocinar y vender y que los obligaba a acompañarlo y ayudarle a cargar la madera, y que siempre llevaban la misma cantidad que Rivera Valdez. Afirmó que su mamá tenía una tortillería en la casa, que además vendía bananos, y que si alguno de los dos agarraba algo, les pegaba.
El menor aseguró en su testimonio que cuando su mamá y su padrastro iban a la iglesia lo llevaban a él y sus otros tres hermanos —procreados por la pareja—, y que a Pérez Recancoj lo dejaban en su casa, cuya puerta quedaba cerrada con candado.
La víctima mortal pedía comida a vecinos, quienes la introducían en bolsas plásticas por debajo de la puerta de la vivienda.